TusTextos

Un Millón de Versos



“¡Oh, divino arte de la sutileza y del secreto! Gracias a él podemos aprender a ser invisibles e inaudibles, y a seguir el destino del enemigo!”

Era el poeta todavía joven,
y le gustaba enredarse en nubes de penumbra,
buscando todo aquello que se oculta
tras corazas de carne y hueso.

Aún no sabía que, en el fondo,
la forma es concha
y caparazón el ego,
and beyond the wall,
acecha el cruel invierno.

Cumplió años con la rítmica del haiku
en el que quiso solapar
sus noches de sexo y vodka.
Cigarrillos apagados,
cinturones de seguridad ausentes,
cadenas, trampas en el vientre.

Y para escribir,
había sexo y vodka,
pero no había tinta suficiente.

Se jactó, humildemente,
de ser capaz de rimas imposibles,
de imágenes universales,
compradas al calor de las rebajas.

Y quiso tanto como pudo a quién dudó de su vacío,
construyendo escombreras en su corazón rebelde
y muriendo poco a poco envenenado por el frío
que jugó al ajedrez con los delirios de su fiebre.

Pero un inmortal resucita sin pedir permiso a imbéciles.
Surge del folio inerte,
de la inanimada letra resiliente.
Posterga funerales de cinismo
y murmullos entre dientes,
para almas carcomidas por el salitre
de un profundo mar sin peces.

Es difícil escribir sobre lágrimas que son ajenas.
El poeta, no obstante, lo logró.
Supo que en el reino de los chacales y las hienas,
el buitre es el último león.
Carroña por corona, garras por cetro real,
cobardía alada hacia el paroxismo final.

Basta decir, así,
sin interrogar a la nada,
que un millón de versos es un número primo,
pues se dividen entre sí y entre uno,
quizá el último, quizá éste, quizá otro.

Quizá entre el que narraba la forma de sonreír
de un niño con piernas extraviadas,
al ver al poeta cruzado de brazos
sin pasos que dar ni compartir.

Quizá entre aquel en el que su novia se corría despacio
empapando el cojín sobre el columpio del jardín
destilando el placer de incumplir la Ley Seca
gimiendo ambos en libertario frenesí.

O puede que entre aquel que rompía estándares
y tempos,
repicando en una misantropía imberbe,
cuna de torbellinos de negligencia exacerbada.

O entre el verso de las noches robadas,
del barco anclado al vaivén del oleaje,
lo que más importa y lo que importa nada
en aqueste camino y en su cercano peaje.

¿Sabéis, pues, cuando el poeta envejeció?
Al comprender que un verso dividido
es al hogar del olvido
lo que la fe a la razón.
¿Cómo impartir justicia si quieres
ser juez y dogma?
¿Cómo confiar en el viento cuando tú mismo
eres el viento y la hoja?

Por esta vez, os lo diré:
siendo el que escribe y también el que lee.
No enamorándose, porque,
si te enamoras,
caes en un paraíso cotidiano.
¡Echa leña al fuego!
¡Sal a vivir la vida que quemas!

Quién sabe, alguien como el poeta,
tras perder su memoria
se fugaría a tierras lejanas,
a la misteriosa Stylia,
a contar otras historias
más privadas, más avaras.
Y al partir, tal vez se partió.
Una parte él, el poeta huido.
Y el otro…diré, dividido,
que un millón de versos yo.
Luko179101 de octubre de 2015

5 Recomendaciones

5 Comentarios

  • Sandor

    Sin entrar en el fondo (sutilísimo) la forma es en mi modesta opinión , magistral
    Saludos.
    Carlos

    01/10/15 12:10

  • Avelibre

    Luko,

    éste es el segundo poema que leo de tu autoría.

    Pocas veces me pasa el terminar de leer un poema y querer comenzar nuevamente la lectura para extraer algo mas del texto. Admito que en esta oportunidad me ha ocurrido. Creo haber comentado, en otro de tus trabajos, mi admiración por la maestría con la que empleas las metáforas. Sin querer ser reiterativa, no puedo dejar de expresar mi fascinación nuevamente por el empleo de éste recurso.

    Hablar del contenido caería en el mismo terreno de mi primera reseña.
    Cada verso tiene cuerpo y soltura. Perfectamente podrías publicarlos por separado.

    Bellísimo!

    Saludos
    Caro

    01/10/15 05:10

  • Voltereta

    No sabría definir el poema, si como épico o como costumbrista a la antigua usanza de las tierras bárbaras, pero no cabe duda de que sobrevivirías con la palabra y con tu fértil imaginación en un desierto estigio o tal vez llegaras a rey de Aquilonia con la espada de tus versos sin rima, pero con amplio contenido.

    Se ve muy poco de esto por aquí y fuera de aquí también, pero es un placer poder sentir la fortaleza, que entra en el pecho de uno al leerlo. Sin duda eres un hechicero de las palabras, que nos enloqueces con lo que escribes, por lo menos conmigo lo has hecho.

    Un saludo.

    02/10/15 07:10

  • Danae

    Escojo esta estrofa, como podía haber elegido otra:

    Es difícil escribir sobre lágrimas que son ajenas.
    El poeta, no obstante, lo logró.
    Supo que en el reino de los chacales y las hienas,
    el buitre es el último león.
    Carroña por corona, garras por cetro real,
    cobardía alada hacia el paroxismo final.

    ¿Y puede alguien que ame las letras, leer esto, y permanecer diferente? No.
    Estoy con Volteretas: Tus poemas son auténticos chutes de fuerza.

    Un gran abrazo

    18/10/15 09:10

  • Danae

    ... permanecer indiferente, quise decir ...

    19/10/15 11:10

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