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El Angel y El Demonio

Escondida entre la sombra de un árbol la joven esperaba que el sol se escondiera en el horizonte, sabia que aquel demonio no podía subir a la tierra mientras los rayos del sol aun estuvieran presentes, era un demonio nocturno no por elección, sus faltas no habían sido expiadas aun y no podía solicitar el privilegio de sentir la calidez del día o el calor del fuego.
El crujir de las hojas revelo que había llegado, el corazón de Sally comenzó a latir en forma acelerada, froto sus manos y se dio cuenta que estaban húmedas, trago saliva y casi saltando se paro en frente de él, quien al verla instintivamente retrocedió, no es algo común que alguien se enfrente a un demonio por lo que su mano izquierda se torno negra y sus ojos violetas refulgieron -¡No, espera!- exclamo Sally al ver la intención de Matt, el demonio -¿Qué haces aquí?- le espetó él apagando los fulgores de sus ojos, -Yo… este… solo quería saludarte- respondió Sally con inseguridad, en verdad no había pensado en nada mas que en volver a verlo.
-¿Saludarme?- pensó Matt con sarcasmo –Ya niña, dime la verdad-, Sally buscaba en su mente a toda prisa respuestas que pudieran salvarla del momento tan bochornoso en el que estaba metida cuando Matt la tomo por el cuello, fiel a su naturaleza no le importaba quien fuera su presa mientras le diera un poco de calor que tanta falta le hacía, con una inmensa facilidad la elevo hasta que los pies de la chica golpearon sus espinillas, -qué fácil- pensó al momento de oscurecer su mano y comenzar a chupar la vida de Sally, la cual le daría solo unos momentos de calor, antes de volver a sentir el frío congelante, castigo al que había sido condenado por sus acciones pasadas.
Sintiendo un miedo enorme Sally trataba de zafarse de aquella garra helada, -por favor, no lo hagas- balbuceó mientras se ahogaba, no podía creer que aquel demonio tan cruel fuera el mismo que alguna vez ella había salvado, desde aquel día en el que lo había encontrado en un callejón completamente inmóvil por el frío no pudo olvidar su rostro, en aquel entonces tan lleno de miedo y soledad que había conmovido su corazón, y sacrificando sus alas, lo mas preciado para ella, suplicó por que aquel ser no fuera castigado tan duramente.
El cuerpo de Sally comenzó a perder su calor, la piel se torno lívida, su aliento se veía perfectamente, era obvio que estaba congelándose, las fuerzas ya estaban en su límite y no podría evitar el final, sus manos dejaron de intentar liberarse y su mirada comenzó a volverse borrosa, antes de perder el conocimiento vio por ultima vez al demonio por el cual había renunciado a todo, dándole una oportunidad a él, y ya sin fuerzas dejo escapar una lágrima en la que iban su tristeza, la desilusión, junto con el aprecio que había nacido en ella por aquel demonio de ojos tristes.
La piel de Matt comenzaba a recuperar el tono rosado que había lucido mientras estuvo vivo, una euforia comenzaba a invadirlo y una sonrisa de perverso placer asomó a sus labios, la misma escena ya había sucedido miles de veces, pero una chispa se encendió en el fondo de su alma rota, y comenzó a elevarse dentro de él, -¡No lo hagas!- repetía aquella chispa mientras se hacía mas grande, -Déjame en paz, estoy trabajando- gruñó el demonio que apretaba aún mas su mano, y una batalla se suscitó dentro de él, por una parte su naturaleza demoniaca le ordenaba acabar con la vida de aquella chica, y por otro lado una voz desconocida que le suplicaba detenerse.
Todo estaba por terminar, el cuerpo de Sally estaba casi por completo congelado, sus labios ya estaban azules y su piel ya comenzaba a ponerse rígida, Matt ya casi terminaba cuando vio el rostro de aquella mujer, vio sus ojos y algo se rompió en su interior, aquella lágrima en la que Sally había depositado sus últimos sentimientos corrió por su mejilla y sin que nada lo evitara tocó la mano que aun aferraba su cuello, y sucedió algo que no estaba previsto.
El rostro de Sally desapareció, al igual que el parque donde se encontraban, Matt se vio en un callejón, era una de las noches mas frías de ese invierno, la nieve caía abundante y se vio a si mismo hecho un ovillo en la parte mas oscura de aquel lugar, llevaba muchísimo tiempo sin robarle su calor a alguien por lo que estaba tan débil que la nieve solo lo dejaba congelado e inmóvil, sus hombros y cabeza ya estaban completamente blancos, su cuerpo ya había dejado de temblar y su piel ya comenzaba a resquebrajarse, señal de que se rompería otra vez en mil pedazos como había sucedido ya cientos de veces, siempre traumático, siempre doloroso, recordó que esa ocasión el miedo lo llenó de tal manera que deseó con todas sus fuerzas tener al menos una última lágrima, para poder reconfortarse aunque fuera un poco.
En el último respiro, cuando el viento invernal terminaría de congelar sus pulmones y haría estallar su cuerpo vio la figura de una chica recortarse en la entrada del callejón, el demonio que estaba en el suelo solo vio una sombra que crecía al acercarse debido a lo débil que estaba, por lo que no pudo distinguir nada mas, sin embrago el Matt que veía todo como la escena de una película vio algo que lo dejó sin habla: aquella chica era Sally, pero no era una mujer normal, tenía un ligero resplandor dorado, en su espalda lucía un par de alas blancas muy bellas, el rostro de finas facciones estaba horrorizado, su mirada denotaba la preocupación que sentía por aquel ser desvalido que estaba hecho ovillo.
Sin poder dar crédito a sus ojos descubrió que ese ángel se hincaba junto a él y lo abrazaba con una ternura que ni siquiera cuando estuvo vivo había sentido, el corazón se le encogió al ver las lágrimas que aquel ángel derramaba al hacer todo lo posible para darle calor al demonio, veía al ángel hablar pero no logro escuchar palabra alguna, sin saber porque se acercó a la pareja, y trató de hablar, pero su voz no salió de su garganta, alzo la mano para tocar al ángel, quería que dejara de sufrir por un demonio que no lo valía pero su mano traspasó los cuerpos y solo encontró el vacío.
Si de por sí la escena ya lo torturaba, el dolor mas grande lo sintió cuando aquel ángel sacó de entre sus ropas una daga, por un instante abrigó una esperanza, si se seguía la lógica el ángel tendría que liquidarlo, como lo hacen todos los ángeles con los demonios, o los demonios cuando tienen la oportunidad de matar un ángel; sin embargo la chica no dirigió aquella daga contra él, sino a su propia espalda, y con unos cuantos tajos cortó sus alas, las lágrimas de dolor salían abundantes pero eran eclipsadas por la mirada decidida a seguir, mezclada con la preocupación de ver al demonio que ya no tenía la inmovilidad anterior pero volvía a tener violentos temblores a causa de su congelamiento.
Y aquellas alas sirvieron como una cobija para él, fue cubierto por ellas y las plumas lo abrazaron por completo, y el ángel, con la espalda sangrante y sus ojos llenos de lágrimas volvió a abrazarlo, y así estuvieron por largo tiempo, Matt recordó que aquella calidez lo había hecho dormir, no recordaba nada mas que sensaciones pero por fin sabía lo que había pasado, veía al ángel hablar sin parar pero no logro escuchar nada de lo que le dijo durante todo ese tiempo, al final, cuando la escena comenzaba a oscurecerse algo mas lo dejo helado: el ángel le dio un beso y con el toda la calidez que necesitaba para recuperarse, mientras él desaparecía ella se desplomaba inconsciente.
Lo siguiente que vio fue a Sally que ya pendía inconsciente entre sus manos, su cuerpo ya no tenía movimiento alguno, el miedo lo llenó y abrió la mano que aún la aferraba y el cuerpo de Sally cayó, no llegó al suelo porque Matt la abrazó -¡oye despierta! ¡Perdóname por favor!- y la depositó en el suelo, le tomó la mano pero el cuerpo estaba tan congelado que la piel se abrió en un surco profundo, sin saber que hacer comenzó a frotar el cuerpo con desesperación, al contacto con sus manos la piel se calentaba pero inmediatamente volvía a congelarse, -¡no quiero que te mueras, perdóname!- repetía incansablemente, ya se había quitado su grueso abrigo, el cual había confeccionado especialmente para que le diera algo de calor, en cuanto se lo quitó el viento le dio escalofríos, a pesar de que estaban en verano.
Le puso el abrigo y de los bolsillos saco un par de guantes, habían sido un trabajo especial de otro demonio y le habían costado unas cuantas almas, sabía que la naturaleza impura de los guantes le provocarían dolor a quien no fuera un demonio pero sabía que le darían calor a Sally, así que disculpándose se los colocó, un leve quejido escapó de los labios de la chica al sentir los guantes en sus manos, lo que le dio nuevas esperanzas a Matt.
Con todo, el cuerpo de Sally aun seguía muy frío, al ser una humana todo ese congelamiento le haría muchísimo daño, sintiéndose completamente culpable Matt decidió prender una fogata, algo que tenía terminantemente prohibido, a toda prisa dejó a la chica y dando vueltas reunió todas las ramas que pudo encontrar, así como algo de musgo seco, a lo lejos divisó el tocón de un árbol que recientemente había sido cortado, y con solo un movimiento de su mano lo arranco de la tierra, levantando una pequeña nube de polvo, volviendo con Sally usó sus manos como si fuera un perro y cavó un pequeño agujero en la tierra para hacer ahí la fogata, como era verano y había hecho mucho calor sabía que si no era cuidadoso podría ocasionar un incendio, eso realmente no le importaba, pero si Sally quedaba en medio de el entonces si que estaría en problemas.
Primero el musgo, en el medio las ramas y un poco más arriba el tocón, con un violento choque de un par de piedras logro crear chispas suficientes como para encender el musgo, y con la habilidad innata de los demonios hizo que grandes lenguas envolvieran el tocón hasta que este se encendió por completo. Llevó a Sally junto a la fogata y con todo cuidado la colocó en un lado que le diera calor pero que no la quemara. Mientras seguía frotando su cuerpo con suavidad movía el cuerpo de la chica para que se calentara.
Y antes de que lograra sacar a Sally completamente del congelamiento sucedió lo que estaba temiendo, tenía prohibido encender cualquier tipo de fuego y si lo hacía no solo sería castigado, el fuego llamaría una ventisca que cubriría toda la zona donde estuviera, dándole aun mas frío al demonio; el agujero donde ardía la fogata se hizo muy profundo y aquellas negrura se tragó el fuego, todas las luces que aun se veían fueron apagadas y todo quedó en penumbras, una violenta ventisca dio inicio y Matt sintió que su carne era mordida y grandes surcos se abrieron en su piel, su instinto de salir corriendo y guarecerse se hizo presente, al voltear para echar a correr escuchó a Sally gemir, por un instante recordó por qué había sido condenado y se detuvo, al hincarse unas gotas de su sangre cayeron a la nieve que ya se estaba acumulando alrededor de Sally, y con sorpresa se dio cuenta que era cálida, tanto como para darle calor a la chica.
Sin dudarlo un instante el mismo se abrió la piel con sus uñas, y con ella cubrió todo el cuerpo de la chica, aun la que estaba cubierta por el abrigo, con el paso de los minutos y a causa del frío y estar desangrándose su mirada cada vez era mas borrosa, la debilidad llegó y con cada oleada de viento helado su cuerpo recibía oleadas de dolor, -perdóname niña, no pude hacer nada mas- fue lo ultimo que pudo decir antes de caer junto a la chica, y la pareja fue cubierta por la nieve en medio de la ventisca en una noche de verano.
Marioignacio08 de junio de 2012

2 Comentarios

  • Marioignacio

    Esta es la primera parte de una pequeña historia que estoy escribiendo desde hace muy poco, espero que sea de su agrado, angeles, demonios y otros elementos que me gustan.

    08/06/12 02:06

  • Davidlg

    Ya te imaginarás que por mi imagen no podía dejar de leer. Bueno, me parece interesante y te diré que leeré la segunda parte; si la subes, pero como una humilde opinión y por los variados textos que existen del tema, te recomiendo que le des más peso a los argumentos y más estructura a los diálogos, a manera de que se vaya haciendo más emocionante la trama. Muy buena historia y te sigo leyendo. ¡Saludos!

    08/06/12 05:06

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