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Tamara y El Bus

Támara tomaba siempre el mismo bus, a la misma hora de la mañana y obviamente éste siempre venía lleno.
Esto era la causa de que siempre llegara a su lugar de trabajo con cara larga y muy molesta.
Hoy, como siempre, el mismo bus igual de lleno.
Támara iba apretujada tomada de la baranda cuando en determinado momento siente que se le apoyan.
Su primera reacción fue la de voltearse y comenzar a insultar al que se estaba atreviendo a hacerlo sin embargo, miró a través del reflejo de la ventanilla y pudo ver a un hombre muy guapo, mucho más alto que ella, tomado de la barandilla de la fila central y que se estaba apoyando descaradamente en su anatomía.
En vista de que hacía un buen tiempo que tenía ganas de un poco de acción en su vida, puesto que se hallaba sin pareja, decidió dejarlo hacer.
Sentía que el miembro del hombre contra su trasero se estaba poniendo cada vez más firme y ella se estaba comenzando a humedecer.
Hubo un momento en que los movimientos del bus hacían pasar desapercibidos los movimientos que tanto ella como el hombre comenzaron a hacer, puesto que a esta altura ella también estaba moviendo sus caderas.
Gracias a que el bus venía abarrotado, como siempre, la gente no se daba por enterada de lo que estaba pasando entre los dos.
De buena gana Támara se hubiera inclinado apenas y levantando su falda hubiera dejado que la penetrara ya que la excitación de ambos había comenzado a arrancarles algún que otro gemido imperceptible.
A pesar de que esa no era la parada indicada para bajar Támara decidió hacerlo, deseaba ver hasta donde era capaz de llegar el hombre y que es lo que podía llegar a pasar, el solo hecho de pensarlo la excitaba más.
En la siguiente parada baja y comienza a caminar, no sin antes mirar hacía atrás para ver si el hombre venía siguiéndola y efectivamente, éste venía tras de ella.
De no ser por el sobretodo que traía puesto el tipo no hubiera podido esconder su excitación, la que era ya muy pero muy evidente.
Támara conocía la zona donde bajó y había un lugar en especial con el que siempre fantaseo para tener un encuentro sexual y apasionado y hacía allí se dirigió con pasos rápidos.
Sabía que el hombre venía tras ella, como si se tratase de una presa, sentirse de esa forma la hacía excitarse mucho más.
En determinado tramo de trayecto se metió en un callejón que llevaba a una casa antigua que estaba casi abandonada, casi porque aveces había gente de la calle que encontraba cobijo en ella aunque sea para pasar una noche.
El edificio mostraba haber sido una construcción señorial y lujosa en su tiempo y por su fina escalera de caracol comenzó a subir rápidamente Támara sintiendo tras de sí los pasos impacientes del hombre.
En el segundo piso se detuvo y se quedó allí, apoyada contra la baranda de mármol, esperando la llegada de su acosador, el que no se hizo esperar.
Sabía que estaba tras de ella, acercándose, de repente siente toda la excitación de este apoyarse nuevamente en ella mientras la rodea con su brazos y comienza a bajar sus manos, delineando sus curvas.
Támara jadea y comienza a mover sus caderas para sentir más firme el bulto del hombre en su trasero, este baja su manos hasta sus muslos y comienza a subirle la falda, ella se inclina y se toma fuertemente de la baranda de mármol.
El tipo llega hasta su ropa interior y la desliza hacía abajo, ella ayuda a hacerlo y se inclina, lo está esperando, la excitación ya le está nublando todo razonamiento.
Con una mano el hombre acaricia sus senos mientras tiene la otra metida en su sexo, acariciando su clítoris, rápidamente se desabrocha la bragueta y saca a relucir su miembro que parece que va a reventar.
Támara se inclina más, está jadeando con el sexo empapado, siente el miembro del hombre en sus nalgas, buscando abrirse paso, ella mueve sensualmente sus caderas mostrándole la entrada a su centro.
El continua besando su cuello y acariciando sus pezones y sus manos vuelven a bajar hacia su clítoris mientras la penetra sin previo aviso, como si se tratase de una embestida animal y salvaje.
Ella grita de placer y sus manos se toman fuertemente de la barandilla mientras mueve las caderas al compás de las caderas del hombre quien acaricia sus glúteos y su espalda, empujándola y atrayéndola, entrando y saliendo de ella.
Los dos jadean y gimen mientras susurran palabras que ni ellos entienden, les importa muy poco sin en esos momentos hay alguien por allí que esté utilizando las instalaciones del viejo edificio como lugar de refugio.
Ambos continúan con sus movimientos, Támara pidiendo más y él dándole lo que le pide.
En un momento los movimientos se aceleran y los dos comienzan a transformar los jadeos en gritos que al final se vuelven uno cuando ambos llegan juntos a la cumbre.
Támara apoya su frente sobre el pasamanos de la baranda mientras lo siente al tipo salir de ella al tiempo que un lago de semen comienza a correr por sus piernas.
Sin darse vuelta, quiere mantener la aventura así, recoge su ropa interior y se la pone.
Detrás de ella siente que el hombre se está arreglando la ropa y se levanta el cierre de su bragueta.
Luego de terminar de arreglarse la ropa y de alisar su cabello, Támara toma su cartera, se da media vuelta y mirando el tipo a los ojos se despide de él
-Fue un gusto- le dice mientras le sonríe y comienza a bajar la escalera de caracol.
-Lo mismo digo-dijo el hombre, mirándola aún con deseo-espero que se vuelva a repetir-le dice finalmente mientras la ve bajar y él queda con los brazos apoyados en la baranda fumando un cigarrillo.
Támara sale del edificio, aún siente el cosquilleo en su sexo dejado por el sexo del hombre y la excita sentir deslizar por sus piernas el producto que éste dejo dentro de ella, siente que huele a sexo y deseo y no le importa.
Cuando llegó a su trabajo, a pesar de que llegó tarde lo hizo con una sonrisa de oreja a oreja, incluso algunos de sus compañeros varones la vieron más sexy que núnca.
Támara por su parte llegó a la conclusión de que no le bastó una sola vez con este tipo, quiere más...así que está dispuesta a tomarse ese asqueroso bus abarrotado por el resto de su vida!

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Erotika02 de julio de 2010

5 Comentarios

  • Arba2

    uff casi se derrite el teclado mientras te comentaba
    muy bueno
    saludos

    03/07/10 12:07

  • Erotika

    Hola Arba2, gracias por leer mi texto y comentarlo!

    Un saludo

    03/07/10 04:07

  • Bruhabrujah

    Cual es la parada del autobus esa???....a quien no le exite el texto es que es de piedra,bueno bueno buenisssimo.Te seguire leyendo

    "Saludos desde las sombras"

    31/07/10 05:07

  • Bierrodot

    Tamara... tan... "normal", como todas.


    Si la topara por ahí, creo que nunca volvería a salir por la calle. Nunca.


    SALUDOS!

    PASA POR MIS TEXTOS

    31/07/10 10:07

  • Bruhabrujah

    Biedorrot...piensa que al igual que este arrima como puede en el bus,a Tamara le apetzca igual...todos somos un poco Tamara a veces

    "Saludos desde las sombras"

    01/08/10 02:08

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