Inventas mi forma de ser.
Hieres mi cuerpo de mil maneras.
Transmutas mi alma en éter.
Moldeas con mis manos la cera.
Superas tus aspiraciones.
Reniegas de lo que provocas.
Pruebas la miel con mi boca.
Sueles estar de vacaciones.
Eres mi musa enmascarada.
Un impulso y un tormento.
Una pasión no negada.
Un soldado de Sarmiento.
Una idea de la noche.
Un compañero de cuarto.
Un joyero que escoge.
Un precio demasiado alto.
Un diccionario de mentiras.
Un juego de mesa que no acaba.
Duquesas y reinas de Saba.
Una bruja quemada en la pira.
La imperfección de lo perfecto.
La medicina útil del pobre.
El bandolero, traficante de cobre.
El navío que navega recto.
Flirteas con el llanto.
Juegas con el diablo.
Irrumpes como un ladrón.
Me has acosado tanto,
que ningún vocablo,
logrará tu definición.
Declaras guerras por tu causa.
Intercedes por mi mente exhausta.
Riges con mano de hierro.
Aún no olvido mi castigo,
cuando todos mis enemigos,
te trataron como a un perro.
Pero eres invencible.
Y como poeta a media jornada,
caballero que alquila espadas,
he querido escribirte.
Adoro tu valentía
al jugar con tus hechizos.
Néctar y ambrosía,
siempre un advenedizo.
Llegó el momento de irme.
