La Psicologa
LA PSICÓLOGA
Yo no quería ir, pero que le vamos a hacer si no iba mi mamá me montaba la bronca de siempre, que yo era un vago que no hacía nada, que mis calificaciones siempre por debajo de tres, que ya estaba cansada de mi rebeldía y de esa música satánica, que no arreglo mi cuarto, que mis amigos son las peores influencias del barrio y mi novia Andrea era una viciosa.
La verdad es que ahora que lo pienso detenidamente, ella tenía razón pero es que a lo bien que Andrea si estaba muy buena, de las novias más bonitas que he tenido, usted ha visto a esas peladas que tienen como una carita toda inocente pero son más arrechas que ni pa´ que, y lo que más me gustaba de ella era esa actitud rebelde, su forma de vestir, esas botas altas, ese cabello largo y liso con un mechón rojo, sus ojos marcados con lápiz negro, y siempre hablando de música metal y filosofía. Recuerdo una vez que estábamos por allá en parque obrero en Itagüí, estaba tomando con unos pelados ahí puro vinacho de esos de cinco Lucas, estaba más farra y esa fue la primera vez que sentí que la amaba, ¡Pero qué va!, esa china como a la semana se metió con un pelado del barrio que le decíamos el culebras, que tenía unas rastas gruesas y largas, ese pelado era más loco
Todas las mañanas se levantaba poner Bob Marley y fumar marihuana, el olor se sentía en todo el edificio donde él vivía, y yo más aburrido! ese día si me emborrache como se debía en la casa de un parcero, aprovechando que los papás no estaban y lo más hijueputa era que estábamos escuchando una canción que me acordaba tanto a ella, yo no sé si usted la ha escuchado es esa que dice Hey teachers leave them kids alone, All in all it is just another brick in the wall de los Pink Floyd.
Yo ya me estaba cansando de tantos problemas, y pues mi mamá me llevo donde una psicóloga, puse resistencia pero algo dentro de mi si quería ir, apenas entre al consultorio, la psicóloga que me atendió, a penas la vi quede flechado, era hermosa y el orden con sus cosas, ese título en la pared, esa gafas que reflejaban años de estudio, todo eso me provocaba cierto morbo, hasta se parecía un poco Andrea como en las cejas y en el cabello, en fin, me gustaba un resto. Pasaron como siete u ocho meses yendo donde ella, ya hasta me había olvidado de la boba de Andrea y ya ni salía con mis amigos, hasta estaba empezando a cambiar el tipo de música, de escuchar metal a escuchar rocksito en español, incluso, a veces me cantaba las de Arjona que mi mamá en la casa me las había pegado.
Fue como a mediados de julio cuando me la encontré por el lleras, estaba con un man ahí como de plata, tenia gafas, camicita de rayas, y estaban en un Mazda tres, yo me emocione tanto que hasta me empezaron a temblar las piernas. Ella se bajo del carro y entraron a un bar todo puppy que está al frente de donde estábamos en ese momento, bueno yo no sé si ya lo cerraron, el caso es que el miedo no me dejo que me acercara, entonces yo, que estaba con mis amigos, charlaba un rato y miraba con disimulo al bar del frente donde ella estaba, de pronto llegó una señora más bien cuarentona y entro braveando a los dos, le pego una cachetada al man con el que ella estaba, y le dijo a ella hasta de que se iba a morir, yo me asuste y pues sentí que debía ir a ayudarla y yo que apenas llego y empujo a la cucha esa, y el man ese me metió un puño, la cucha mientras se levantaba del suelo dice que si la vuelve a ver que la mataba, el man salió y se fue detrás de ella y allí quedo sola ella, mi psicóloga.
Ella se sorprendió al verme, hasta pena le dio, agacho la cara porque estaba llorando, yo le dije que no llorara por hombres que no la merecen, y trataba de reconfortarla, salimos del bar, pero lastimosamente su ego de ser psicóloga no la dejo estar con su paciente, bruscamente se fue y me dejo sin aliento nuevamente.
Esa noche paso el tiempo tan rápido, hasta mis amigos ya se habían ido, y sin darme cuenta ya eran las 2 de la mañana, yo estaba más aburrido, me fui por detrás de la iglesia a fumarme un porro y a pensar en ella, por ese lado es muy oscuro y hay una bajadita por unas escaleras todas inclinadas que dan como a un patio que si seguías derecho, llegabas a al otro lado de la manzana.
Eran las cuatro de la mañana. iba a salir del callejón cuando la veo y no me lo creo, hasta me dije a mi mismo que no volvía a fumar pensando que era efecto de la marihuana, era ella estaba sentada en la acera, con su vestido largo intacto, con su cabello largo aún peinado, y estaba ahí y yo no lo creía!
Cogí un taxi con ella y fuimos a mi casa, ese día fue el mejor de vida, parecía una fantasía, un sueño, pero el dolor del puñetazo que me dio ese man con el que ella estaba, me decía que era real, al parecer ella necesitaba de alguien que la acompañara en ese momento y ahí estaba yo, ella no opuso resistencia, y poco a poco los labios se fueron cruzando, la ropa cayendo y me tomaba el tiempo de quitarle poco a poco su largo vestido, sin despeinarla, bese todo su cuerpo, y los latidos mi corazón empezaron a latir tan fuerte que pensé que me daría un paro cardiaco de la cantidad de placer que tenía en cima. A eso de medio día estaba haciendo hambre, entonces me levante de la cama para ir a buscar algo de comer. Me serví un buen plato de espaguetis que mi mamá había dejado antes de salir a trabajar temprano.
Ese día fue el mejor de mi vida y a veces me gustaría volverla a ver, sé que ella también le gustaría, pero estas cuatro paredes me lo impiden y a veces me provoca querer arrancarme el pelo, también siento como si realmente si me estuviera enloqueciendo como dicen por ahí, pero es que no entiendo con perfección que quieren decirme, yo soy una buena persona, que cayó en el amor y estoy seguro que me tienen acá por envidia, porque ellos no han podido hacer la Hazaña que yo hice, comerse a su psicóloga!, eso no lo hace cualquiera, yo no he hecho nada malo, esa noche lo que ella y yo hicimos no fue un pecado, no fue nada del otro mundo! ni siquiera la despeine, la dejé tal cual a como la encontré en esa acera del poblado, con ese hermoso vestido que llevaba, con esos hermosos labios pintados, con su pálido rostro, y con ese corazón que ya no latía.
Jorge Andrés Rodríguez maya 2013 Colombia (medellín)
