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Historia de El Cantar de Los Frijoles

Cuentan los más viejos lugareños de la vasta y ancha comarca La Legumbrosa que allá por los inicios del siglo XVII (en 1613 se atreven a citar los más memoriosos), sucedió un trágico acontecimiento que ha perdurado en la memoria de las gentes a través de los tiempos.

Sucedió que en la ya legendaria Legumbrosa gobernaba por aquel entonces un marqués terrateniente conocido como El Marqués de La Fabada quien, para encubrir un poco su despótico gobierno, de vez en cuando celebraba en su castillo populares concursos. Y en aquel ya citado año 1613 se le ocurrió organizar una competición abierta para todos los osados y valientes hombres y mujeres comilones de frijoles (el producto más conocido y famoso de toda La Legumbrosa) en su grandioso castillo levantado (que todo hay que decirlo) por el esfuerzo comunitario de los empobrecidos vasallos del marqués de marras.

El lema del concurso abierto a todos era "El que más frijoles coma será el ganador". Este lema u slogan fue hecho público, a través de heraldos y voceros, por todas las heredades del Marqués de La Fabada y villas y pueblos adyacentes; así que llegó a tener una enorme popularidad y atractivo sugerente para las gentes de la región. Por pueblos, villas y aldeas se corría la voz: "!El que más frijoles coma será el ganadador!", "!El que más frijoles coma será el ganador!", "!El que más frijoles coma será el ganador"! se repetía de plaza en plaza por todos. Y el reclamo se extendió por toda La Legumbrosa y otras regiones colindantes.

Llegado el día del Gran Concurso de los Frijoles se habían aventurado a participar en el reto hasta un total de cinco famosos comedores de frijoles. Y la expectación fue tan grande que hasta un total de 28.000 personas se reunieron para ser espectadores directos de aquel combate.

Comenzó el Concurso dándose lectura a las dos únicas bases reguladoras del mismo: que había que comer uno tras otros tantos platos soperos repletos de frijoles como pudiese deglutir cada comilón y que podrían ser acompañados de grandes vasos de vino tinto. La larga mesa donde se sentaban los cinco tragaldabas (cuatros varones y una mujer) estaba llena de ollas de frijoles con cinco flamantes platos soperos (uno para cada concursante) y un número elevado de botellones de vino tinto. Entre dos astas de ciervo, colocada detrás de los comensales, se encontraba una pancarta de tela blanca con letras rojas que decía: "El que más frijoles coma será el ganador".

La competición se inició con grandes bríos por parte de los cinco contendientes. Los platos iban engulléndose a un ritmo febril así como los vasos de vino tinto. Todos sonreían y el público aplaudía. Fue al llegar al plato número 14 cuando Paco Poroto (el más fornido y formidable leñador de la comarca) lanzó un profundo eructo y cayó de bruces sobre la mesa mientras vomitaba...

Ya en el plato siguiente, el número 15, fue la Señorita Alubia La Rubia (que era una descomunal mujer que se dedicaba a ganar a todos los rivales varones en el arte de levantar piedras) la que dio un bufido, su cara empalideció y cayó hacia atrás en tierra mientras se acompañaba de una larga sinfonía de pedorretas.

Los tres competidores restantes iban vaciando consecuentemente plato tras plato y copa tras copa... hasta que al llegar al plato número 20 Pedrín Habichuela (el mocetón más recio y más guapo de la comarca que tenían encandilada a todas las señoritas en edad de casorio) se levantó de la mesa, se agarró el vientre y corrió raudo y veloz hacia el cercano bosque para, detrás de unas matas, bajarse los pantalones y hacer sus urgentes necesidades. Todas las damas se llevaron la más grande decepción por la caída del héroe popular, el bravo Pedrín Habichuela que era líder de los a veces repentinos levantamientos populares contra la tiranía del marqués. Cayó como agua fría la derrota del héroe popular.

Pero la contienda había adquirido tintes tan extraordinarios que, a pesar de los olores que llegaban desde los cercanos matorrales, nadie se marchó del lugar y todos concentraron su vista en las portentosas capacidades de comer frijoles que mantenían en combate al mismísimo Marqués de La Fabada (123 kilos de peso) contra el Cura Judión (140 kilos de gordura), precisamente los dos más altos tiranos de la comarca y los más odiados por los pobres: el Marqués por las enormes ganancias dinerarias que obtenía con los férreos impuestos que ponía a sus vasallos y el Cura por la también grande cantidad de dinero que acumulaba sacando penitencias y pidiendo sin parar además de las comilonas gratuitas por cada confesión que recibía bajo pena de excomunión.

Estaban ya en el plato número 24 cuando el Cura Judión se levantó pesadamente de la mesa con todo su volumen barriguero enorme al descubierto (pues se le había reventado la sotana), su cara se puso de color granate, tomó un enorme vaso de vino tinto y haciendo una ligera genuflexión hacia adelante... !!!pum!!!... explosionó convulsamente.

Tan grande fue el ruido del estallido del Cura Judión que fue escuchado a muchos kilómetros a la redonda y muchos ciudadanos de aldeas, pueblos y ciudades más o menos cercanas al Castillo del Marqués de La Fabada, acudieron de inmediato a saber qué había sucedido allí. Al llegar al lugar del Concurso vieron horrorizados cómo la explosión había derrumbado por completo todo el sólido castillo y todos los allí presentes (concursantes y espectadores yacían por los suelos muertos, sin vida, destrozados...

Bueno, a decir verdad, no murieron todos sino que hubo un sobreviviente que era nada más y nada menos que Pedrín Habichuela quien se había alejado a los matorrales pero que de resultas de la onda expansiva quedó tullido de la pierna derecha y medio sordo.

Debido a que Pedrín Habichuela ya no podía trabajar por estar tullido y medio sordo, para ganarse la vida tuvo la ocurrencia de meterse a trovador e ir de aldea en aldea, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad y de país en pais, cantando (acompañado de guitarra) un "cantar de ciegos" que había escrito de la experiencia de aquel memorable Concurso "El que coma más frijoles será el ganador" que fue repetido oralmente de generación en generación siglo tras siglo por los trovadores siguientes.

El hecho es que aquel "cantar de ciegos" es hoy tan famoso que está recogido en la literatura española con el nombre de El Cantar de los Frijoles, en la literatura francesa se llama "La Chanson du Préte Judión" y en inglés se conoce como "The Romance of the Marquess of the Fabada".

Diesel04 de marzo de 2009

8 Comentarios

  • Flow

    Hay momentos un poco sucios jaja xD pero la idea es bastante ingeniosa
    ^^ esta bueno

    04/03/09 07:03

  • Voltereta

    Un texto lleno de imaginaci?n sonidos guturales y malos olores, pero un gran texto sin duda.

    Tienes un voto de mi parte.

    Un abrazo amigo.

    04/03/09 07:03

  • Unsilencioquenocalla

    Bastante elaborado y muy bueno...

    04/03/09 07:03

  • Mejorana

    Menuda historia que has montado Diesel.
    Marchando un voto para Diesel.

    04/03/09 08:03

  • Nemo

    Que historia nos cuentas, amigo!...
    Imaginaci?n y mucho recurso!!
    Saludos, Diesel!!
    Mi voto aqui esta!

    04/03/09 09:03

  • Dama

    Magn?fico relato, muy bueno.
    Y como es de esperar un voto de mi parte lo tienes ganado.

    Un abrazote, Diesel.

    04/03/09 09:03

  • Danae

    Vaya imaginaci?n! Y bien ambientada, aunque te ha faltado el ambientador, que buen uso se le dar?a tras tanta explosi?n de frijoler?a, jajaja. Un abrazo y mi voto, que bien ganados est?n ...

    06/03/09 11:03

  • Carontex

    Ja, muy bueno , ese recreaci?n de castellano antiguo , edad dorada espa?ola llena de ventosidades varias , un voto ya , buenisimo relato.
    En verdad que no te alejas demasiado de lo que fue en realidad ? agua va ! decian antes de tirara los detritus a la calle .

    Contrastes y critica .

    10/03/09 05:03

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