El trigo verde es la distancia feliz del pájaro que se posa, rasante, bajo la tarde saciada de luminoso color. Ni eterno ni temporal. Porque el tiempo aquí es un viático pasaje de ave que parece haberse fijado como meta un revivir tras la estación de la ternura. El camino lleva a él, al trigal verde que se encuentra intacto y elegido como un irreflexivo trascender en la distancia. Una hora que se ha acelerado, muy loca ella, en lo que es un vivir después de mi. Cuando ha quedado atrás la frontera del trigo verde y mi aventura es una alta cima llena de luz con frutos... esto es la rebelión tan querida, tan ascendente tras el rostro bañándose en el círculo del día.

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