Me inspiraba escuchar su voz, por ese entonces escribía a todas horas. Le quise tanto y ahora no está. Su risa hace eco en mi cabeza. Me hayo recordando días pasados, cuando me dabas la mano sin preocuparte por nada más. ¿Dónde estás ahora, pequeño pájaro? Reclamó la libertad que ya poseía, qué ambicioso era. Te esperaré, pues, en nuestro nido de amor, donde tejí sentimientos que jamás creí sentir. Quizás todo lo que es perfecto es mentira. Sólo sé que hubiese podido pasar el resto de mi vida mirándote a los ojos, de ese color azul cielo, tan inmensurables que me llegué a perder en ellos. Pero el pequeño pájaro quiso volar, dejándome débil y herida. ¿Acaso merezco un final tan cruel? Pagando, estoy, un precio por amar. Mas no importa, conocí el amor, y no todo el mundo de eso puede hablar.
