23 de junio 1984

Por la tarde pidió un té que Cristina le sirvió en su cuarto, con sus manos ya débiles alcanzó apenas a dar dos sorbos. El médico ya nos había dicho que poco a poco iría perdiendo fuerzas y que pronto deberíamos ser nosotros los que la alimentáramos. Eso me trajo a la memoria, de inmediato, aquella mirada profunda y valiente que ella me había disparado, mejor dicho, clavado como un puñal, la primera vez que tomé el coraje de ir a verla.


30 de junio de 1984

Nos sentamos todos a la mesa a almorzar; ese día le di descanso a Cristina y me animé a tomar la dirección de la cocina para preparar pollo a la naranja, su plato predilecto. Allí estábamos todos, no sé, en el segundo bocado me empapé de sus ojos y un fuerte escalofrío se hizo carne en mi piel de hielo. Fue como un presagio, y no quise más.


10 de julio de 1984

Todo sigue igual, sólo que mi intento de escribir un cuento sobre “la calma que traen los años” no llega. Quizá cambie de trama.


15 de Julio de 1984

Esta tarde fui con Luis. Volví a verla, no debí, noté en sus ánimos que ella tampoco deseaba que la viéramos así. A veces quisiera pasar como cada domingo para compartir nuestras charlas en algún café.


18 de julio de 1984

Al llegar del trabajo recibí el llamado de Cristina, pensé en lo peor, lo único que le entendí fue que me acercara al sanatorio de la calle Güemes. Allí me dieron la noticia no querida, pero inevitable al fin… Esto será lo último que escribiré, por un largo tiempo.


Sin duda la calma llega arrastrada por el turbio río de los años pero nada es verdad y ninguna verdad es absoluta en sí misma. Anotó, Ítalo Sinperio en su cumpleaños número 60, en las últimas páginas de su agenda después de revivir lo ocurrido a través de sus escritos. La cerró y recordó ese último almuerzo, el segundo bocado, su piel erizada y afirmando aquel presagio, la muerte de su madre.

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2 Comentarios

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  Leonora

  Describes algo tan triste con mucha belleza.
  Fer,como siempre mis respetos y mis mejores deseos.
  Un abrazo

  07/09/09 09:09

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  Silvana

  Maravilloso lo que lograste a partir de una frase, que por cierto nos lleva a tantos lugares.
  Una trama bien lograda, un narrador que pide nuestra atención continuamente y un final que nos deja donde quisiste llevarnos.
  
  Te felicito, Mi amado escritor, por esta historia y tus hermosas imágenes!
  
  Te amo y cuánto te admiro!
  
  Sill

  07/09/09 05:09