Espaldas rotas con mochilas llenas de piedras. Mentes frágiles recibiendo el empujón final al abismo. La desesperación nadando hacia el fondo de una botella. El perro callejero que gime apaleado. La puta que conoce la crueldad brillante de la navaja de su chulo. Somos un sólo cuerpo devorado por el cáncer. Una sola mente lobotomizada a diario. El cerdo planetario que se desangra para disfrute ajeno. La colegiala estúpida en el vestuario del equipo de fútbol. Somos el patético clamor de una especie divina con la moral de una hiena. El chivo expiatorio de la avaricia. La excusa del error de otros. El hermano mayor al que siempre le caen las culpas. La mujer maltratada que es apalizada por el único pecado de respirar, de existir, de intentar tener voz propia. Por cada paseo espacial, por cada hombre "hecho a sí mismo", por cada mujer emprendedora del siglo XXI hay mil niños que vomitan sus pulmones en una mina, mil mujeres que conocen la brutalidad alcoholizada encarnada en una bestia que una vez amaron, mil ojos llorosos ante una carta de despido, millones de dientes que rechinan de rabia y frustración, millones de puños apretados de impotencia. ¿Y mientras tanto qué es lo que hacemos? ¿Ardemos y nos llevamos con nosotros todo a nuestro paso? ¿Forzamos un cambio que hasta el mismísimo planeta nos implora? ¿Colgamos a tiranos, especuladores, chorizos y farsantes? No, soñamos con ser Belén Esteban, nos empapuzamos de populismo catódico. Leemos los libros de la hiena. Creemos sus historias de superación. Nos mediocrizamos aplaudiendo sus excrecencias culturales. Alabamos los barrotes bañados en oro que nos ha construido. Discutimos acaloradamente la pornografía barata en que ha devenido su circo político, siempre que pueda admirarse en la nitidez de una pantalla de plasma, una nitidez que esconde la opacidad con que se nos muestra el mundo, empezando por el nuestro personal.

La rueda sigue girando hermanos, como ha girado durante milenios. En nuestras manos está romper su eje o caer agotados y ser sustituidos por otras cobayas. Otras bestias de tiro que no serán otros que nuestros hijos.

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2 Comentarios

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  Lau928

  Realmente me parece muy muy bueno lo que escribes, me alegra haberte descubierto hoy. De un realismo impactante, y muy real, por otro lado sin rozar lo desagradable, aunque podrías, me gusta mucho.

  09/09/10 08:09

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  Ecosderlyeh

  Muchísimas gracias! Si, hay temas en los que sobra ser desagradable, básicamente porque la realidad ya se ocupa de serlo por sí misma. Un saludo y gracias de nuevo por leerme!

  09/09/10 12:09