TusTextos

Versos y Pastel de Platano

Entre en el local y los primeros versos de la canción ya estaban sonando, me dirigí directamente a la barra para pedirme una cerveza y seguidamente me situé entre la multitud.

Ahí estabas tú, encima del escenario dándolo todo con tu sudadera negra con el logotipo del grupo. Ese grupo que amas tanto.

Me fije, y a primera fila se agolpaban un montón de jovencitas babeando por vosotros dos, la verdad es que no me extraña, estáis los dos bastante bien. Aunque yo personalmente me decanto por uno, claro…

Entonces dirigiste tu mirada hacia el sitio donde estaba yo y sonreíste.

Una vez acabado el concierto, bajaste del escenario y caminaste hacia mí para saludarme. Nos saludamos con dos besos, porque, aunque habíamos estado hablando mucho últimamente y algunas de nuestras conversaciones habían subido de tono, seguíamos siendo unos conocidos.

Estuvimos hablando, bebiendo y cuando se hizo la hora que yo tenía prevista para volver a casa, me dijiste, “no te vayas, quédate un poco más”. Entonces, yo incapaz de decirte que no, respondí, “vale, pero solo media hora más”.

Una vez paso esa media hora, me despedí de todos y camine hacia la salida, tú me seguiste y cogiéndome suavemente del brazo me dijiste, “he hecho un pastel de plátano, ¿quieres venir a casa para probarlo?”. A mí me entro la risa y mi respuesta fue, “sabes que si voy a tu casa no solo querré probar el pastel. A esto, tu sonrisa ladeada respondió por si sola diciendo que esa era la idea.

Subimos a mi coche y fuimos a tu casa. No estaba nerviosa, habíamos hablado tanto que parecía que te conocía desde siempre. Todo surgió de una manera muy natural. Una vez allí subimos a tu habitación y en cuanto se cerró la puerta toda la templanza que nos había caracterizado durante todo el viaje se evaporo y los dos, como animales en celo, nos tiramos uno sobre otro, besándonos, tocándonos y quitándonos la ropa sin ningún preámbulo. La situación me la había imaginado tantas veces que no me hacía falta pensar en lo que quería hacerte, me lo sabía de memoria, quería tenerte todo para mí, sin ninguna interrupción. Con ropa interior que estábamos, me cogiste de la cintura y me llevaste a la cama.

Colocándote encima de mí me besaste, mientras una de tus manos recorría mi cuerpo hasta llegar a mi sexo latente. Metiste la mano por debajo de mi tanga de encaje y tocaste mi humedad con tus dedos expertos. Tengo que reconocer que estaba muy cachonda y tú por el tamaño de tu miembro, intuí que también.

Sin dejar de besarnos nos quitamos el resto de la ropa, y yo prisionera debajo de ti, gemí cuando mordiste mi pezón. Bajaste saboreando por el camino mi vientre y yo abriendo mis piernas te invite a que te perdieras entre ellas para hacerme una comida de coño que nunca olvidare. Levante la cabeza y te observe como pasabas tu lengua por los pliegues de mis labios palpitantes, estaba flotando literalmente…

Cuando acabaste, llego mi turno. Pidiéndote que te arrodillaras me incline para catar tu polla, no me fui por las ramas, cogiéndola y haciendo girar mi lengua por el entorno, la absorbí y la lamí hasta que dijiste, “para o no aguantare mucho”.

Entonces me colocaste frente al espejo de tu habitación y me penetraste por detrás, mi vagina creo una explosión de sonidos y entendí que estaba perdida…Tus envestidas cada vez eran más fuertes y no hacía falta decirlo, entraba hasta el fondo. Los reflejos de nuestros cuerpos en el espejo aún nos calentaban más…

Sacando tu polla de dentro de mí y subiéndome a la mesa me follaste hasta que yo te di permiso para que te corrieras conmigo, y sin más, me hiciste caso y llegamos al orgasmo desbordando todos nuestros fluidos. Una vez recuperados, me pediste que me quedara a dormir y yo accedí. En la cama apoyé mi cabeza encima de tu pecho y abrazándote te dije, “pues sí, la verdad es que el pastel de plátano estaba muy bueno” y explotamos en una carcajada.
Maruska23 de marzo de 2021

Más de Maruska

Chat