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"recuerdos"

-Eres irremediablemente absurda, levanta de ahí, dijo Elena acercándose hacia el árbol en el que estaba postrada Alba. Pareces una niña, por qué lloras

Alba miraba aquellas ramas como si tuviese el deseo de subir por ellas y alejarse perdiéndose en algún lugar del cielo.

-¡Pero para niña tonta, despierta! Gritó Elena desesperada, dándole suaves golpes en sus cachetes

La situación no iba con ella, estaba perdida en algún lugar, lejos, muy lejos de allí. Lloraba sin parar, estaba ensimismada, parecía una estatua que llevaba años en aquel lugar, roída por el paso de los años.

Jugaba con Jerry como cada mañana del fin de semana, cerca de la casa del árbol que había construido con Cata. Pasaban horas y horas corriendo de un lado a otro del jardín. Cata solo venía en verano, era un soplo de agua fresca para Alba, por fin compañía después del duro invierno en soledad.
Cata había sido siempre la hija preferida de papá, no sé porque razón la había mandado a aquel internado, tal vez, papá pensaba que ella tenía algo que los demás merecían que conociera. Después de todo, ella siempre había sido la niña ejemplar, la responsable, la que nunca se había salido del plato. Dijo Alba en alto, a pesar de su ensimismamiento.

- “ven Cata, ¿jugamos al escondite? ¿Cata?

Cata no contestaba. Caminó hacia la puerta del jardín de su infancia y se asomó por la rendija de la puerta

- “Cata no esta Alba, sal con Jerry al jardín”
- “papá dejame jugar con Cat”

El padre cerró la puerta dejando a Alba en el jardín, guardando la imagen de aquella niña rubia sucia y mal vestida con llagas en la piel

- Alba mi amor, despierta. Elena estaba sentada junto a ella, acariciándole la mano.
Los llanos pararon convirtiendo la cara de Alba en una faz sombría. Se levantó secándose las lágrimas y caminando ahora más deprisa.

-Espera dijo Elena sumándose a su paso.

Alba continuaba su camino sin mirar atrás

-Elena creo que va siendo hora de alquilar algún hotel, se acabo la estúpida idea de la dichosa aventura. Este bosque me da repelús. ¿te gustaría pasar las dos semanas que me quedan junto a mi?
- ¿dos semanas? No sé, pensé que te quedarías más tiempo después de todo.
-Eso está por ver Ele, ya veremos como continua todo, ¿vale cariño?
-Haces que me acostumbre a ti para luego marcharte. No puedes aparecer, irrumpir en mi vida y luego irte como si nada hubiese pasado. No tienes derecho
-Nunca dije que fuera para siempre. Es más, nunca hemos hablado de nada en concreto. ¿qué ha pasado entre nosotras sin ser la simple necesidad de ser comprendidas?

Elena agachó la cabeza para que Alba no viese como las lágrimas se escurrían por su rostro.

-Pero Elena,¿no ves como todo esto es ficticio como tu decías? Mi tendencia a las mujeres es sólo por la simple comprensión y entendimiento, cariño. Por no sentirme tan sola. Tú eres muy buena amiga, no dejemos que esto lo estropee todo.
- si, lo se, pero si te marchas tendré que retomar lo que tenía aparcado
- no lo harás, no puedes amenazarme con ello
- no es una amenaza ¿así era el trato no? Podría retomarlo cuando quisiera, esa fueron tus palabras
-bueno, dejemos este tema de momento, quizás Roma sea mi destino final, dijo Alba con un toque de amargura en su voz. De momento podríamos concentrarnos en buscar un hotel o algún hostal en el centro de Roma y conocernos. Porque no se nada de ti, conozco tu cuerpo al dedillo, pero, qué es de tu mente.


Menta22 de junio de 2009

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