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Ahogándome En mi Propio Ser



Pasaban los días y por mi mente solo habían preguntas del tipo de: ¿Dónde estoy?, ¿Quién es ese señor que me pasa siempre la comida por debajo de la puerta?, ¿Por qué estoy en este lugar tan oscuro y frió?, pero no tenía respuestas para ninguna.

Muchas veces lloraba y le pedía por favor al misterioso señor que me dejara salir, necesitaba ver la luz del día, estaba harta de aquel lugar, donde olía tan mal y donde la oscuridad reinaba por encima de todo. No sabía cuantos años llevaba allí, ni como me llamaba, y ni si tenía familia, no sabía nada.

Cada cierto tiempo “papi” (que así me hacía llamarle el misterioso señor), me llevaba a un cuartito mas grande, donde allí me observaba mientras me bañaba. Era una persona muy rara, pero a pesar de ello nunca me había echo daño. Yo siempre había sentido miedo de él en el fondo. Intente escapar muchas veces, pero nunca lo conseguí, era imposible salir de aquella oscuridad. No lo aguantaba mas, necesitaba saber quien era, quería ver el mundo, no entendía porque no me dejaban libre, ¿Qué había echo mal para que me encerraran de esa manera?.
Papi venía muchas veces, y me decía que pronto me dejaría salir, pero que ahora por el momento no podía, según me contaba lo hacía para protegerme de las personas malas que querían hacerme daño. Pero yo ya no le creía, aun así estaba agradecida con él porque me había dado ropa y comida, aunque en el fondo sabía que jamás saldría de la oscuridad.

Me estaba quedando en los huesos, ya no tenía ganas de comer, no dormía, solo intentaba escapar, aunque mis esfuerzos fueran en vano. Tenía el pelo muy largo, ya no podía caminar, me faltaban las fuerzas, y cada vez olía peor, pues papi llevaba mucho tiempo sin llevarme al cuartito para que me duchara. Ya no me hablaba, y si me daba comida, era porque había tenido suerte. Mi cuerpo estaba cambiando, me había crecido la parte de delante del cuerpo y yo no sabía porque, ahora ya pegaba con la cabeza en el techo y los zapatos me quedaban pequeños, por lo que tenía que ir descalza, y el suelo de hormigón me hacía heridas en los pies. Tenía que hacer mis necesidades en una esquina de la tenebrosa habitación, y el olor de la descomposición de mis desechos era insoportable. Bebía agua de las goteras que se colaban por las paredes las veces que llovía, y pasaba horas enteras gritando que por favor me dejaran salir. Estaba encerrada en mi propia oscuridad, lloraba para adentro todo lo que no podía llorar hacia fuera, me costaba respirar, sentía estallar en tristeza, de esa que no cabe ni en si misma.

Un día papi vino a verme, y me dijo que pronto tendría compañía y que ya no estaría sola, no sabía si tenía que alegrarme o tener miedo por lo que pudiera pasar.

Paso el tiempo y él no había vuelto a aparecer. Sabía que no llegaría a ver la luz jamás, aunque aun me quedaban esperanzas de salir de aquel sitio tan oscuro y tan pequeño. Por fin me decidí después de mucho tiempo y volví a intentar escapar. Conseguí abrir la puerta y llegué a una habitación donde había una ventana que daba a la calle, todo era tan bonito como lo recordaba, era realmente maravilloso, solo me faltaba salir para poder disfrutar de ello.

Papi llego y me pillo fuera de mi habitación, me volvió a encerrar y me dijo antes de irse que me castigaría por haberme portado mal. En ese momento sentí como mi cuerpo se estremecía, y cuando se fue caí en un llanto roto de lágrimas que ahogaban mi boca. Sabía que algo muy malo me iba a pasar, pero merecía la pena, porque había visto el paisaje mas bonito de toda mi vida, ahora recordaba que existía la luz, que no todo era oscuridad y tenía la esperanza de salir de allí pronto para poder disfrutar de todas las cosas que me había perdido en este encierro tan injusto.

Papi vino y me quito la camiseta, me dijo que me pusiera de espaldas y con una cuerda muy larga y gorda empezó a azotarme. Sentía como mi sangre resbalaba por mi espalda, y las lágrimas que caían de mis ojos ya habían formado un pequeño charco en el suelo. Mientras me pegaba me repetía una y otra vez que el no quería hacer esto, pero que me había portado mal y que tenia que pagar las consecuencias.

Cuando por fin se canso de pegarme, se fue, en ese momento desee estar muerta, ya no merecía la pena vivir, en mi solo quedaban huellas de resentimiento, miedo, y pena por no haber conocido lo que tanto añoraba, por no haber sido alguien en la vida, por no haber llegado a conocer quien era, por no ser nada mas que una sombra oscura, por haber sido una cobarde y no haber logrado salir de allí, no merecía seguir viva, yo era la culpable de lo que me estaba pasando, si no hubiera intentado escapar jamás me hubiera pasado nada, era mi culpa, no me merecía seguir viva, por cobarde, por miedosa, por haber dejado que ese hombre me tratara así, no merecía seguir viva, no merecía seguir viva, no merecía seguir viva, y repitiéndome eso una y otra vez, deje que poco a poco la muerte se fuera apoderando de mí tras haber lanzado un grito de desesperación…



bueno quiero que sepan que esta historia es ficcion, para nada me ha pasado esto o me siento asi, pero hay muchos casos de niños que los secuestran y viven esto, y me apetecia escribir sobre lo que puedes sentir si estas en esa situacion.
Kandy14 de julio de 2008

6 Comentarios

  • Mejorana

    Caramba Kandi, a m? lo que me has inspirado es unas ganas terribles de pegarle una paliza al t?o y arrancarle los ojos y la mirada, destrozarle la cara y las entra?as, escupirle y llenarle la cara a bofetadas.
    Cuando la rabia entra, uno puede con todo.
    Te lo aviso por si alguna vez te ocurre, y tambi?n para aviso de caminantes.
    No entiendo que nadie se deje pegar.

    15/07/08 01:07

  • Kandy

    pues si la verdad. La gente que trata a otras personas mal no se merece nada. Me da mucha pena todos esos ni?os que viven estas situaciones tan horribles.
    gracias por tu comentario mejorana

    15/07/08 03:07

  • Franco

    ohhh candy,candy,candy...

    temon de la iguana iggy pop

    15/07/08 08:07

  • Mariolino

    El espantoso flagelo del secuestro.........deleznable!

    16/07/08 04:07

  • Kandy

    tienes razon mario. gracias por comentar, enserio muchas gracias

    16/07/08 09:07

  • Liz

    Este texto se me habia pasado...
    y no podia dejar de comentar...si hay algo aberrante es privar de libertad a otros...
    y tus palabras son tan sentidas...que es imposible no conmoverse...

    31/07/08 11:07

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