Si Tuviera, Si Pudiera
Si tuviera el valor necesario, te diría que gracias es mi palabra. Esa que exhalo intentando esconder mil emociones y sentimientos.
Si pudiera, diría que no tengo palabras, que se pierden, se escapan. Huyen del lápiz y del papel. Se sienten completas y se niegan a ser escritas, todo porque desean viajar hasta tu oído. Y yo ¿qué puedo hacer? Si gozo de verlas en libertad.
Si tuviera menos miedo, te diría que tus caricias fueron el arrebol de mis mañanas, que tus brazos me derritieron el alma, y que los muros cayeron solos ante la belleza de ser mirada por tus ojos.
Si pudiera, también diría que comprendí que el amor no es una carrera, que no se necesitan promesas para unir a dos sonrisas, y que las miradas se buscan para contarse los secretos del alma, es por eso que cerramos los ojos al besarnos, para que no se escape nada. Diría que el lugar menos esperado puede ser el perfecto, y que el valor que da un trago de alcohol puede crear un milagro, porque Dios es Dios y actúa de maneras extrañas, pero no por eso menos bellas.
Si tuviera valentía, te confesaría que despertar a tu lado me hizo sonreír, finalmente alguien me demostró que, algunas veces, las películas y los cuentos pueden llevar algo de razón. Diría que jugando contigo descubrí lo mucho que disfruto ser yo misma, sin tapujos ni temores y que, al fin, pude ver la ficción oculta en la mentira. Al fin pude creer en ella.
Si pudiera tener algo de fuerza en mi voz, te diría que no planear contigo ha sido mi mejor plan y que los detalles, para mí, nunca habían sobrepasado las palabras hasta que contemplé tu siniestro silencio.
Finalmente diría que gracias quiere decir te quiero, y que esconde una verdad que yo misma niego, y es que en contra de las probabilidades y el tiempo, tranquilamente, lentamente e inexplicablemente me enamoré de ti. Pero como no tengo nada de eso solamente te digo esto: gracias.
