TusTextos

Capítulo V: la Lengua élfica.

La ayudé a levantarse y se abalanzó sobre mi, pude oler su perfume de lavanda que le rodeaba todo el cuerpo, ella se apenó y se apartó de mi, le dije que me siguiera al refugio donde podría descansar un poco, mostrándole la dirección, durante todo el camino anduvo con una expresión de desolación así que me detuve un momento para verla, con una mano le sostuve del hombro derecho y con la mano le subí el mentón para que me viera.

-Índigo, quédate tranquila, insisto en que es una muy mala idea que me sigas son peligrosos los caminos que debo recorrer, te recomiendo que regreses con tu padre.

-¡Nunca, me he prometido a mi misma que te iba a ayudar pase lo que pase estaré allí!

Me quitó las manos y siguió caminando, pero de forma más apurada al refugio.

-Está bien, cálmate un poco, pero no me digas que no te lo avisé.
Al parecer el comentario la ofendió y me enmarcó el dedo del medio y a la brevedad se sentó en el suelo junto al fuego, y luego se pone a llorar. Yo me dirijo a donde estaba ella y me siento a su lado.

-Índigo, ¿Qué te ocurre?

-¡Nada, qué eres un imbécil!- lo gritó con fuerza cuando mantenía cerrados sus ojos sollozantes y apretaba con fuerza sus manos.

-Índigo, sólo me preocupo por ti, tu padre debe andar buscándote como loco y ya he tenido bastantes problemas con él, y prefiero que no pase algo peor.

-Tranquilo- lo dijo secándose las lagrimas –Sé valerme por mi misma, y recuerdas que estás hablando con una princesa del inframundo no con cualquier persona.

-Hay veces que ni siquiera eso alcanza Índigo, ni siquiera eso alcanza…- incliné la mirada al fuego y me quedé pensando en Guerra – Bueno ya te puedes ir a recostar en el refugio, yo me quedaré acá de guardia.

La noche estuvo serena, ya no sentía sueño y me quedaba junto al fuego, ya cuando amanecía el frio seguía arrasando mi cuerpo, pero me fijé como Índigo seguía tranquila y apacible la ternura de su rostro me inspiraba un poco de paz, enmarcándome una sonrisa en mi rostro, me levanté y me encaminé a un rio que quedaba cerca, de ahí la bajada era un poco empinada y algunos árboles caídos obstruían el paso, me lograba apoyar otros árboles para no caerme y así conseguí llegar al rio, decidí meterme en el agua, ya que la humedad y el sol incandescente provocaban que se elevaran las temperaturas y me provocaban un calor sofocante, así que me metí y nadé por un pequeño espacio donde llegaba el río formándose una pequeña laguna.

Cuando llegue a la pequeña laguna, que estaba templada y una niebla débil cubría la superficie de esta, cerré los ojos para relajarme un poco, me hacia falta, en ese instante comencé a oír una melodía, era la misma de mi sueño noches atrás, con la misma letra que se repetía consecutivamente «La verdad es clara como el agua, mientras quien la sabe con firmeza responda a las contradicciones», imágenes asaltaron mi cabeza, el rostro del demonio, sabia que no significaba nada bueno, puesto que lo mismo ocurrió cuando me ocurrió el accidente, abrí los ojos en un espasmo, y salí lo mas rápido que pude, tenía que ver si Índigo estaba bien, la había dejado sola ya mucho tiempo, no pensé tardarme tanto.

Con rapidez me vestí y salí corriendo en su búsqueda, cuando llegué al árbol que daba inicio al camino inclinado escuchaba unos gritos en una legua extraña y explosiones, no sabía a qué se debía pero seguí corriendo, para mi sorpresa era la princesa, quien de sus manos efervescía una llama púrpura.

-Damien, ¿Qué te ocurre?

-Menos mal que estás bien- lo dije con la voz algo cansada y con pausas intermedias -¿Qué se supone que haz estado haciendo?

-Nada, sólo intentaba cazar a esas criaturitas voladoras que se encuentran en la superficie de los árboles, pero son muy escurridizos.

-Querrás decir pájaros.

-Así es como se llaman… Bueno, pero no ha pasado nada.

-¿¡Nada!? Sólo destruyes medio bosque pero no ha pasado nada.

-Solamente quería hacerte el desayuno como muestra de gratitud al que me dejases quedarme contigo, ¿Y tú donde andabas?

-En el río que está cerca de aquí, además ¿Qué era lo que gritabas? Esa no es una lengua común.

-Pero si tú la dominas perfectamente, es la antigua lengua de los elfos, sólo los que tenemos la marca maldita, como la que tienes tu en tu pecho, la comprendemos. Ocurre cuando tu alma es alterada por algún miembro de la corte real, ya sea del Reino Divino o del Inframundo, la tuya fue alterada por los miembros de la corte real del Inframundo.

-Ya todo tiene sentido- mirando a mi pecho y tocándolo con mi mando – es por eso que tengo estas habilidades.

-Sí, en efecto, pero hay momentos en que usar tantas veces los hechizos te puede debilitar mucho, tanto que podrías incluso morir, pero eso depende de el tipo de hechizos que hagas, están los de alteración, destrucción, ilusión, conjuración y restauración; el que yo estaba realizando es uno sencillo de destrucción.

-Bueno, veo que sabes muchísimo más que yo, ¿te molestaría enseñarme?

-No hay problema, te enseñaré como transportar tu energía a diferentes secciones de tu cuerpo para el propósito que te tengas definido, pero hay veces en que te puedes dejar llevar por tu marca, haciendo que tu lado diabólico se revele, debido a que la corte real demoniaca fue quien te alteró el alma.

-Puedo controlarlo.

-Eso espero, bueno lo básico es aprender a invocar a los elementos: Aire, Tierra, Agua, Fuego. Para cada uno de ellos debes focalizarte en sus características, por ejemplo: Aire, son directas, pronunciadas y tienen una corriente variada. Ten en mente eso y concéntrate haz un movimiento rápido hacia algún punto y di las siguientes palabras: «Thrysta vindr» para empujar una corriente de aire.

Cerré los ojos para poder concentrarme, imaginándome una gran brisa que azotaba a las montañas del norte, sentía esa misma brisa en mi interior corriendo cada centímetro de mis venas, abrí mis ojos, junté mis manos y las empujé precipitadamente al frente mio y lo dije con fuerza.

-« ¡Thrysta vindr!»

De mis manos se originó una ventisca que provocó que las hojas caídas despegaran del suelo y se apartasen varios metros atrás.

-Muy bien para ser la primera vez, pasemos ahora al segundo elemento, agua: pura, persistente, perfecta. Haz que del río de donde viniste salga una cantidad de agua suficiente como para apagar este fuego que voy a encender ahora.- cerró los ojos y se dirigió a las brasas y dijo pronunciadamente -«Brisingir»- de sus manos salió expulsada una gran llama que se dirigió a la fogata para encenderla –Esta bien, ahora di «Ethgri adurna».

Me pasó por la mente la vez que había visto en la televisión la película Poseidón, y me imaginé la gran ola mientras chocaba al barco, y con fuerzas miré al camino donde era el sendero al río y lo dije fuertemente.

-«Ethgri adurna»

Sentía como el sonido del agua se aproximaba progresivamente mientras levantaba mis brazos por encima de mi cabeza, cuando la vi era una gran y majestuosa esfera de agua que curiosamente tenía algunos salmones nadando en su interior ya al ponerlo sobre el fuego, abrí las manos para dividir la esfera uniformemente y dirigí una mano al fuego mientras que con otra formaba una esfera de agua más pequeña y seguía viendo al salmón nadando tranquilamente dentro de ella. Luego de apagarlo, volví la otra mano a la esfera y la empecé a mover para que bajase, al llegar separé las manos haciendo una honda para liberar la presión de ésta.
-Muy bien, concéntrate un poco más y dominarás muy bien la técnica.
Estuvimos un largo tiempo en el bosque practicando los conjuros y el idioma élfico, en los que me resultó más difícil realizarlos fueron los conjuros de alteración, puesto que debía no sólo concentrarme en el elemento que iba a proyectar, sino que además debía concentrarme para enviar mis energías a zonas específicas para realizarlo.

Luego nos encaminamos en búsqueda de los sellos, pasando por el río y cruzando la frontera del pueblo del Meltmore para dirigirnos a Urnimanius, donde lo único que presidia era las fábricas y empresas donde los trabajadores no conocían la palabra descanso y se encontraban en una eterna esclavitud.
Ldamien18 de julio de 2012

Más de Ldamien

Chat