-“…por los problemas que surgen en las selvas del sur de América, donde los grupos guerrilleros secuestran personas para intercambiar con la policía y los grupos intervinientes. En las últimas semanas dieron a difundir un video por internet donde se ve a varias personas armadas apuntando a la representante de la ONU Faustina Gutiérrez, pidiendo una fuerte suma monetaria en euros.
En otras noticias, sigue creciendo el descontento en varios países de Sudamérica por las constantes presiones y descuidos de los gobiernos de la zona. Varios saqueos se han producido como resultado a las huelgas de los sectores de seguridad y salud pública, muchos opinan que existe la posibilidad de que en un futuro sucedan golpes de estado en la zona…”
-tengo la sensación de que vamos a tener que ir allá, William.
-jefe, de seguro iremos… alguien menciono una vez en el latín “homo hominis lupus”…
-si, lo he leído. El hombre es un lobo para el hombre… veraz, los hombres pelean, todos siempre a favor de sí mismos…
-… como jaurías de lobos luchando una contra otra, despedazándose por obtener más para sí.
Quizás la metáfora requiera cierto tiempo para procesarse, pero el lenguaje codificado entre los agentes de campo era letra común. Martina las oía y anotaba en un viejo cuadernillo de cuero, una conversación por hoja. Tras la cual escribía después de tomarse su tiempo de razonar.
La hoja del día repetía las frases, y bajo estas, en rojo, se encontraban las ideas de la propietaria.
“el hombre es un lobo para el hombre… rojo y blanco… las jaurías se atacan y roban entre si los bocados, los alimentos. Seguramente se refieren a las jaurías pequeñas y poderosas, donde todos son machos alfas, quienes quitan con prepotencia de la boca el alimento de el grupo de machos omega, hembras… e incluso crías.
Particularmente, este grupo alfa se proclama dueño de todo, quienes permanecen inertes, esperando que los demás traigan la ración del día para atacar.
No sería de extrañar que el grupo omega, en su totalidad, impotente frente a los atropellos de los alfas, ataque a su propia especie, en un momento de máxima tensión donde culmina la etapa de gobierno de alfas, con su destierro o asesinato
Los omegas tienen un poder desconocido por ellos mismos, la fuerza de las masas…”
Sonaron dos campanadas en el reloj de la catedral. Todos salieron apurados de sus puestos y se ubicaron tras la puerta de la comisaria, vestidos con los equipos antidisturbios. Todos gritaban e insultaban en su idioma, notándose alterados por la situación. El encargado de movilizarlos se puso detrás del teléfono, esperando impaciente un llamado. Muchos momentos de tensión se vivieron en la zona desde la formación del grupo.
Todos empuñaban sus revólveres cargados con proyectiles no letales. Algunos de ellos, los más cercanos a la puerta, tenían escudos de plástico transparente.
El teléfono sonó, y la sala oscura se silencio. Luego el líder grito algunas palabras en irlandés, y todos salieron afuera, ubicándose en formación cuadrada y protegiéndose como los legionarios romanos.
-espera, nosotros vamos a dar apoyo cuando se lance la primera piedra. Cuando nos vean, va a sentir miedo y se reducirá un poco el número. Vamos al depósito y busquemos las mascaras de gas.
-espero en la puerta, si pasa algo te llamo. Tráelas, rojo 32.
-de acuerdo, blanco 97.
Cuando volvió con las mascaras, también traía una cañerías de goma y un tanque pequeño de acero inoxidable.
-esto es más complejo que una máscara cualquiera, le explico. La máscara se ajusta a la cabeza conectándola con el soporte que está en la visión nocturna. ¿Lo tienes?, tiene que hacer un clic para asegurarte lo hermético
-si, ya está.
-bien. Ahora, la máscara le cubre desde las orejas, la frente y el mentón. Asegure las correas a su nuca. Después, conecte estas mangueras a los huecos que están por debajo del mentón, a los costados.
-si, ya esta.
-esas dos mangueras van a este tanque, uno por la izquierda y otro por la derecha.. Este va anclado al soporte de la espalda. No es pesado, y es tan fino que solo sobresale medio centímetro de la espalda. Dentro hay filtros de aire. Cuando respiras, el aire va desde el tanque donde se limpia, hasta tu nariz.
-no es difícil.
-no, no es tan difícil. Ahora, Si cierras la boquilla, este purifica el aire que exhalas, pero solo te da oxigeno por media hora, porque los filtros se agotan más rápido.
-¿Por qué?
-por qué parte del proceso requiere otros gases que restituyen los filtros. Si estos no están, se consumen, como pasa cuando cierras la entrada. Ahora, solo se te deben ver los ojos de la cara tras el acrílico. El soporte que ajusta la máscara permite mantenerla fija, y subir y bajar el EVN independientemente.
-esta muy bien pensado. Vamos a darles apoyo.
Afuera estaba comenzando la batalla campal. Ambos miembros de ISA caminaron hacia la catedral juntos, empuñando las armas.
La policía estaba parada ordenada detrás de la fila protectora. Del otro lado, varios anarquistas gritaban y lanzaban piedras. Uno de ellos prendió una bomba molotov y la envió por el aire a los uniformados, esta golpeo al escudo de un policía que se aturdió por el golpe.
Las balas de salva iban hacia la gente y la enviaban al suelo, creando aun más desorden del que había. Luego, corrieron hacia la policía a golpear los escudos, que resistieron.
E-32 y E-97 corrieron hacia el lugar y se sumaron a la acción. Se ubicaron uno a cada lado y apuntaron sus rifles a la multitud.
-Rojo 32, el grupo se reduce bastante. La policía esta bañándolos en goma.
-Blanco 97, avancemos por los flancos y démosles golpes.
Ambos rodearon el grupo y dispararon, dejando inconscientes a muchos. Algunos se acercaron con cuchillos, pero un culetazo los envió muy doloridos al suelo. La mayoría de los atacantes comenzaban a escaparse. Solo quedaban los más fanáticos, y los que estaban en el suelo. Luego, uno de ellos, cuya boca tapaba con un pañuelo rojo, saco una granada de gas lacrimógeno de su bolso, y ataco a la policía, retrocediendo.
El grupo se disgrego, evitando el gas, y llegaron nuevos insurrectos. Entonces, solo entonces, sabían que estaban peleando contra un número muy grande de personas, y que no podrían hacerles frente con los policías restantes. El escocés miro hacia el jefe llamándolo.
-voy a llamar a los bomberos, le dejo a usted solo. Toma mis dos peines restantes.
Y salió de combate, en camino a la comisaria para hacer la llamada. Ahora uno solo y el pequeño grupo de uniformados que restaba que seguían en defensa de la ley. Solo un puñado, Los demás, cortados por las bombas molotov, llorando por el gas lacrimógeno. O incluso algunos muertos, alcanzados por cuchillos.
La cantidad de atacantes aumentaba, a toda marcha contra ellos. Se escucho un grito, y el grupo se abrió en dos mitades, una en cada lado de la calle. Y dispararon con más furia, vaciando los cartuchos.
Los que volvían de ser tratados de las heridas, lo hacían cargando escopetas, colocándose muy detrás, para evitar que lleguen a la plaza, pero ya no tenían misericordia, los matarían llenándolos de perdigones sin dudarlo. Por suerte, la intimidación que provocaban era muy grande, no avanzaban los rebeldes por miedo a morir.
Tan grande era la ira entre ambos bandos, que no dieron atención al camión de bomberos que llego por detrás, lleno con agua helada. El escocés bajo del camión y prendió la bomba, caminando hacia el centro de la calle recibiendo piedras. mojó a todos, dejándolos empapados y con un charco en los pies.
-¿de dónde sacaste ese camión?
-no atendió nadie cuando golpee la puerta, solo entre y lo busque… suerte que está en la esquina junto a la comisaria.

- no alcance a ocupar tus cargadores, pero gaste los míos, Te los devuelvo.
-¿y qué vas a disparar, piedras?
-voy a usar la cabeza… no permitas que avancen hasta aquí… tengo un último cartucho de dardos.
-no van a alcanzar, jefe.
-repito, no dejes que lleguen hasta aquí.
Puso el último peine en su sitio y volvió atrás, recogiendo un escudo del suelo y cargándolo con su brazo izquierdo, avanzo hacia Rojo-32.
-has más grande el charco, que los empape a todos. Reduce los que puedan y hazlos retroceder, Voy al campanario.
-de acuerdo blanco, se lo que quieres hacer…
La antigua catedral de piedra siempre tenía sus puertas abiertas. Dentro de la sala principal, había una escalera de madera que conducía a la campana. Tras saltar al tejado, camino despacio a la cornisa y vio al grupo ofensivo frente a él. Apunto al sujeto del pañuelo rojo, y noto que sus tobillos estaban cubiertos de agua, al igual que todos los demás.
Bajo en arma y pensó, Mientras más policías caían al suelo, los que estaban armados con escopetas ya iban a apoyarlos, Por lo que ya las muertes aumentarían. Un camión del noticiero local se veía tras todo el tumulto de gente, hablando con uno de ellos. La reportera sonreía mientras le preguntaba al entrevistado. Ahora hasta ellos tenían los tobillos bajo el agua.
-tengo treinta dardos en el cargador… Si los ubico estratégicamente, y suponiendo que esta agua es lo suficientemente dura… Pero es mucha gente, y necesitaría al menos demasiados para detenerlos a todos. ¿Qué puedo hacer Martina?
-si los gastas a todos vas a quedar desarmado. Pero estos dardos tienen un truco que no sabias, seguro.
-¿Qué cosa?
-estos tienen una pequeña batería que contiene la corriente que usas para tirar a alguien, ¿de acuerdo?, pero siempre los dejamos semi-cargados para que no hayan quemaduras internas. Con una cantidad mayor de energía puedes afectar a más gente y…
-gracias por los datos, pero ¿Cómo lleno los acumuladores?, No tengo un cargador especial Para eso.
-la punta adhesiva se puede desenroscar, cuidado de no presionar el botón interno que libera la corriente, por favor. Busca un pequeños alambre de cobre y únelos por ahí, después, los conectas a la toma y cargas de a par.
-no tengo tanto tiempo, van a matarlos a todos con escopetazos. ¿Qué opciones tengo?
Martina quedo callada.
-¡¿Qué opciones tengo?!
-¡no se!... la verdad no se…
Corto la comunicación y camino hacia el campanario, bajo corriendo las escaleras y paso al lado del altar. Fue hasta un confesionario y destruyo un foco. Saco un cable azul primero, y uno rojo después. Tomo con las manos desnudas los treinta dardos y los presiono con fuerza. Con la mano derecha, agarro ambos cables juntos.
Esta pésima idea era más que arriesgada, podría sufrir importantes lesiones de por vida en muchos órganos vitales, o sufrir un paro cardiaco. Además, no sabía si había un fusible o un disyuntor en el edificio.
La electrocución duro unos eternos segundos, hasta que se corto la corriente eléctrica. Se levanto del suelo agotado, respirando a duras penas, ruidosamente. Tras reincorporarse cargó los dardos sobrecargados en el peine y los ubico en el rifle. Subió las escaleras y se apoyo en la cornisa. Apunto al grupo que comenzaba acercarse a la resistencia.
Detuvo la respiración y disparo en dardo al agua. Muchos se electrocutaron y cayeron al suelo. Hizo lo mismo cuatro veces y redujo a todos los que no escapaban. El muchacho del pañuelo rojo comenzó a insultar y saco una granada, amenazando con matar a todos.
Abajo, William camino hacia el calmándolo. Pero este solo saco un instante su mano de la granada y señalo al rojo, diciendo palabras en su idioma, enfurecido. El miembro de ISA le pregunto algo, y el joven levanto su mano derecho en un gesto obsceno. Luego cayó al piso, moviéndose bruscamente como un pez sofocándose.
-bien jefe –exclamo rojo aliviado- este loquito me ponía nervioso. Baja de allí, mono desgraciado.
-no me caía bien el mal nacido… mejor quédate con la granada
Llego la ambulancia a atender a los heridos. Algunos fallecidos, sobre todo policías, unos cinco exactamente.
Ya reunidos en el depósito de evidencia, hablaban de la noche que estaba terminando y de cómo pudo neutralizar a tanta gente con cinco dardos.
-…y agarre ambos cables con la mano.
-Jajaja, siempre has sido tan loco jefe… ¿Qué tal tu compañera?
-bien…es buena… -se saco el auricular mientras guiñaba un ojo -.
-Jajaja.

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1 Comentarios

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  Mastera177

  novena entrega de la narracion que estamos siguiendo. publicados desde la pagina 42 a la 46. invariablemente, espero que sea de vuestro agrado.
  saludos, Master A-177

  30/09/14 04:09