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Cuento Sin Maldad Sobre Los Reales Peligros de la Bondad

(Versión animada en: https://bit.ly/353oo9G)

Érase una vez un rey que empezó a gobernar en el reino donde se fabricaban los cuentos. El país se había vuelto rico y próspero. Las factorías reales, echaban humo a troche y moche por el día y por la noche, elaborando historias de todos los colores, formas y tamaños que eran adquiridas con entusiasmo en franquicias y tiendas especializadas de los más lejanos lugares. Además, magnates sibaritas de todo el orbe gastaban ingentes fortunas encargando historias a medida que ensalzasen sus verdaderos o ficticios logros.
Sin embargo el nuevo rey no era feliz. Había recibido una exquisita y esmerada educación de grave contenido ético y palabras como honestidad, rectitud o justicia no eran etiquetas de quita y pon en su laureada cabeza. Le asaltaban reales dudas.


Vamos a ver -pensaba, cosa que era capaz de hacer sin la presencia del Ayuda de cámara- si los cuentos nos hablan de buenos y malos, de cómo los malos le hacen putadas a los buenos y de cómo al final triunfa la bondad, ¿no sería lógico que yo, rey justo y virtuoso, proceda a exterminar a los malos para facilitarle la vida a los buenos? Ahora bien, si hago eso ¿no peligraría el negocio de los cuentos que tantos dividendos proporciona al reino y que ha hecho que el populacho me considere todavía más justo, más grande y más noble de lo que realmente soy? Creo que debo pedir consejo a mi Consejo Real.

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Majestad, si a Vuestra Excelencia le place acabar con los malvados, habrá que acabar con los malvados.
¿Y no se resentirá nuestro negocio? En justicia no podemos fabricar cuentos con personajes maliciosos si nosotros hemos suprimido la maldad. Sería un engaño para los compradores- respondió el rey.
Como gustéis mejor, Majestad.
Lo que me gustaría es que tuvierais opinión propia y no me dijerais sí a todo, carajo.

Como no podía ser de otra manera, prevaleció en el rey el sentido de la justicia y decretó el exterminio de todo bicho malo. En pocos días aquel tranquilo y próspero reino se convirtió en un lugar más siniestro que el cubil sangriento del ogro en plena temporada de caza. Hubo batidas tremebundas que acabaron con los lobos provocando un crecimiento nunca visto de la población de ovejas, cerditos y niñas con caperuza. Se les hizo lobotomías a los zorros para que no fueran tan astutos, lo que originó que quedaran a merced de las vengativas gallinas. Se prohibieron las madrastras por Real Orden lo que originó un aumento considerable de niños huérfanos. Se creó el Centro para la Rehabilitación de Príncipes Azules provocando que estos prefirieran seguir siendo sapos. Se quemaron en fastuosas hogueras, ya que habían huido en sus escobas, a las efigies de todas las brujas que sin poseer o renovar el carnet oficial para ejercer las artes mágicas, se dedicaran a comer a niños gorditos. Fueron envenenados varios miles de gatos negros y como resultado los ratones se comieron la cosecha de los graneros.
Era espantoso, cruel, una locura y las buenas gentes se echaban la mano izquierda a la cabeza mientras se rasgaban las vestiduras con la derecha.
Finalmente el rey justo se dio cuenta de que algo fallaba. Supo que sus súbditos empezaban a odiarle cuando surgieron los primeros tumultos y aparecieron en las calles pasquines con el dibujo de su silueta cubierta con una diana. Eso no fue todo, la Hacienda Real sufrió un grave quebranto cuando las manufacturas cuentiles, despojadas de malicia, se acumularon en los almacenes por falta de demanda. No entendía lo que pasaba y decidió consultar a un famoso sabio desnudo que vivía en un apartamento-tonel debajo mismo del balcón de su palacio.


¿Qué esperabas, rey? - le contestó el sabio después de aplastar cuatro pulgas que se habían enseñoreado de su sobaco- Te has cargado a un montón de seres inocentes que llevaban la etiqueta de malos por tradición familiar. Ahora ya no hay malos, ni símbolos, ni tan siquiera metáforas de la maldad. Si no existe la maldad ¿tiene algún sentido la virtud? Y si la virtud tiene aún sentido deberíais empezar por ti mismo: en los cuentos se castiga a los reyes que hacen desgraciados a sus súbditos.

El rey asintió mientras una majestuosa lágrima se derramaba por sus reales mejillas. Por fin había comprendido la lección. Tenía que asumir su filosofía hasta el final. No tenía otra opción.

Sabio desnudo, has demostrado ser más justo y tener mayor sentido ético que yo, por eso es de ley que lleves mi corona. Tú dirigirás el reino y yo esconderé mi vergüenza en tu apartamento-tonel.
Quite de ahí, Majestad, yo no quiero esos honores.
Es lo correcto y lo correcto debe prevalecer sobre cualquier otra consideración. Si no lo aceptas serás ejecutado por atentar contra la Justicia Real.

El sabio dijo que sí porque a pesar de su cinismo amaba su escueto pellejo. Al hacerlo se convirtió en el primero de una fecunda dinastía que ha gobernado hasta nuestros días : la de los Reyes Desnudos.


Ya está. Este cuento se ha acabado. No me queda más que soltar vuestro esperado: colorín, colorado.


Doctorkrapp27 de diciembre de 2019

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