Se aclara el cielo, y el sol empieza a brillar igual que brillan mis ojos al contemplarte. Sale lentamente, se posa allí a lo lejos entre las nubes del cielo y el agua de mar infinita. Lo admiro, como te admiro a ti cada vez que te veo y respiro, respiro ese aire, esa calma que se respira entre tus brazos. Es que no hay mejor amanecer que estar a tu lado.