TusTextos

Elmerson Parte 1 Hoja 2

Hoja 2




(Elmerson)

...Apenas entre al comedor el olor me abrió el apetito y me aclaro un poco las ideas pero, mi recuerdo más cercano fue de verme frente a un espejo en la mañana en lo que es un apartamento en el lado este de la ciudad, el día era sábado, me acuerdo bien pues no tenia que a ir a trabajar, y suelo dejarme mi ropa de oficina cuando es viernes a sí que amanezco el sábado a veces con la corbata puesta de llegar tarde a la casa y solo pienso en tomar una siesta en mi cama, pero el olor de la comida de ese lugar no fue suficiente para que toda mi mente volviese en sí y solo me dedique a conocer a estas personas que amablemente se habían portado conmigo...


(Elmerson y la familia, en el comedor)

- Amigo pida lo que le guste, la salsas están ricas. - Los cuatro ya sentados en una mesa del comedor. Estaba una mesera tomando ya sus órdenes. - Este es un lugar limpio hemos venido aquí ya varias veces.
- Si eso, y la costilla ¡esta! - A completando la frase del caballero decía la señora. - Señor y ¿cómo se llama usted? - La señora me decía interesada. - Hija dile gracias al señor, gracias a él no sucedió una desgracia.
- ¿Por qué mami?, mami arriba de un edificio vi un hombre con una sombrilla, ¿quién era?, no lo viste.
- ¿Con una sombrilla? -Pregunte.
- No haga caso mi hija todo lo que ve pregunta es una niña lista, y curiosa. - Dice el caballero, padre de la niña. Él es de cuerpo esbelto y de tes blanca.
- Doña Laura, ¿que van a ordenar en esta ocasión? - Dice la mesera, con una pequeña libreta en la mano y una sonrisa muy amigable.
- En realidad casi no tengo hambre, ya que esta niña casi nos mata de un susto, este hombre evito que a linda la atropellara un camión, pregúntele que va el a querer por favor.
- Enserio, ¿eso pasó?
- Eh, no yo solo...
- Tita tráele una salsa y una costilla. - Dice el padre de la niña a la mesera. - Estoy seguro que le gustara amigo.
- Am, no, si gracias.
- Que no le dé pena amigo enserio.
- Que más Don Pepe. - Anotando en la libreta decía Tita.



(Elmerson)

...Una sonrisa de admiración, seguido de tocar mi nuca con la mano, fue mi gesto a continuación. Hay algo que te hace sentir la humildad de las personas y empezar a tratarlas con respeto, yo que aun era una persona no muy cabal, solo pude sentir simpatía al no saber que decir por la admiración que me habían hecho sentir esas personas, de hecho mi comportamiento habitual me hizo tocar mi cartera, por prevenir que hubiera que aportar a la cuenta, raro, no la sentía conmigo, pero y es que no me acordaba de como haber salido del departamento que no quise molestarme en interrumpirles, y seguí actuando fuera de ritmo. Lo que recordaba era estar sentado en algo como un cajón allá en la calle, o bien dentro de mi cuarto frente al espejo, en qué lugar pude haber hecho acción tal para perderla, o simplemente no la traje conmigo desde un principio, me preguntaba...



(Callejón lateral de El hotel "El Central")

- Noche de luna llena.
Un hombre con lentes y saco negro formal, habla solo mientras mira el resplandecer de la luna llena, escampándose del agua debajo de un balcón de metal, y una voz desde arriba le dice -, Hasta el mejor cazador se equivoca, pero tú.
- No hay errores en el destino.
La voz que había hablado desde arriba, súbitamente se muestra cuando otro hombre de un brinco, cae enfrente de el primero, trayendo una sombrilla cerrada en la mano. -eso si es raro de ti.
- Todo se hizo limpio como siempre, pero hubo algo en esta ocasión.
- Hable con el licenciado.
- Le dijiste, - dice el primer hombre mirando detenidamente al que bajo. - Dime.
- Siempre hay una primera vez para todo. lo tenía que saber de todas formas.
- Tengo que volver. - Dice el hombre de saco negro, y justo atrás de él, una puerta esta media cerrada, - pero te veré luego -. Entra por la puerta y se va.
- Le dije que lo resolveríamos...
- Así será - alcanzo a decir el que entro.
- No se te olvide, este sigue siendo un trabajo limpio. - Se queda solo el hombre con la sombrilla, y justo cuando la abre, suena su teléfono -, si... Enseguida... - Lo guarda y se dirige hacia la calle -. Interesante, aun que después de todo hay que volver a planearlo, será mejor que no se nos pase nada esta vez. - Hablando con sigo mismo dice cada cosa detenidamente -, un hombre joven, soltero y sin familia ligada en la ciudad, es demasiado fácil, y sin embargo esto -, llega al principio de la calle y final del callejón -, un don nadie -. Saca de su bolso una credencial y la mira fijamente antes de salir del callejón - Elmerson -. Lee el nombre escrito y después se va por la banqueta.



(Elmerson)

...Soy pelirrojo, casi todo el tiempo usaba traje, ¿mi trabajo?, era el de ser comerciante, vendía lo que se me diera a vender, el único detalle es que todo lo hacía por teléfono. Aun sigo pensando que mola usar algo que los clientes nunca iban a darse cuenta. Nuestro jefe inmediato propuso el atuendo, para los días que se hicieran juntas del comité, siempre estar presentable, no es que sea molesto, pero no puedo decir que no es innecesario. En mi trabajo había que estar puntal, era algo que no siempre podía hacer, no tenía más de dos años desde que había llegado a la ciudad, y aun seguía sin carro, siempre viajando en autobús. Cuando se me hacia tarde una amiga checaba por mí la hora de entrada, siempre fue muy amable conmigo. Entonces no pensaba en el mañana, así caminando fue que después de a ver cenado con esa familia agarre el camino a casa, cuando pude darme cuenta estaba a una hora de camino hacia mi apartamento cuando al preguntarle a una señora que tenía un puesto ambulante a una esquina de donde el comedor, me lo dijo...



(Puesto ambulante, Avenida Fuentes - Calle Callejones)

- Ya seño, le doy diez por la revista.
Una señora abría una cangurera, estaba contando unas monedas y hablaba con un niño. - Es de a veinte hijo, mira las revistas de aquel lado están de a diez, estas de a veinte, y los libros de varios precios, porque no te llevas unas de aquellas que son más baratas.
- Dígame cuanto es lo menos, ya con ganas.
- Buenas noches - Dije a la señora de el puesto de revistas.
- Buenas, joven. - Me miro de reojo y siguió contando su dinero. - Le agarro fuerte la llovizna.
- si, necesito cambiarme, mi ropa está un poco húmeda aun. - Dije tocando con mi mano derecha la manga izquierda de mi camisa -, pero ando un poco desorientado, es esto la zona de los callejones ¿no?
- Esa mero, a donde te diriges.
- Te hubieras escampado - Decía el niño.
- No me dio ni tiempo, yo voy rumbo al edificio de la reforma.
- Si, si se joven, pero esta retirado, parece que como a una hora y eso transbordando en la central de los microbuses.
- ¿Transbordando?, una familia me dijo que aquí era la zona de los callejones pero ya no les pregunte más, no he visto esa central aun.
- Es usted nuevo aquí en la ciudad ¿verdad?, ay varias centrales, esta lo lleva hacia el este de la ciudad, allá por donde se encuentra el edificio de la reforma.
- ¿A, si?
- Se ve cansado joven, sus ojeras lo delatan, mire no ha de tardar en pasar una micro, la que lo lleva hasta la central.
Aun que no traía la cartera pero, había sentido una moneda en mi bolsa izquierda del pantalón y la busque de nuevo -. Creo que traigo solo diez, ¿aquí cuánto cobran a la central?
- No joven, yo ya he ido a esa parte y la verdad solo de aquí a la central son seis y de la central paya son otro seis, le va a faltar.
- No me diga. - Le conteste tocando con mi mano mi frente, sentí un ligero desvarió que me hizo perder el foco de mi vista por un momento y tarde unos segundos antes de aclarar mi mirada hacia el rostro de la vendedora.
- Tiene los ojos rojos, oye, mira allá. Viene una micro hazle la parada si no luego se pasa derecho. - La señora levanto su mano e hizo una seña al autobús.
- Ay vine ya lo veo, híjole como le haré pa´ completar.
- Mira, ten, ya súbete - Decía la vendedora con una moneda en la mano que saco de su cangurera.
- OH, gracias.
- ¡Córrele!, que ese no mas esta queriéndose pasarse el rojo, ah y en la terminal el que va a la colonia eje central pasa enfrente al edificio de le reforma...
Con la misma que me dio el dinero, el autobús abrió la puerta y corrí a subirme. - disculpa cuanto es a la central -
- Lo de siempre seis. - Y tomo el dinero el chofer. - Pásele.
Elnovelistadeoro07 de septiembre de 2009

5 Comentarios

  • Leonora

    Muy bueno,felicidades.
    Un saludo

    07/09/09 09:09

  • Carola

    Es interesante como van progresando las secuencias. Los pensamientos de Elmerson, con la familia en el comedor, la visión de la niña nos lleva al hombre del paraguas en el edificio. Me gusta.

    22/02/10 02:02

  • Elnovelistadeoro

    Carola es grato tener tu presencia por este rincon de tu servidor.

    Saludos fraternales-

    23/02/10 12:02

  • Nemo

    Sigo... amigo!!
    Gran escena la de el hombre de la sombrilla... y un misterio que juega con nuestra imaginación!
    Saludos y le seguimos...!!

    05/03/10 10:03

  • Elnovelistadeoro

    gracias, nemo nos leemos.

    07/03/10 07:03

Más de Elnovelistadeoro

Chat