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Todo Se Resumía a Miedo a Lo Mismo: a Amar y No Ser Querido.

Él tuvo miedo, durante muchas noches, en silencio, miro el teléfono, nunca se atrevió a marcarlo, aquel número suponía tantas cosas en ese momento, sabía que sería su foco de felicidad o de dolor, y ambas cosas le daban miedo, pues la felicidad no es eterna. Digamos que le falto empuje, quitemos la palabra cobardía, pero no lo hizo, nunca llego a marcar. Durante muchas noches ese fue su ritual, se tiraba en la cama, pensaba en sus errores y daba por hecho que eran irreparables. Ella no quería saber nada de él, le había borrado por completo de su vida, o al menos eso él creía. Razones a ella no le faltaban.Pues él eligió a otra. Ni el mismo supo jamás porque lo hizo, se maldijo cada día por una tontería como aquella.Los demás llamaron a la tontería miedo al compromiso. Tenía miedo a tantas cosas, que al final todo se resumía a miedo a lo mismo. A amar y no ser querido. Él ya había sufrido un primera vez y no quería volver a pasar por lo mismo, por eso nunca una mínima muesca de amor, si no amas no te pueden no amar. Pero por suerte o por desgracia los miedos se pueden superan.Y ahí volvía a estar él, enamorado y sin ella, sabiendo que esta vez no era por falta de querer sino por culpa de él. Pero el miedo no se iba y el teléfono seguía sin sonar.
Lovestory27 de abril de 2016
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