En ese lado inexistente del tiempo dejas de ser. Tocas las yemas de tus dedos y las percibes transparentes, translúcidas. Has dejado de aprender a mirar para aprender a ver. El ojo es una máquina natural perfecta que analiza las superficies como el tacto, pero sin luz. Delante de tu ausencia todo transcurre en el equilibrio de las dimensiones. Has dejado atrás la urgente necesidad de reconocerte; ahora formas parte de lo inoerante, lo puramente etérico, lo fantasmal. Recuerdas cómo llorabas...¡Te enseñaron! Para ti el dolor significaba estar cerca de tu envoltura, rodeado de una tela de araña que ahondaba hasta lo más profundo. Los recuerdos pesan cuando describes una historia, o tratas de racionalizar tu propia ignorancia. No es posible regresar a la higuera y transmutarse en pura realidad. Las superficies son los espacios donde nada puede ser como te han enseñado.

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1 Comentarios

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  Aroint

  Sublime Grekosay...
  
  El fondo de este texto me recordó algo sobre lo que últimamente pienso mucho; hasta escribí una prosa referente a ello, llamada "Los Dioses Ciegos". Nuestros ojos... nuestas retinas carbonizadas por el sello de que nos ha sido enseñado, con la herida de nuestro propio ego.
  
  "Quien no necesita de su corazón, no merece tener ojos"
  
  Me lo guardo entre mis favoritos.
  
  Saludos y cuídate

  13/05/10 02:05