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Aprendo a Enseñar

Como quien no lo espera me llegó la vista de la lección recibida hace muchas noches. "Jamás me digas adiós".
Porque despedirse de un ser querido es un sentimiento sufrido que duele en el corazón. Y el vernos nuevamente rompe lo que promete una sabia palabra que no tiene perdón. El hablarnos algún día siguiente no calma lo que se siente en esa ocasión.

Yo ya nunca volví a decir adiós. Sólo una vez y no recibo la salvación. Sólo una vez que entre lágrimas fue dicha la maldita palabra que nos separó.
Yo ya nunca volví a decir adiós. Y es hoy cuando entiendo el tormento que sentiste cuando mi boca lo pronunció.

"Jamás me digas adiós, por favor". Qué ironía la que me trae la vida ante mi situación. Ahora tus palabras por mí son usadas y repiten las mías sin consideración.
Qué tenebroso es recibir un adiós. Qué desastroso es enseñar tu lección. A oídos sordos pido palabras que no comprometan a mi corazón.

Ya no espero que vuelvas a mostrarme lo aprendido ni lo que olvido ni que me mires con atención. Ya no espero la batalla ni la mañana pues fue un martirio despedirnos sin conclusión. Ya nunca volví a decir adiós. Demasiado tarde comprendí la lección. Y el destino ahora me dijo que debo enseñarla sin apelación. Pero le temo a lo vivído y a que su sentido no recuerde mi voz. Temo que al tercer canto repita lo cometido la noche anterior.

"Jamás me digas adiós". Fue lo que dijo un sentido corazón partido que esperaba calor de quien le dijo adiós.
"Jamás me digas adiós". Es lo que ahora pido a tu corazón sombrío para que no me olvides ni en la imaginación.
Eclipsegael30 de noviembre de 2010

1 Comentarios

  • Norah

    Temo que al tercer canto repita lo cometido la noche anterior, pues de mareas , palabras, juramentos falsos que vienen y van se trata la vida.Cariños.

    01/12/10 02:12

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