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Recuerdos Atesorados En mi Norte (mentehumana)Â…

Seca el sudor de la frente con un retal de su piel, deja la azada hundida en la tierra, sustancial y fecunda, cual vela izada en isla desierta, esperando su salvación…mira hacia el resplandor del sol, y ensombrece con la palma de la mano su ceguera transitoria…se sienta en el suelo, a la sombra del árbol y merienda sus entrañas, con las hormigas llevándose las migajas, bebe el caldo con trago ansioso, sed de versos enterrados en la bota de tinto… ensalada de hierbajos del huerto, con sabor a pólvora de la última jornada de embriaguez… No hay mejor conversación, que el ayuno de palabras. Piensa por un momento en las extensiones de campos de exterminio, las fosas y las cremaciones, en los fósforos fabricados con los huesos de los muertos.
-Aquel tipo estaba loco e hizo enloquecer al mundo…Esta cabeza mía ¿Por qué tanto martirizarme? Aquello ya pasó…y los muertos, enterrados están…
Está a punto de ocultarse el astro, tras las enormes montañas, y los colores amarillean sobre la hierba y el trigo. Se coloca la gorra de visera, respirando la naciente brisa fresca…siente la alegría de la tristeza…su aroma genial y confortable…medita mientras andan sus piernas.
-La guerra siempre te mata…nacemos con las manos ensangrentadas de otras batallas...
Se arropa con la cazadora canadiense y le alza el cuello…siente frío (no sabe muy bien qué tipo de viento helado le recorre la médula)
-Hoy ya terminé el trabajo, mañana será otro día duro…y largo.
Vuelve a casa… esas paredes y techos que él mismo construyó hace unos cuantos años, con piedras y maderas sólidas, para protegerse de la temporada de nieves, de las lluvias, los lobos, algún oso y también de los hombres, por supuesto, conocía muy bien la maldad de la raza, recordaba aquella frase: “el hombre es un lobo para el hombre”…Aunque llegaban muy pocos por estas altitudes, a veces se perdía por allí algún trampero o cazador de pieles, hacían noche y a la mañana siguiente seguían su camino…
No le gustaba la compañía de la gente, de hecho él había huido de la ciudad y de sus extrañas influencias…Aquí vivía en calma, con sus perros, fieles compañeros…
-Ven Jazz, dame esa pata, déjame ver. Bien, ya está prácticamente curada…Encenderé el fuego, hoy va a hacer frío, ya lo noto… ¿Tú no, amigo peludo? ¡ ja,ja,ja!
Fortifica la leña sobre dos gruesos troncos y enciende con cerillas, unos periódicos, donde todavía se lee con grandes letras los titulares: ¡La Guerra Ha terminado…Viva la Paz!
Sonríe para sí, sabe que las batallas nunca terminan en el horror de la memoria…
-Si destapáramos nuestro subconsciente, nos asombraríamos de descubrir todos los recuerdos atesorados allí y que ni siquiera conocemos…Quizá sea una forma de subterfugio para allanar la enajenación…
Una cena ligera y a la cama…eternamente revuelta de pesadillas…quizá algún día llegue a olvidar su guerra particular…
-Ese día, creeré de nuevo en el ser humano…
Tumbado en la litera, repasa unas páginas de un viejo libro de Jack london. Pero tiene demasiado sueño. Apaga el fuego y la luz de la cabaña se desvanece…la noche es de una profunda oscuridad…las tinieblas proporcionan destellos de misteriosos presagios, aún no acontecidos…Acaricia y da las buenas noches a sus perros y cierra los ojos prontamente, con el agotamiento corporal que los frutos de la cosecha, ya casi al final de su recolección, otorgan…época de labor y también de satisfacción, por unos excelentes resultados…y el fusil, cargado, apoyado muy cerca de su brazo…A la espera de que el mundo se desarme.
-27 septiembre 2010-
Kimbertrancanut16 de octubre de 2010

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1 Comentarios

  • Clopezn

    Asombrosa la sencillez y a la vez la profundidad del texto. Un saludo.

    28/05/18 11:05

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