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Viento, Dile a la Mosca (o El Viento que Todo Lo Empuja, Sin Querer)

El hombre bebió de la pierna de su esposa, y sus hijos festejaron la enseñanza. No habría perro que pudiera acercarse a su plato de comida.
Gracias padre, dijo el mayor, mientras movía los labios de la bebé para que hablara en silencio. La bebé sólo pensaba en la jugosa teta de la madre.
De repente un viento frio se apoderó de la escena. Tomó la sopa del padre, se acostó en la cama de la madre y movió los labios de la criatura como lo hacía el mayor.
El perro entendió el mensaje e invirtió sus piedrolares en la bolsa para poder comprar una casa con dos puertas, para entrar y salir. No hubo más discusiones en la mesa, todos admiraron las calificaciones repartidas por el viento frío. Él, con su pecho inflado cerró las persianas y los mandó a todos a dormir.

Se sentó en la punta de la mesa mientras se arrastraban con las panzas llenas hasta las camas, ordenadas en formá simétrica una en la punta de la habitación y dos de cada lado. La de la punta quedaría libre, hasta que alguien se hiciera merecedor de el precioso lugar.

En silencio... una pregunta se hizo escuchar... dos veces: ¿qué sentís? ¿qué sentís?

Con los ojos obnubilados por el ardor que producía la sal cayendo sobre sus retinas el viento giró hacia el sur, aumentó su temperatura y se lanzó por la ventana del quinto piso donde habitaba con su costillar de personas.
Con el rostro sobre su aire, permaneció instantes incontables hasta que decidió dejar posar sobre su hombro una simpática mosca pelirroja.

La mosca, sin vacilar, cerró sus ojos en su cabellera recortada y preguntó: ¿que sentís?

Por culpa del eco, fue la novena vez que escuchó la misma pregunta. Se decidió a responder, pero el aliento se secó en su garganta y no pudo más que juntar el labio superior con el labio inferior.

Su ojo derecho giró en el sentido de las agujas del reloj, y su ojo izquierdo trató de seguirle el ritmo.

El insecto volvió a repetir la frase, esta vez, sin signos de interrogación.

Era necesario que el viento pronunciara unas palabras.

En la punta de la mesa imaginaria, el viento se puso de pie. Golpeó suavemente la copa de cristal imaginaria con su cuchara de plata imaginaria.

Tin Tin Tin. Nuevamente. Tin Tin Tin.

El insecto y todos los invitados imaginarios presentes hicieron silencio. Todos, espectadores de un discurso que cambiaría la vida de los que ahí se reunían en sagrada ceremonia espiritual y terrenal, permanecían con la boca abierta y la lengua colgando. El viento cerró los ojos.

"Estoy aquí" dijo el viento. La mosquita pelirroja aguantó la respiración.
"Estoy aquí" repitió, sin la ayuda del eco.
"Estoy aquí, frente a sus ojos."
"Es esto lo que soy, sin más brazos ni más piernas."

... ... (SHHH) ... ...

"No pretendo beber de su sangre, sólo espero que con la mía les alcance."

... ... ((ooohhh...)) ... ...

"He venido en busca de un camino, una ruta."
"De un medio para un fin."


La mosca, que hasta el momento aguantaba la respiración, dejó salir el aire lentamente. Los invitados imaginarios bramaban eufóricos, aplaudían, lloraban, gritaban cánticos para enaltecer los valores del viento.
La mosca terminó de exhalar el aire alojado en sus microscópicos pulmones y clavó sus miradas en los ojos del viento.

"¿Qué sentís?" Le preguntó con la mirada.

El viento apuntó hacia arriba con la comisura derecha de sus labios.

Lo importante no es lo que siento -- dijo en una voz tan baja apenas percetible por un insecto -- lo que de verdad debería importarte, es lo que me haces sentir.

En el cielo explotó un planeta.
La ciudad se iluminó por 12 segundos.

Cuando el viento y los invitados imaginarios dejaron de mirar el cielo, la mosca había desaparecido.


Dicho y Hecho. (no hecho de Hacer, ni hecho de echar)

"Lo complicado de conversar y sincerarse con un insecto no es el idioma; no es problema de sonido ni de violencia entre las partes. La dificultad está en que los insectos (como las moscas pelirrojas) tienen cientos de pequeños ojos. Quizás mires los ojos correctos al hablar; pero, al escuchar ¿estarás en lo cierto?"

Siendo estos las ventanas del alma ¿habrás elegido la ventana correcta?


Dicho de otro modo. Odio los ojos que mienten... porque les creo.


Leelu02 de febrero de 2009

5 Comentarios

  • Stochastic

    Simplemente impresionante.
    Me descubro ante ti, maestro.

    02/02/09 09:02

  • Leelu

    Uhhh, gracias...
    no se que responderte
    no esperaba tanto
    despu?s paso a leerte, me quieren robar la PC


    odio a mi hermano
    pero con cari?o

    02/02/09 09:02

  • Mejorana

    ?sto me lo guardo Leelu. Es una maravilla.Parece que nos hayamos encontrado en tu mundo interior y me he reconocido ah? dentro.
    Fant?stico, on?rico surrealista.
    No tengo palabras suficientes.
    Leelu: Eres un mago , un genio.
    Escribes brutal.
    Te quiero.
    Qu? bien que hice en llamarte.
    Gracias por compartir estas joyas literarias con nosotros.

    04/02/09 01:02

  • Mejorana

    ?Qui?n te quiere robar la pc?
    Que no me entere yo.
    :)

    04/02/09 01:02

  • Leelu

    Bueeenaa. Mejorana, no me alagues que me la creo.
    Sigo intentando mejorar. Gracias por alentar.
    Abrazos.

    04/02/09 04:02

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