Regalos
Ataca al león dormido.
Desvístete de seda.
No vuelvas a nuestro nido,
donde ni las brasas quedan.
Que tus celos no tiñan el cielo,
ni te quedes atrás por mí.
Que el gemelo de mi flagelo
no me corte cual bisturí.
Que tu beso más urgente,
no quiera tener la prisa
de la última chispa latente,
viva en cualquier momento.
Que tu mirada más ardiente,
se convierta en la cálida brisa,
que arrase mi piel lentamente,
como el más infernal de los vientos.
Regresa de tu exilio.
Invade mi Vietnam.
Cruza Abbey Road a la pata coja.
Acude a mi concilio.
Disfrázate de Tío Sam.
Baila conmigo en la Plaza Roja.
Haz magia digna de un rey.
Canta la melodía que quieras.
No te rías de mí si me resbalo.
Asómbrate con las sombras de Grey,
al ritmo del blues de mi escalera.
Que el monte de Sisífo que escalo,
no sea tan grande como antes fuera.
Elige un teatro para tu vida.
Un campo de batallas perdidas,
donde muera siempre el malo
y un poeta pretenda ser mejor.
Donde regar, y regalar, este regalo,
con suficientes tragos de licor.
