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Lo único que Existe es Lo que Tú Crees que Existe (por Jaime Fernández Garrido y Diesel)

Muchas personas tuvieron relativa amistad con Marilyn Monroe. Sí. Solamente relativa amistad que es lo mismo que decir falsa amistad puesto que la amistad verdadera sólo puede ser absoluta.

Volvamos con Marylin. Incluso algunos llegaron a estar con ella en su propia casa (y en su propia cama podemos añadir). Lo que se descubrió un día, un día cualquiera cuya fecha no tiene importancia, es que ella tenía anotado en su teléfono un número falso. Bueno, en vez de decir falso, amigo Jaime, digamos erróneo (para ser más exactos)... para que nadie supiese su número real (altamente secreto), aunque estuviesen en su misma casa.

Los que véían el número (o la serie de números de los que se componen las cifras de un teléfono que es más correcto que decir un número) y lo anotaban sin que ella lo supiera para más tarde llamarla, !se encontraban la desagradable sorpresa de estar hablando con el depósito mortuorio de la ciudad!. En ese depósito muchos cayeron por querer comer la miel ajena (que ya dice el refrán español: "la miel no está hecha para la boca del asno"). La verdad es que era una manera muy original de quitarse de encima a los desagadables moscos, pesados y/o envidiosos.

La envidia es una cualidad que muy pocos admiten inconscientemente tener como compañera. Bueno, incoscientemente sólo algunos, porque la mayoría de ellos sí tienen conciencia de lo que hacen y de que tienen envidia. !Claro que la mayoría de los envidiosos son conscientes de ello!.

La verdad es que es una de las sensaciones que más pueden destruir a alguien inocente, porque el envidioso es de tal manera que, como dice el refrán, no se indigesta con lo que come (que es mucho), sino con lo que ve comer (anque sea poco). En España hay también otro dicho popular similar: "Algunos ni comen ni dejan comer". Cualquier cosa que la persona envidiada hace, tiene o recibe pasa a ser un motivo de frustración y de complejo de inferioridad para el que lo ve (no todos sino algunos para dejar claro el asunto), hasta tal punt0 que su vida puede legar a convertirse en un pequeño infierno aquí en la Tierra.

Si no tienes cuidado (y nos referimos a los que sufren de envidia) , la envidia puede llegar a destruirte a ti y destruir a los demás que están cerca de ti. Y en cierto modo, no importa si envidias a un amigo o a un enemigo (yo añado también a un neutral). Los celos son tan crueles,,, !pero tan crueles!.... que te enseñan lo que no existe y te hacen ver lo que nunca ha ocurrido u ocurre. Es como si dejaras de vivir, como si fueras un zombi viviente, como si la Muerte fuese tu meta... porque todo lo bueno que puedas encontrar, está oculto completamente bajo las sombras de la envidia. Por supuesto que la envidia se esconde en las sombras de tu propia persona (seguimos refiriéndonos sólo a los celosos). Incluso todo lo que la otra persona puede hacer por ti desparece ante la brillante amargura y decepción y tormento... de tus propios pensamientos. ¿Y de los sentimientos?. ¿Qué decir de los sentimientos de los celosos?. !Qué fuerte! (como dice actualmente la juventud en España).

Lo único que existe, celosos, es lo que tú cres que existe; meojr dicho, lo que tu envidia te dicta que existe o lo que los murmuradores y murmuradoras te dicen que existe. !Qué decir de la murmuración!. !Qué fuerte! (como dice la juventud en España, repito).

Porque el envidioso se vuelve esclavo de sus propios pensamientos, sentimientos y razonamientos. Vive sin vivir e intenta que los demás no vivan. Es capaz de abandonarlo todo para desdicarse a destruir al otro o a los otros y a las otras. No encuentra mayor satisfacción que el mal ajeno... porque adoran al Mal Absoluto. Nada te satisface, envidioso, y nada te hace feliz. Ni siquiera la destrucción del otro o de los otros y las otras. Spbre todo cuando no consigues destruirlos sino hacerlos, involuntariamente por tu parte, más felices.

No merece la pena empezar el proceso... ¿para qué perder nuestro tiempo en dicho proceso?.... No es de personas inteligentes envidiar a nadie. Sólo empezamos a tener paz cuando aprendemos a admirar a otros. Esto es relativo. Solo empezamos a tener paz cuando admiramos a otros que hacen el Bien es más correcto escribir.

No tengas dudas. El envidioso siempre muere. Los que quedan en los corazones de las personas son los admirados y admiradas que viven dentro del Bien.


Diesel01 de septiembre de 2009

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