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Ceso la Tristeza



La muerte,
la verdadera protagonista de la vida

La primer palada, fue la de mayor tristeza. Bajo sus pies cruje el suelo patagónico, se desangra. Aun no es tiempo de recaer en la obviedad del rencor. El estadio que lo invade es la tristeza. Recién es solo el segundo golpe en el pedregullo ¿cuanto sufrimiento más deberá padecer?, ¿cuan larga será la agonía?. Clava nuevamente la pala, cada inserción en la tierra repercute en su carne. No logra cuajar ningún pensamiento coherente, fuera del sentimiento de pesadumbre. Su mente se encuentra adormecida, las ideas empantanadas en el barro. El horizonte fueguino es solo una línea gris apretada por dos bloques de plomo. La desolación lastima sus ojos. Abunda el sonido: ordenes, viento, roca, hierro, dientes y botas. Continúa perforando la tierra, continua acortando su vida. Insinúa en su rostro un ánimo de esperanza, no esperanza de vida, sino esperanza de muerte, de concretar de una vez esa maldita labor, suprimir la letanía.
El frío acecha, el viento glacial retiene al sudor en sus poros, las manos moradas se sueldan al mango de hierro. Prosigue la labor. El hoyo va tomando forma humana, una fisonomía amputada de extremos y alma. Un destello de rostros circula, ahora, delante de sus ojos, entre el y la fosa. Es su familia, madre, padre, mujer e hija, su verdadera lucha. Sus lágrimas se congelan en la gélida mañana de agosto, caen como perlas sobre las rocas. El trabajo esta casi realizado, augura escuchar la orden y detenerse. Amalgama una baba amarga y pastosa en su boca. Preguntas retóricas inundan y desbordan aun más su incertidumbre. ¿Valió la pena luchar por ideales anarquistas sembrados en su temprana adolescencia? ¿Sirvió de algo creer en una utopía? ¿Su familia lo exoneraría de culpa y cargo de su propia muerte? ¿Se compadecerían de él?.
Por fin llego la orden, detuvo sus brazos. Respiro profundo el aire álgido de la isla; los cristales helados herían su laringe. Alcanzo a cerrar los ojos y sentir el zumbido de la bala rasgando el aire de la estepa. La imagen lechosa e incorpórea de la nada se derrumbo sobre el, sus labios aun tibios por la sangre besaron el fondo de la fosa. Cesaron las preguntas. Ceso la tristeza.





Javieroscar08 de julio de 2013

2 Comentarios

  • Sinchan

    Que bueno! Has conseguido que deje de respirar mientras lo leí!

    Un beso
    Lis

    08/07/13 08:07

  • Javieroscar

    Gracias Lis!

    13/07/13 04:07

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