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El Amor Adolescente

Una vez le pregunté a alguien: “¿Qué significa estar enamorado?” Y me respondió: “Cuando lo estés, lo sabrás.”
Al principio me pareció una respuesta un poco pobre, pero con el tiempo pude comprobar que tenía razón. El amor no es algo que se elige, ni se controla. Y además es diferente para cada persona, así que si preguntas por una definición o descripción de lo que es el amor, o el hecho de estar enamorado, no te van a poder dar una respuesta clara, porque no existe una definición fija. De lo que voy a tratar explicar en este texto es lo que significa para mí, como he vivido yo mis experiencias, como me ha perjudicado la timidez en algunos momentos, sentimientos que he sentido… una especie de cronología que me llevará hasta el momento en el que estoy ahora.
Bueno, empezaré por el principio de todo: la escuela. Empiezo por aquí porque creo que es realmente cuando te empiezas a relacionar más con las personas, si has ido a la guardería también, pero hay que tener en cuenta que la conciencia de un bebé no está tan desarrollada como en los primeros años de aprendizaje. Pues bien, fue en la escuela donde conocí a mi primer… ¿cómo lo llamo? Lo llamaré “cuelgue”, por decir algo. Se llamaba Gibet, y fue además una gran amiga con la que estuve muy unido. Muchas veces solía ir a comer a su casa y a pasar la tarde jugando con las figurillas de animales (tened en cuenta que teníamos 6 años). El momento que quiero destacar es ese en el que le solté un “te quiero” en la oreja, en clase. Qué ironía, querer es algo ya muy serio, y que lo diga un crío de 6 años… en fin. Supongo que no cambió nada en absoluto, es posible que estuviéramos un poco cortados los días siguientes, pero joder, que éramos grandes amigos, y eso era lo importante. No cambió nada.
Mi siguiente cuelgue fue por una tal Melissa, una inglesa rubia que iba a mi clase de cuarto de primaria. No tengo mucho que explicar de ella, fue un periodo corto. De lo que si me acuerdo, es que le escribí unas cuantas cartas que nunca fui capaz de darle y quedaron olvidadas en mi habitación. A veces me pongo a pensar, ¿cómo fui capaz de decirle a Gibet que la quería y sin embargo, con Melissa no fui capaz ni de entregarle una hoja de papel? Y no solo con Melissa, la timidez ha sido un gran defecto a lo largo de mi vida, ¿pero sabéis que? Que me ha ayudado, me ha ayudado a enfrentar mis temores, lo he superado, o al menos la gran parte. En fin, tengo que reconocer que aunque el cuelgue de Melissa fue cortito, fue más intenso. Probablemente porque no la conocía de nada, y no éramos amigos como lo era con Gibet.
Y ahora llega una chica importante: Paula. Paula fue como la primera chica “seria”, dentro de lo que sería seriedad en una franja de edad de entre 11 y 13 años. La verdad es que a Paula la conocí básicamente por un colega muy importante de toda la vida; Ibon. Resulta que él había salido ya unas cuantas veces con Paula, y de vez en cuando hablaba de ella, y quedábamos mi cuadrilla y la cuadrilla de Paula en su casa algunas cuantas veces a jugar juegos chorra de la edad, ya sabéis. Pues bien, de lo que me “colgué” básicamente era de su guapura, dulzura y su capacidad para relacionarse. Era una chica muy abierta, y aún lo es. Como yo era muy tímido, el hablar con ella (a pesar de que íbamos a la misma clase) se me hacía muy difícil. Aquí es cuando entra la figura del Messenger, que seguramente muchos de vosotros lo recordareis. Messenger era como el actual Whats App, pero en el ordenador. Un chat con el que podías chatear con tus colegas, hacer video llamadas con la web cam… perfecto para mi situación. Tengo que admitir que le saqué bastante rendimiento, lo utilizaba básicamente para “hablar” con ella, todos los días después de comer, media horita. Hablando tanto es inevitable hacerse preguntas de todo tipo, y de esa forma fue como me enteré de que le gustaba. A partir de aquel momento mantuvimos una especie de relación virtual, algo que ahora lo encuentro realmente estúpido. Y no sería la única vez que me iba a pasar. Con el tiempo, y el paso al instituto, la cosa se hizo más seria y empezamos a salir. Quedábamos normalmente los viernes, junto con una amiga suya, yo también me solía llevar a algún colega. Y luego en el instituto, a pesar de que no íbamos a la misma clase, siempre nos veíamos en el patio. Con Paula aprendí muchas cosas, me introduje un poco más en lo que era la vida “en pareja”. Fue entonces cuando me di mi primer beso, en un mirador de mi pueblo la noche antes de que yo me fuera a Bilbao para pasar las navidades. Pero no os penséis que todo lo que aprendí era algo práctico. El hecho de estar con alguien, de compartir secretos, contarse cosas, la confianza, la admiración… Todo son cosas que se van aprendiendo de los errores. Duramos 5 meses, todo un record para los años que teníamos. No acabó todo allí, yo la verdad es que estuve muy colgado, me había gustado el hecho de que fuera mi novia y las cosas que viví con ella. Unos meses después estuvimos de rollo, nada que ver. Y allí acabó, parece ser que a Paula no le gustaba demasiado el hecho de que yo fuera tan tímido, me costaba abrirme. Y lo entiendo, por eso se acabó. Pero bueno, ahora somos amigos. De esta primera “relación” fue de la que más pude aprender. Y creerme que se aprende. Yo creo que fue necesario que me pasara algo así, y estoy muy agradecido por eso.
La siguiente fue otra Paula, Paula Carranza (la anterior era Paula Navarro). Con Carranza fue algo muy largo y muy lento. La conocí gracias a uno de mis mejores colegas de la época. Resulta que a él le gustaba, y coincidimos toda más de una vez. Bueno, realmente fue ella quien me conoció a mí, porque fue ella quien se interesó por mí y me agregó al Messenger (¿os acordáis?). Pero con el tiempo fui conociéndola e interesándome cada vez más hasta llegar al punto que estuve. Pasamos hablando muchas noches de verano hasta las tantas de la mañana, y nos vimos alguna vez. La verdad es que aún no se como pude aguantar tanto tiempo sin dar el paso, porque al final no pasó nada entre los dos. Tengo que admitir que Carranza me llegó a gustar incluso más que Navarro. Y ahora es cuando la coherencia se esfuma. Vamos a ver; con Navarro había vivido muchas más cosas y sin embargo no me gustó tanto como Carranza, alguien con quien no pasó nada. ¿Dónde está la lógica? Pues para seros sinceros, la lógica no la encontré hasta el mes pasado. Obviamente no lo voy a contar porque la respeto, aunque no acabaron tan bien las cosas como Navarro, fue alguien muy importante para mí y eso es lo que importa. La diferencia entre las dos “relaciones” (la de Navarro y Carranza), es que Navarro era mucho más abierta que yo, y con Carranza yo era un poco más abierto que ella, y eso que yo seguía siendo muy tímido, así que imaginaros.
Y aquí es donde acaba la primera parte. Lo que quiero que entendáis, es que, en estas relaciones de las que os he estado hablando, no había amor. Probablemente saliendo con Navarro o estando colgado de Carranza, pude llegar a pensar que las quería. Pero no es así. Lo que quiero decir, es que hasta este párrafo, las chicas a las cuales he mencionado me gustaban superficialmente. ¿Qué quiero decir? Pues mirad, a Melissa no la conocía, a Paula Navarro la conocía por un amigo que siempre hablaba de ella, y me gustó básicamente porque era muy guapa y porque me gustaba como era. Y por último, con Paula Carranza, a pesar de que fue la que más me gustó, ¿cómo íbamos a llegar más sin apenas vernos? Lo que quiero que entendáis es que a veces, es muy difícil confundir el “me gusta muchísimo” con el “estoy enamorad@”. Son dos cosas muy diferentes, creedme. Los enamorados y enamoradas sabréis de lo que hablo. El amor es algo muy fuerte, hasta que no lo conoces no te das cuenta del poder que tiene, de cómo te hace ser, de cómo es capaz de convertirte. Y eso es lo que me pasó a mí…
La siguiente y definitiva chica de la que os quiero hablar se llama Paula (no me juzguéis, es pura coincidencia). A ella la conocí porque era la mejor amiga de Paula Carranza. ¿Os acordáis cuando he dicho que con Carranza viví muchas noches hablando hasta las tantas con ella? Pues Paula estaba allí. Y al principio le molestó que le quitara tanto tiempo a su amiga, porque ella no vive aquí, vive en la península, y si viene a pasar dos semanas con su mejor amiga y ella lo único que hace es pasar el día enganchada al móvil hablando con un tío… Y la agregué, principalmente porque me podía ayudar con Carranza. Pero con el paso de los meses eso dejó de tener importancia, dejamos de pensar en Carranza y empezamos a conocernos, a hablar como dos amigos que se conocían desde hace tiempo. No voy a contar toda la historia con Paula, solo lo más reciente e importante. Lo que quiero que sepáis es que, a medida que iban pasando los meses, pasaba por la misma carretera donde había tenido esos sentimientos anteriores en otras ocasiones. La diferencia fue que llegué a un punto del trayecto en el que nunca antes había estado. Pasó de ser una desconocida a una amiga, de una amiga a una chica que me gustaba, de la chica que me gustaba a la chica que quería, y finalmente, a la chica de la cual me enamoré. Tuve la suerte de poder ir a verla estas pasadas navidades (si recordáis bien, vive fuera de la isla). Pasamos una tarde juntos muertos de frío en su pueblo, fue lo mejor de las vacaciones. Y después pude verla otra vez el pasado febrero. Os puedo asegurar que fue el mejor fin de semana de hace muchos años, por no decir el mejor de mi vida. Cuando estas al lado de la persona con la quien no te importaría pasar el resto de tu vida, todo lo demás no es importante. Vivía en una burbuja de amor en la cual solo estaba yo y ella, todo el tiempo agarrados. La verdad es que el primer día fue un poco más suave, me refiero a que estaba un poco más cortado. Pero entonces tienes uno de esos momentos en los cuales te pones a pensar en el poco tiempo que tienes, en todo lo que tienes que decirle, en como acabaron las cosas por ser así en un pasado no muy lejano. Por eso se aprende de los errores, gracias a la relación que tuve con Navarro, pude ser alguien más abierto con Paula. Le confesé que estaba enamorado de ella, y ella me respondió igual. El día siguiente tuvimos menos tiempo para vernos porque mi vuelo salía después de comer. Pero fue la mañana más increíble que os podéis imaginar. Y la despedida fue tristísima, estuvimos en el aeropuerto agarrados aprovechando los pocos minutos que teníamos antes de yo cogiera el vuelo, entre otras parejas más mayores que también estaban pasando por lo mismo. Cuando lo vi oportuno, le pedí que saliera conmigo, que fuéramos algo más que amigos. Ya nos queríamos, pero el hecho de que nos separen 420 kilómetros de distancia hace que te replantees las cosas. Pero en fin, en ese momento me importaba una mierda la distancia que hubiera y los problemas que eso pudiera darnos. Me respondió que sí, y desde esa fecha salimos. Me costó tanto irme… lo primero que hice al llegar a casa fue darme una ducha, y entonces me puse a llorar. Os juro que esa fue la primera vez que por amor. Me quedé muy sorprendido, pero no pude contenerme (de hecho me está costando escribir esto ahora). Es cierto que nos echamos mucho de menos y que de vez en cuando tenemos alguna discusión. Pero eso no va a cambiar nada chicos.
Mi finalidad con todo esto es que vierais un poco la diferencia que hay entre “gustar mucho” y “amar” con ejemplos que me han pasado a mí, aunque no lo entenderéis de verdad hasta que paséis por lo mismo, si no lo habéis pasado ya. Espero que os haya servido de algo todo esto, aunque la mitad de las cosas no os importarán, pero en fin. Un saludo a todos y gracias por leerme.

Erik Anderson
Erikanderson02 de marzo de 2014

2 Comentarios

  • Superandoloimposible

    Hola Erik. Me ha gustado mucho tu texto. Lo primero decirte que gracias por compartir tus momentos con nosotros, porque de alguna forma pasas a pasarnos algo de tu vida. Lo segundo que queria decirte es que has explicado muy bien cada "etapa" por adi decirlo. No es facil llegar a una conclusion como esta ni darte cuenta de esta reflexión tu solo, asique gracias por compartirla con nosotros para que podamos visualizar las cosas de otra manera. Finalmente, que sepas que me he sentido identificada en parte con cada palabra. Cada persona que nombrabas, me recordaba a alguien de mi propia vida. Se que esto no te importara mucjo, pero tambien es importante saber que tus palabras han probocado recuerdos en el lector. Ademas, queria que supieras que me has ayudado a encontrar esperanzas puez, a pesar de mi corta edad, yo tambidn estoy en una relación a distancia. Estoy enamorada, lo siento. Y gracias a ti he visto que la distancia no tiene porque ser un inconveniente. Gracias, cuidate!!

    03/03/14 12:03

  • Erikanderson

    Siempre es un placer saber que tu trabajo haya servido de algo. Me alegro de que te haya gustado y... no pierdas la esperanza! Las relaciones a distancia son posibles. Saludos.

    07/03/14 11:03

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