TusTextos

Ojos Sostenidos En Clave de Sol

Vacilante la tinta se extendía cubriendo cada poro de la hoja en blanco, esa que había estado esperando por ti para contar una historia que valiera la pena leer. Imitando el recorrido de las lágrimas al caer aquella pluma dibujaba el contorno de tu sonrisa, el sonido de tu voz; un bonito recuerdo bañado en notas sostenidas; claves descifrables únicamente para los expertos en el arte de la nada.

Es cierto que nada hay más hermoso que el reflejo de la incertidumbre en tus pensamientos. Cada pregunta no formulada fue amontonándose al fondo creando así una montaña cada vez mayor. Llegó ese punto final que cualquier lector teme encontrar, el final de las páginas, la no resolución de la historia, el momento en el que la tinta estaba perdida, en el que podía dar significado a tantas cosas… y sin embargo no sabía que forma adoptar. Era consciente de que cada trazo se borraría con la lluvia, consciente de que cada coma y cada acento, usados estratégicamente para dar énfasis y sentido a lo que se estaba contando, no servirían ya para mucho. Fue así como la tinta se encerró en ese pequeño frasco, protegida del mundo exterior, sin tener que dar sentido a nada ni a nadie, pudiendo contemplar el mundo y aprender al mismo tiempo de él.

Aquella mañana la inspiración me abandonó por completo, decidí sacar toda la basura que definía mi pasado y que se proponía describir mi presente. Derramé aquél líquido negro con el que tantas cosas había compartido, dejando que se fundiera con el agua que bañaba las calles; arrastrando las historias de la gente que jamás serían contadas. Paso tras paso las palabras se esfumaban lejos de mí. Calle abajo la tinta recorría su camino acompañada por los viandantes, huyendo de la responsabilidad de mostrar el mundo a través de unos ojos que ya no veían nada. Recorrió la ciudad entera, buscando lo que necesitaba para cobrar forma, olores, sensaciones, personas, historias; tantas que abrumaba el solo hecho de considerarlas como opción. Como en una novela de piratas esquivó los sablazos y las puñaladas traperas que la gente acostumbraba a regalarse mutuamente, observó cómo había cambiado todo, como el género romántico había desaparecido, cómo reinaba lo atroz, el daño, los dramas… Horrorizada consiguió salir de allí, ahora comprendía porqué las letras a las que había dado forma desde hacía dos años tomaban siempre el mismo significado, porqué reflejaban siempre lo mismo, porqué estaban escritas con el propósito de no ver más allá de lo que debía ser visto.

De pronto se detuvo, algo la retenía allí, un sonido especial, un pequeño brillo que se colaba a través de las nubes, solo era un respiro de aire fresco entre todo aquello. Esa historia merecía la pena ser escrita. Se desprendió del agua que comenzaba a diluir sus intenciones y trepó hasta entrar en contacto con la piel de aquel hombre, se abrió paso a través de sus venas, sembrando infinidad de caminos alternativos dirigidos a un final que pudiera verse sin ser destruido. Paso tras paso el mundo parecía cambiar visto ahora a través de sus ojos grises.

Pasaban los días mientras ella se encargaba de su trabajo, recopilando experiencias con aquel hombre, visitó lugares increíbles dignos de ser definidos como algo próximo al paraíso. El tiempo pasaban y cuando hubo suficiente material para crear algo esplendido la tinta le guió hacia el lugar donde se había disuelto con el agua por primera vez, al lugar en el que una vez sacaron la basura de toda una vida para comenzar de nuevo. Los ojos grises se encontraron con los marrones y el líquido volvió a donde había sido dejado, al suelo, para disolverse y no tener la oportunidad de contar otra historia que no fuera esa.

Quizá el destino no estuviera escrito, pero aquél líquido negro conocía unas manos capaces de recobrar la fe para hacerlo.

Elinea17 de diciembre de 2012

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