Realidad Ficticia
La Coruña, 17 de Agosto del año 2000.
Hola "cariño":
¿Espero que estés bien?, parece que ha pasado toda una vida. De hecho, en la vida te he visto. Yo me encuentro en uno de mis mejores momentos, tanto físico como emocional y, para variar, lo único que no me sobra es precisamente y como podrás adivinar, el dinero. Sabes que no me hace falta.
Gracias a que no te conozco, ni se quien eres, y nunca lo sabré no te echo tanto de menos como aquello que tengo a mi lado y no veo y... al fin y al cabo tampoco echo de menos.
La de veces que has pasado a mi lado, y ni siquiera hemos notado reciproca presencia. Es curioso que, estando tan cerca todo este tan lejos. Pero la distancia que nos separa no es kilométrica ni mucho menos, más bien dimensiones profundas nos acercan a la vez que nos distancian.
Me alegra mucho que pienses en mi tanto como yo pienso en ti, es decir, absolutamente nada. Que vivas en paz contigo misma y con tus circunstancias como lo hago yo. He de decirte que, sigo siendo el mejor, que consigo lo que me propongo día a día y no pierdo a mis amigos. ¿Tu tienes amigos? nunca hablamos de eso. ¡Je!, nunca nada.
Me va a ir bien en la vida, lo tengo presente todo lo que me rodea y agradezco día a día el odio que mis enemigos no saben usar, y por tanto, me río de ellos. Y a la vez añoro el que me envidien por la supuesta "suerte" que me acompaña y no por mi buen hacer y constancia en lo que me propongo.
Te podría estar escribiendo acerca de mí toda la vida, pero la vida es corta y te aseguro que no la pasare escribiéndote a ti, "querida" desconocida. Ahí fuera me necesitan, igual que yo a ellos. Para disfrutar de este maravilloso regalo que todos esperamos... ¿el amor? no. La muerte. Moriré lentamente, te lo puedo asegurar, y a la vez de un suspiro caeré. Siempre con la sonrisa en la cara...
No olvides que tú te pudrirás como yo. La diferencia esta en el paladar de los gusanos y el sabor de nuestros cadáveres...
Como terminaría esta carta.... ¿Te quiero? ¡Ja!
