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11 Historias Capitulo 10: Sola (parte 3)

Nancy y franco entonces se dirigen al sótano.
— Te vas a dar cuenta de que no hay absolutamente nada ahí abajo excepto algún pericote…
— Yo he escuchado cosas, como… murmullos, y los ratones no murmuran… — dice abriendo la puerta —…por eso… me da miedo pasar por aquí… y justo el baño está al lado de esta puerta…
Esther intenta encender las luces pero estas no funcionan, al parecer la bombilla estaba quemada.
— sería una buena ocasión para cambiar el bombillo… peor bueno, no esta tan oscuro, la luz de la ventanilla ilumina el lugar, — dice inclinándose— Bueno, andando… — dice Nancy bajando unos escalones, al ver que franco se quedó en la entrada se detiene y gira —… Si no quieres… no hay ningún problema… pero… así te darás cuenta que aquí abajo solo hay polvo, y quizá algunos roedores… ah y una que otra araña… eso si te advierto— le sonríe.
— No se… como que…
— Vamos, debes ser valiente… no sucede nada… yo estaré a tu lado, no dejaré que algo te suceda…
Al ver abajo franco imaginaba encontrar cualquier cosa, sabia que nancy estaría a su lado, pero estaba asustado, el no saber que podía estar entre las sombras esperándolos le preocupaba mucho al pequeño, solo se quedó ahí paralizado, entre la idea d eir con nancy o de quedarse en la seguridad del corredor, el quería bajar, pero a la vez no podía hacerlo, movía el pie intentando avanzar, pero lo regersaba — vamos, estare a tu lado — le decía nancy, pero finalmente el le hace casi al temor y retrocede.
— No… mejor no, nancy… ¿si? … yo…. Me da meido…
Nancy sube los escalones.
— Ok, — le sonríe y lo abraza — no te preocupes, no hay nay nada ahí debajo de todas formas… ¿Qué le decimos a tu mamá?
— no lo sé…
— Dile que no encontramos nada, que otro día buscaremos… que debemos regresar a las clases.
— ok… — le sonríe.
A la semana siguiente.
Las cosas parecían avanzar tranquilas sin complicación alguna, franco no mencionó nuevamente nada relacionado a la loca, no se dormía en clases, Nancy asumió que Esther había hablado con el niño lo que mejoró su actitud respecto a esos sucesos, todo parecía tranquilo y normal hasta ese día en que algo ocurrió.
Esa tarde cerca de las 4:35 cuando las clases de franco terminaron el y Nancy se dispusieron a jugar, ya como casi todas las tardes, algunos juegos de mesa.
— Creo que monos y Patos estaría bien, no juego eso hace tiempo — sugiere Nancy — ¿tu? — pregunta guardando los libros.
— Si, eso es divertido, solía jugar con mamá hace un tiempo…— dice dirigiéndose a su habitación en busca del gracioso juego de mesas.
Esther se acerca la sala.
— Te agradezco de verdad que te quedes un par de horas jugando con franco, el… necesitaba un amigo alguien con quien jugar… que no sea su mamá.. ya sabes…
— Yo lo hago con mucho cariño, es un súper niño, tiene energía, es amable… no tengo problemas en quedarme un par de horas jugando… — sonríe respondiendo Nancy.
— ¿tienes hermanos…? — pregunta Esther
— si, una hermana de 17 años… esta en preparatoria… también quiere ser maestra…
— pensé que tendrías hermanos más pequeños.
— no, solo somos 2.
— ya veo, se ve que te gustan mucho los niños, seguramente serás una gran madre algún día… se nota desde ya, tienes paciencia, y tus estudios te darán gran ventaja…
— Si, eso me dice mi papá, pero mi madre dice que a la hora de ser madre todo eso se olvida… ¿usted piensa igual? — pregunta.
— Pues… algunas cosas de psicología me sirvieron con él, sobre todo por lo de su padre y esas cosas, pero otras simplemente no fueron necesarias, creo que la paciencia y el amor es lo mejor con los niños… aunque algo de mano dura de vez en cuando… — sonríe.
— Sí, es cierto, pero… mano dura es diferente a maltratos, estoy totalmente en contra de eso…— responde Nancy.
— Claro, ser estrictos es algo, violencia jamás, yo nunca le he puesto un solo dedo encima a mi pequeño, ni podría… en cambio las monjas en el orfanato a mí sí que me daban cada paliza…
— ¿estuvo usted en un orfanato…? — pregunta Nancy
— Si, mis padres fallecieron en un accidente automovilístico, bueno… mi padre, mi madre murió dándome a luz… según me contó la madre superiora… yo crecí ahí con otros niños, nunca me adoptaron y cuando cumplí los 18 salí, trabajé duro me pague los estudios… no fue nada fácil — sonríe y bebe de la taza de café que traía.
— Vaya, es usted muy luchadora… no muchos logran eso…
— Fuerza de voluntad… trabajo duro…— responde acercándose a la ventana.
— ¿y qué hay del padre de Franco…? Si no lo toma como un atrevimiento… — dice Nancy.
— No, ya eres como parte de la familia… no tengo problemas en contarte… además no es la gran cosa, lo conocí en una reunión de la sociedad, era psiquiatra, parecía centrado, buena persona, pero… resultó siendo un estúpido que solo jugó conmigo… me dejó al saber que estaba embarazada, se fue del país, no supe de él nuevamente…
— ¿no lo buscó para la…?
— No, nada de eso, soy suficientemente capaz para encargarme de mi hijo, no necesito que un hombre me ayude, es una tontería pensar eso… yo lo di a luz, el solo… colaboró un poco, suena feminista, pero… hombres así mejor que desaparezcan de nuestras vidas… nadie los necesita... — gira a ver a Nancy. — por eso ten mucho cuidado con qué clase de hombre te relacionas algun día…¿tienes novio? — le pregunta.
— Mmm… no, aun no — sonríe algo avergonzada —… he salido con chicos, pero… hasta ahí…
— Ya encontraras a alguien, eres una linda joven, pero ten cuidado cuando se trata del corazón ni todos los años de psicología ayudan para mantenernos centradas en una idea… — sornie.
Entonces algo interrumpe la conversación.
Un sonido de llantas patinando y un grito alarman a Nancy y a Esther quienes corren a la ventana muy sorprendidas.
— ¡¡dios mio!! — grita Nancy al ver que un automóvil había atropellado a la vecina verónica — ¡¡su vecina, vamos, hay que ayudarla!! — dice Nancy abriendo los seguros de la puerta — ¡¡¡la llave, señora!! — le dice a esther quien asustada busca la llave en sus bolsillos y se la da a nancy.
Esta abre la puerta y sale a toda velocidad en dirección a la calle donde estaba en la pista la vecina, el conductor del auto sale a ver lo ocurrido, pero de inmediato se sube y se va sin darle la minima importancia.
— ¡¡¡maldito!!! ¡¡¡Alguien apunte la placa!!! — grita Nancy a los vecinos que habían salido a ver lo ocurrido y poco a poco se acercaban. — ¡¡señora!! — grita Nancy mirando a esther tras la ventana, no había podido salir a pesar de que la puerta estaba abierta, lo que le extrañó a nancy, después d etodo parecía ser amiga de la vecina — ¡¡llame a una ambulancia, señora!!! — le decía a Esther pero esta parecía estar paralizada, solo la vií desaparecer de la ventana y cerrarce la puerta de la casa.
—¡¿que fue eso mamá?! — dice Franco acercándose a donde estaba Esther paralizada, tras la puerta, toma a Franco y no lo deja acercarse a la ventana.
— No pasa nada hijo…. Nada… — solo le dice.
Esto inquieta a Nancy.
— Alguien llame a una ambulancia… — le toma el pulso — aun esta con vida…
El automóvil había pasado por encima de la vecina, seguía seguramente con vida, pero estaba muy mal herida.
Más tarde ese día, luego de que la ambulancia se lleva a la vecina, Nancy regresa a la casa, Esther le abre la puerta. Franco quien estaba en su habitación se acerca rápidamente.
— ¿la vecina… ella…? — pregunta Esther algo avergonzada.
Nancy bastante seria responde.
— Sufrió un paro cardiaco… los paramédicos trataban de revivirla mientras se la llevaban al hospital… espero lo hayan logrado…
— Nancy… — dice Franco.
— Tranquilo, amiguito… todo está bien… he… ve a tu habitación ahora voy para jugar un ratito…
— ¿aún no te vas a ir? — dice el pequeño esperanzado.
— No, aun no, me voy a quedar a jugar contigo un rato más… — le sonríe. El niño entusiasmado regresa a su habitación. Nancy se sienta en el mueble.
— Yo… — dice Esther sentándose en el mueble.
— ¿Por qué no salío a ayudarnos? — le rpegunta Nancy… — se que fue un accidnete horrible, pero… ella es su vencina, su amiga… eso pensé, me… me sorpende que usted…
— Lo se, lo se… es solo que me tuve que quedar con… con franco y…
— Su primera reacción me lo dijo, ¿sabe?... su mirada a la hora de verme salir, usted… se paralizó, no era ese meido a lo que ocurrió, era el no saber que hacer… lo ví en usted…
— Yo…
— Usted se asustó más por salir en ese instante… que por lo que ocurrió… y… cerró la puerta… ¿Por qué? Usted pudo ser de ayuda… pero se quedó en casa… ¿sabe? Me había preguntado… por que de sus reacciones al sugerir salir… por que franco no sale, y por que parece ocultar algo… usted también… en un inicio me pareció normal… quizás esta muy ocupada, y…. bueno a veces no queremos salir, pero estos meses que llevo aquí… he notado algo mas alla de eso… — ve fijamente a Esther — usted… séame sincera…Doctora…¿usted… teme salir a la calle? ¿Es eso?
— Yo… — Esther sonríe avergonzada y balbucea.
— Se que puede sonar tonto, es usted una especialista de la salud mental, pero… estuve leyendo algunas cosas en internet… y… pues… la deducción basada en su comportamiento… me ndica que usted… sufre de agorafobia… solo así se explica su comportamiento… ¿estoy equivocada acaso? — pregunta con seriedad.
Franco escuchaba todo desde su habitación.
Esther sonríe avergonzada nerviosa, no sabía que hacer….
— No es eso… — se pone de pie y camina tras el mueble — yo puedo salir cuando quiera… yo… no tengo agorafobia, es solo que… ya te explique… me tenía que quedar con franco… y…
Nancy se acerca a la puerta y la abre toda.
— Ok, se que quizás este yo suponiendo cosas… me disculpo si es así, pero… demuéstreme que me equiboco…— salga a jardín… vamos — Nancy sale y se detiene a unos pasos frente a la casa observando a Esther quien comenzaba a sudar.
— Vamos, señora… solo unos pasos… venga conmigo… — le dice con seriedad.
Esther solo la escuchaba nerviosa y comenzaba a sudar.
— esta sudando… esta asustada… lo ve… ya no me mienta… — ingresa y cierra la puerta. — .… sé que es difícil de aceptar, pero ya no mienta… se que tiene un problema… y me preocupa… sobretodo….
— Por franco… — agrega Esther quien se sienta en el mueble nuevamente.
— Así es… — se sienta al lado de ella — se que no tenía que decírmelo, pero… debió hacerlo…
— No sabes lo difícil que es aceptar que… yo que años trabaje con personas con problemas así… ahora soy una más…
— Pero…¿Qué le ocurrió? Debio ser algo… muy fuerte para…
— Fue una noche ya hace como 10 meses…
Esther le cuenta a Nancy la noche en la que ella y franco fueron asaltados y amenazados por 2 hombres armados en plena autopista.
— Los sujetos… me golpearon, golpearon a franco… y me robaron todo, tarjetas, teléfono… mi auto… yo después de ese día… no volvi a ser yo, nunca antes me habían robado… y nunca antes había sentido cerca la posibilidad de quedarme sola… sola, sola, sin franco… eso no lo soportaría… no quiero estar sola… — comienza a llorar —Nancy trataba de calmarla.
— no se ponga así… tranquila, no está sola… todo está bien… todo estará bien…
—… te juro que he tratado de…. Encontrar una solución, una forma de… quitarme este miedo que siento cuando… veo a la calle, cuando… pienso en salir si quiera… peor es difícil, ni mis mejores técnicas me ayudan a mi…. Es como si no funcionara… leo y releo todos mis libros, pero… nada parece funcionar y… lo peor… franco comienza a sufrir por mis problemas…
Franco entonces camina donde su mamá.
— Mami… yo…
— Hijito…
Franco se lanza donde su mamá y la abraza fuertemente.
— Ya no llores… todo va a estar bien… yo ya no tengo miedo — le dice.
Nancy los ve con una expresión de tristeza, pero a la vez de preocupación.
— Nancy… ¿ayudaras a mamá? — pregunta
Nancy asienta sonriéndole al pequeñín.
Algunos días después.
Nancy regresa del súper mercado.
— ¿me trajiste las galletas? — pregunta franco emocionado al ver entrar a Nancy.
Caminan a la cocina.
— Si, pero no te las daré hasta después que almuerces… tu mami se enfadara… como la otra vez — sornie.
— Pero mamá aun no comenzara a concinar…— se queja Franco.
— Vamos, haz desayunado hace unas cuantas horas, amiguito… no seas gloton… — le dice colmenzando a colocar las cosas en el refrigerador.—ayúdame con algunas cosas.
Franco y Nancy comienzana a Colocar las cosas en el refrigerador.
Esther estaba en su habitación leyendo algunos libros, Nancy unos minutos después ingresa a su habitación.
— Ya esta todo, puede comenzar a concinar cuando desee… — dice.
— Nancy, muchas gracias… no se que haría sin ti, eres una gran… amiga…— le sonríe.
— Gracias, claro que referiría que usted… fuea quien saliera por las cosas…
— creeme que eso me gustaría mucho pero…
— Por cierto… estuve hablando con mi padre y… me recomendó a una psicóloga… una especialista ene stos casos… y… me tome la libertad de… llamarla para… hablar con ella…
— ¿ah si?
— si, yo… pienso que quizás ella pueda ayudarla… no se donde escuche que un doctor necesita ir donde un doctor por que el solo a veces no peude ayudarse… por mas bueno que sea…
— Es cierto, pero, yo no se si este…
— Créame, hable con ella, le explique… no le dije su nombre, se que usted es conocida en este mundo de la psicología… solo le explique el caso y me dijo que podría ayudarla… y… si usted desea… podría decirle que venga un día de estos…
— No lo se, yo no estoy segura… creo que peudo… puedo yo…
— Vamos, hágalo por franco… me ha contado que sigue escuchando ruidos en la noche y ve cosas, escucha cosas… no ha visto a esa loca que dice, pero… me preocupa. Necesita el trajin de un niño normal… se que usted puede hacerlo por el… — le sonríe.
Esther sabía que debía buscar ayuda, Nancy se la ofrecía tenía que aceptar por el bien de franco, quien cada vez se veía más afectado.
Inhala y exhala fuertemente, Esther responde.
— De acuerdo… dile que venga… — le sonríe a Nancy.
— ¿De verdad?.... digo… claro, le llamare… y quizás pueda venir esta tarde… — dice sonriendo y regresando con franco.
Más tarde Nancy habla por teléfono con la psicóloga Rocío Wong
— entonces puede venir mañana temprano… — dice Nancy
— Si, — responde la pdiocloga por el teléfono — mañana a las 10 puedo estar ahí, y estudiare el caso de su amiga, estoy segura que podre ayudarla, tengo una técnica muy eficaz para estos casos…
— Ok, entonces la espero mañana, gracias y… que tenga un buen día…
Cortan.
— vendrá una doctora para mamá… — dice franco quiene staba la aldod e Nancy.
— SI, ayudará a tu mami, ais que en poco tiempo podrás salir al parque con tranquilidad… jugar con los vecinos… serás como los demás chiquitines…
— ¿podremos mudarnos también? — pregunta.
— sigues con esa idea…
— Es que no me gusta aquí… por lo que ya sabes…
— Ya te dije que es aloca no existe… y si existe pues ya se debe haber ido lejos, lejos, lejos… — camina unos pasos en dirección a la cocina cuando el teléfono suena. Nancy contesta.
— ¿hola? — responde.
— he… hola… ¿Esther? — responden, era la voz de Edward.
— No, ella… esta… — Esther se encontraba en la cocina —…ocupada, ya se la paso, ¿usted es…?
— Edward… dígale que necesito hablar con ella….
— ok, espere… — tapa la bocina — ve y dile a tu mami que le llaman, franco. Un señor edward…
— ¿edward? Yo lo conozco… era amigo de mi mamá. — responde y va donde Esther a su alcoba.
— espere un momento, señor… — dice Nancy.
— tu…¿Quién eres? ¿eres amiga de Esther? — pregunta.
— Soy la maestra de Franco…
— ¿Franco? Eso no es posible…
— ¿Por qué no?
— Porque franco…
En eso Esther toma le quita el teléfono a Nancy y cuelga.
— Perdóname… — le dice Esther a Nancy.
— ¿Ocurre algo…malo?... — pregunta Nancy sorprendida.
— Perdóname, es solo que….no quiero saber nada de… Edward… cuando llame… solo cuélgale… ¿si, Nancy? De verdad no quiero sabe r nada de é…
— Ok, descuida… cuando llame, solo… le colgare…
A Nancy le pareció algo bastante rara esa actitud de Esther, pero no preguntó más acerca de él, aunque le daba curiosidad.
— ¿Qué hay acerca de ese Edward? — le pregunta en vos baja Nancy a Franco esa tarde. —parecía que a ti te cae bien.
— Si, a mí me caía bien, era bueno conmigo…
— ¿Quién es? — pregunta.
— era un amigo de mamá del trabajo… a veces venía a visitarnos… me traía galletas…
— Entiendo — ve en dirección al pasillo donde estaba la alcoba de Esther —… bueno, sus razones tendrá tu mami… ¿Cuándo lo viste por última vez? — pregunta.
— ya hace mucho… antes de mudarnos, podo después de esa noche en que nos robaron y golpearon…el discutió con mamá, bueno, mamá le gritó feo muy feo…
— Entiendo… bueno… termina esos ejercicios y descansas 15 minutos, — le dice sonriendo — iré a prepararte una limomanzanada… — dice levantándose, el niño festeja.
Esa noche franco despierta a con muchas ganas de orinar.
Pero el miedo que aun sentía le impedía levantarse y dirigirse al baño con tranquilidad, así que durante varios minutos se aguantó haciendo mucho esfuerzo, pero no podía más. Trató de recordar lo que le dijo Nancy, que todo estaba en su mente, que con suficiente confianza seguramente alejaría a esa loca de sus pensamientos. Franco entonces decide levantarse de su cama, lo hace a hurtadillas, guardando el mayor silencio que pudiera, tratando de ser sigiloso, se coloca al lado de la puerta y se agacha y sale del cuarto a gatas, mira en ambas direcciones del corredor, el baño estaba a su izquierda, entonces sigilosamente comienza a moverse hacia él, lentamente observando siempre tras él, cualquier mínimo sonido lo alertaba, solo la luz tenue que ingresaba por alguna rendija o una ventana iluminaba el lugar, continuó lentamente hasta el baño, una vez ahí y luego de observar unos segundos la puerta del sótano logra ponerse de pie e ingresar al baño, cierra la puerta y hace lo suyo con mucho cuidado luego de revisar muy bien el lugar.
Una vez termina se asoma por la puerta del baño, al ver el corredor libre avanza por el con mucho cuidado, esta vez pegado a la pared, alejado de la puerta del sótano, avanza hasta su habitación, pero antes de ingresar piensa en ir a ver su mamá, su habitación esta al final del corredor del otro extremo a la derecha, avanza sigilosamente, paso a paso, siempre cuidado su espalda, atento a cualquier ruido, pasa por la sala de la casa, pero antes de seguir algo lo paraliza, escucha pasos provenientes de la cocina a su derecha… lo que lo hace retroceder y esconderse tras el sofá de la sala, muy nervioso y sin hacer ruido se esconde.
De la cocina la extraña sombra comienza a avanzar, poco a poco, se trataba de la loca estaba ahí justo detrás del mueble, parecía no notar a Franco quien estaba muy asustado, la loca vestida con unas telas viejas, sucias, rotas, despeinada y todo de negro continuó su avance entre la oscuridad de la noche, franco solo estaba ahí detrás del sofá en la alfombra tratando de controlar su respiración, de no llorar. La loca entonces continuó su avance lentamente en dirección al cuarto de franco quien al escuchar los pasos de la loca, comienza a rodear el mueble del otro lado, contario a donde la loca avanzaba, para poder verla, detrás del sofá logra ver como la loca ingresa a su habitación, unos segundos después la loca sale al pasillo nuevamente, parece buscarlo con la mirada, franco se esconde tras el mueble para no ser visto, la loca entonces continua su camino hacia el final del corredor, Franco se asoma y ve con sorpresa como la loca parece atravesar la puerta del sótano y desaparecer entre una especie de humo que se desvanece.
Franco que sedó ahí tras el sofá hasta que luz del sol comenzó a iluminar el lugar y entonces se regresó a su habitación sigilosamente antes de que su mamá lo viera, aunque ahora estaba seguro de que la loca se escondía en el sótano de su casa.
Al día siguiente, unos minutos luego de que Nancy llegue a la casa.
— Nancy… — le susurra Franco a Nancy.
— dime… ¿Qué ocurre? — pregunta.
— anoche… vi a la loca nuevamente…
— ¿ah si? Pensé que… ya no venía…
— Pues si, y vi donde se esconde…
— ¿ah si? — le dice Nancy siguiéndole el juego.
— Si, ella… se esconde en el sotano, ahora estoy seguro… la vi meterse atravesar la puerta… como un fantasma….
— Entonces… es un fantasma… ¿eso me dices? — pregunta.
— pues los fantasmas atraviesan las paredes… yo la vi, me escondi tras este mueble y la vi…. — Le dice — me crees…¿si?
— Si, yo…— le dice asentando y sonriéndole — … te creo…
— debemos hacer algo… para sacarla de la casa… para que no siga moelstando e intentando llevarme…
— ¿pero….que podemos hacer? — pregunta Nancy.
— No se… pero tienes que ayudarme a sacarla de mi casa… es eso o irnos… pero mamá no puede salir… tenemos que sacarla del sotano…
— Ok, si eso te deja mas tranquilo… pues… de algun modo tenemos que sacarla… cuenta conmigo, pero ahora… termina la tarea… vamos… — le dice sonriendo.
Nancy sabia que darle la contra a Franco solo lo haría sentir mal y le quitaría confianza, si el pensaba que esa loca se escondía en el sótano, tendría que lograr que afrontara ese miedo, y el parecía dispuesto.
Más tarde ese día, a las 10 en punto tocan a la puerta, Nancy se acerca a atender.
Se trataba de la Doctora Roció Wong.
— Buenos días doctora, — saluda Nancy.
— Buenos días… ¿y la señora Esther? — pregunta.
— Ya viene está arreglándose un poco — caminan a la sala.
— Franco, ella es la doctora Wong — dice Nancy.
— Hola, doctora... — franco saluda —…
— Lleva los libros y la laptop a la cocina, ahí continuaremos con las clases — le dice Nancy a Franco este obedece—... le voy a decir a la señora que venga, tome asiento, Doctora.
La doctora asienta y toma asiento.
— Sra. — dice Nancy ingresando a la habitación de Esther quien estaba sentada observando a la calle a través de la ventana —… la doctora está aquí… la está esperando.
Esther escucha eso y no responde, solo se queda mirando a la calle, nerviosa, aun dudaba, pero sabía que no podía retractarse, tenía que salir de ese poso donde estaba hundida. Luego de unos segundos responde.
— Dile que ya voy… necesito unos segundos…
— Ok, yo le digo… — responde Nancy.
Nancy y la doctora esperan a Esther en la sala mientras conversan un poco y beben un café que Nancy preparó.
— De verdad espero pueda ayudar a la doctora Esther, mi padre me dijo que usted es la mejor en estos casos… tengo mucha confianza en eso. — dice Nancy alagando a la doctora.
— No te preocupes, sé que podré ayudar a Esther, daré lo mejor de mí para que ella pueda, y como me dices, es seguro que el niño este comenzando a sufrir los daños colaterales del mal de su madre… esto será un tratamiento que dependiendo del paciente puede tomar un tiempo, pero te aseguro que al final se recuperan…
— Eso espero, en este tiempo que llevo trabajando aquí pues… le he tomado cariño a la doctora y a su niño y me preocupan… sobretodo franco, pero de él… me voy a encargar yo, no es tan grabe por ahora… creo— sonríe.
— Buenos días Doctora Wong — Saluda Esther acercándose a la sala.
— Buenos días, Doctora Surcos — le da la mano.
— He… las dejo solas; debo continuar con las clases de Franco. — Esther se va a la cocina.
— Tomemos asiento — dice la Doctora Wong.
Ambas toman asiento.
— Sé que como… profesional de la salud mental, usted… — dice la doctora Wong — … sebe sentirse extraña al ser tratada por una colega, de estar en el diván, por así decirlo, pero… siempre es bueno estar ahí de ves en cuando, ¿no? No somos de acero… en algún momento un psicólogo puede caer ante algún problema psicológico, ansiedad, miedos, estrés, alucinaciones… y pues es importante pedir ayuda en ese instante, claro, si es que una misma no puede… aunque a veces es… difícil y puede que nos parezca… absurdo o un insulto a nuestras propias capacidades… ¿es verdad? — pregunta.
— Algo así… debo aceptar que de no ser por Nancy, no hubiera pedido… o aceptado ayuda… quizás… hubiera inventado una psicóloga imaginaria un alter ego que me ayudara…
— Una representación de usted misma… es verdad, es una alternativa, pero que raya en la demencia… ¿no? Se ayudaría quizás, pero al costo de crear una especie de amigo imaginario que no podrá irse tan fácilmente… es bueno saber… y espero sea verdad — sonríe — que usted no tiene alucinaciones de ese tipo.
— Pues vera… solo tengo las básicas o entre paréntesis normales… escucho cosas, cualquier sonido me atemoriza… y… bueno, ya sabe… lo normal dentro de este caso…
— Ok… bueno, necesito hacerle un análisis… así que… — se pone de pie.
La doctora Wong se acerca a la puerta y la abre totalmente, igual con las ventanas que dan a la calle, corre las cortinas.
— Quiero que me diga que siente en este instante… — dice la doctora.
— Pues… algo de inseguridad… yo… — comenzaba a ponerse nerviosa —… no me siento cómoda… es… complejo de explicar… solo quisiera que cerrara las ventana y la puerta… yo…
El simple hecho de ver afuera le asustaba, ver a las personas pasar y mirar hacia dentro… le daba miedo.
No aguantó mucho y ella misma cerró la puerta de su casa y una de las ventanas.
— Lo siento… — dice Esther.
— No se disculpe, solo era un análisis simple… nada que usted no haya ya intentado seguramente… — regresa al mueble es seguida por Esther.
— he intentado muchas cosas… pero… no logro quitarme el miedo… es… es tan fuerte…
— Quiero que me cuente… el origen de ese miedo, quiero que me lo cuente, Nancy me dijo algo de un asalto en la carretera, pero…. Quiero escucharlo de usted, con claridad y lo más detallado posible… quiero analiza ese momento — saca un block de notas y un lapicero — Vamos…
Esther comienza a narrarle entonces la noche en que todo comenzó.
En la cocina, mientras.
— ¿crees que mamá se recupere pronto? — pregunta Franco.
— Si, sé que tu mamá pondrá todo de su parte, aunque nosotros también tenemos que ayudarla, darle ánimos… de esa forma mejorará.
— Yo le daré todo mi ánimo, quiero que se recupere para que todo vuelva a ser como era antes…
— Sé que lo logrará, ahora termina los ejercicios, tenemos que terminar hoy las hojas 98 y 99 del libro… — dice sonriente.
La doctora Wong escuchaba atenta y tomando notas, escritas y mentales de lo que Esther le contaba con la mayor claridad y detalle, analizaba sus expresiones, su angustia a la hora de mover los labios y llegar poco a poco hasta el momento de la verdad y poco a poco hasta donde estaba ahora, hundida entre sus miedos y vergüenzas.
Continuara...
Franckpalaciosgrimaldo30 de enero de 2012

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