Por fin consigo abrir los ojos y veo que mi coqueto despertador de viaje marca las ocho en punto de
la mañana. El timbre de la puerta lleva un rato sonando desvaÃdo, como la sirena de un barco que
nau...
Por fin consigo abrir los ojos y veo que mi coqueto despertador de viaje marca las ocho en punto de
la mañana. El timbre de la puerta lleva un rato sonando desvaÃdo, como la sirena de un barco que
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