Todos sabemos que los dioses no juegan al fútbol... pero se lo pasan a lo grande viendo jugar a los humanos vestidos con camisolas de vivos colores y con pantalonetas cortas, dándole patadas a un balón de cuero y corriendo tras él con el afán de meterlo entre tres palos (uno horizontal y dos verticales) que llaman arco o portería, con la noble intención de que el balón entre en ese espacio y de un beso a las redes mientras todos los aficionados gritan a pleno pulmón esa verdad absoluta que se llama !goooooooool!....

Los dioses contemplan en silencio todos los partidos de fútbol y sólo la diosa Fortuna, siempre díscola, desobediente, rebelde, caprichosa y libertina no hace caso a ese silencio e interviene directamente en muchas ocasiones (cuando su capricho lo desea). Ni el propio Júpiter (dios de dioses) puede sujetar a la diosa Fortuna y, es más, todos sabemos que Júpiter es un libertino totalmente neurótico y nervioso. Él es el único dios (mal ejemplo para los demás) que se muerde continuamente las uñas cuando contempla un partido de fútbol entre humanos y también, cuando la neurosis le ataca entra en cólera y de vez en cuando, sólo de vez en cuando, mete de lleno su cuchara en la sopa del fútbol para determinar un resultado final. A todo esto Dios, el Gran Dios Verdadero, sólo sonríe... y lo único que hace es detener por unas horas el movimiento de la Tierra alrededor de su eje para que los campos deportivos (los estadios y canchas de fútbol) permanezcan quietos y puedan los futbolistas jugar su deporte sin tener que marearse. Para ello Dios manda y obliga al titán Atlas que sujete la Tierra firmemente entre sus brazos.

Los verdaderos jueces del fútbol son unos señores vestidos también con camisola y pantaloneta corta que son quienes dirigen los partidos y se les llama árbitros, referís o simplemente jueces. Son ellos lo que aciertan o se equivocan en sus decisiones.

El caso es que de las diversas Zonas Clasifiactorias que existen para acudir al Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, por decisión de los señores de la FIFA, la Zona Sudamericana resulta la más dura, la más difícil y, a la vez, la más interesante y de mayor interés. Porque en ella participan los 10 equipos sudamericanos que juegan todos contra todos a partidos de ida y vuelta... y existen muchos equipos potentes en dicha Zona Sudamericana con lo que las eliminatorias son interesantísimas a la vez que difíciles.

En las demás Zonas se emplean otros métodos de clasificación mucho más fáciles para las grandes potencias del fútbol, Pongamos por ejemplo Europa. Europa se divide en un alto número de grupos y se designan cabezas de serie a las grandes potencias futbolísticas (entre ellas reconozco que está mi querida y amada España que es actual campeona de Europa y en la última clasificación mundial de la FIFA ocupa el número uno del mundo). ¿Qué sucede con este sistema?. Que cada grupo de 5 o 6 países tienen un cabeza de serie (Gran Potencia) y el resto son equipos muy débiles y flojos en los futbolístico (pongamos por ejemplo los casos de Liechstenstein, Andorra, Bosnia, Armenia... etcétera). Con esto, salvo momumentales sorpresas que suceden de muy tarde en tarde todas las Grandes Potencias Europeas son favorecidas y tienen prácticamente muy fácil, facilísimo, estar en todos los Mundiales (Lo cortés no quita lo valiente y yo, que soy español, afirmo públicamente que una de las Selecciones favorecidas con este sistema es mi querida y amada España).

Bueno, hasta aquí este artículo deportivo, a continuación (y que me perdonen los que no les gusta el fútbol) voy a enviaros las crónicas literarias de los 5 partidos que se jugaron ayer en la Zona Sudamericana y un análisis final de cómo se encuentran las clasificaciones de Sudamérica, de la Concacaf y del grupo europeo donde juega España).

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