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Peripecias de un Ayatolá Biónico

Los días pasan sin contemplaciones.
Para mí, no existe el tiempo.
Solo hay convenciones y silencio.

Soy el Dios de mi realidad hecha verso.
Carente de ritmo y fundamento,
pero con el estilo de poemas colados
en llantos pródigos de invierno.
Mas no poseo las palabras adecuadas para que el vacío satisfaga su crónica hambruna.
Y famélico, el motor convierte el vacío en energía.

La contradicción no es poesía, sino orgasmo auto infligido.
Fastuoso, pero vestido de certidumbre.
Sabido es que los poetas prefieren desnudar las sensaciones.

Imagina
aniquilar civilizaciones para construir fantasías
pero tumbado en la cama.
O seducir a la hija de un sultán
sin salir de tu casa.
Imagina ser capaz de despertarte en todas las pesadillas.
Y luego atrévete a acusarme
de ser simple y llanamente
el arquetipo de un cobarde.

Pero comprende, primero
que lo único que me asusta
es el mismo miedo.

Y llevo tantas unidades de tiempo&
renunciando a ser piloto
claudicando a pasajero.

Porque solo desde la atalaya de Jon Osterman
puedo ser a la vez bosque e incendio,
un arquitecto de utopía que baila
sobre la delgada frontera
que segrega esta vida del resto.

Y hago palanca contra el vacío
para mover mi castillo
lejos.
Hasta el nexo convexo del mundo que existe
más allá de mi reino.

Sin reloj, pronto no tiene sentido.
Pero, sin sentido
o consentido
esa es mi fecha de llegada.

Y si pierdo, vencida la batalla,
el bastardo don de la palabra,
melancólico gestaré el consuelo
de haber descrito lo que veía
cuando habitaba a ras del cielo.

Soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma

Luko179116 de junio de 2016

1 Comentarios

  • Luko1791

    Por alguna razón, no me permite incluir este vídeo al final del poema. Disfrutadlo https://www.youtube.com/watch?v=5KTneGBE4tY

    16/06/16 03:06

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