Ayer el artista Enrique Tenreiro pinto la tumba de Franco en el valle de los caídos.
Este es un artículo homenajenado su revolucionaria acción
Todo Dios necesita su demonio
y el endiosamiento de la democracia actual española no iba a ser una excepción
Franco, no cabe duda, sigue siendo el Dios oscuro El Darth Vader de nuestra inmadura democracia.
El poder ha necesitado siempre inventarse enemigos para justificarse así mismo: o no
se ha inventado la iglesia al demonio, o no
se ha inventado Franco las conspiraciones masónicas o no se ha inventado
el nazismo la amenaza del judaísmo
Nada teme más el poder que se rían
de los propios miedos que invoca;
nada teme más el poder que quedarse
sin enemigos; que quedarse sin diablos
La perfomance de Enrique Tenreiro desacraliza
a Franco como desacralizo en su día al País Vasco la lograda comedia de Ocho apellidos vascos . Esta película llego cuarenta años tarde;
la performance de Enrique Tenreiro también
Solo el humor puede terminar con el dislate de que los españoles sigamos enfrentados y resentidos entre nosotros por una guerra que sucedió hace 80 años y un régimen que termino hace 45
La forma mas efectiva de combatir nuestros miedos es riéndonos de ellos
Si nos riésemos más de nuestros fantasmas no les temeríamos tanto
Nada reconcilia más a dos enemigos que el sentido del humor. Como dijo Victor Borge:
La risa es la distancia más corta entre dos personas
Pero al poder le interesa poco el humor; nos manipula mejor cuando amamos, cuando odiamos, cuando tememos, cuando nos apasionamos, que cuando nos reímos
Enrique Tenreiro ha sido el personaje del niño en el cuento de Hans Christian Andersen El traje del emperador el único que se ha atrevido a decir la verdad: pero si el rey va desnudo o dicho de otro modo: !Dejemos de sacralizar un traje que no existe!
Odiamos demasiado por que
sacralizamos demasiado
Si nos riésemos más de nuestros dioses;
si nos riésemos más de nosotros mismos;
odiaríamos menos
Nos toman por tontos, todos son iguales, de una manera u otra siempre te quieren desviar de la realidad, menos tonterías y más pan, que decía mi abuela.
Davinia
