TusTextos

Ese Beso

Y allí estaba el, como todos los días, en el mismo sitio y a la misma hora, tomándose una copa de lo mismo de todos los días, nunca habíamos intercambiado ninguna palabra pero ya éramos como conocidos, nos mirábamos a veces, miradas tímidas, siempre de reojo....
Su pelo, sus ojos, esa forma de vestir, esa forma de mirarme, me atraía un gran deseo, por acercarme y hablarle, pero siempre cuando me disponía a hacerlo después de horas observándolo, aparecía su esposa y se iban juntos.
No olvido esa cara, tan perfecta parece pintada, esos ojos color miel, ese pelo, ni largo ni corto, siempre un poco revuelto, su cuerpo y el traje de chaqueta que siempre lo enfundaba, esos labios que llaman la atención, que me tienen anonadada, me provoca con su mirada. Como deseaba que no le fuera bien en su matrimonio que algún día no apareciera su esposa.....
Me miro, lo hizo como el resto de los días, pero algo cambio, se me acercaba, venia hacia mi, media sonrisa en los labios y su copa en la mano.
-¿me puedo sentar aquí contigo?
De mi boca no salían palabras, no conseguí mas que asentir con la cabeza, dios mío no me podía estar pasando, por fin se había acercado, estaba a mi lado y me seguía hablando mi mente no estaba pendiente de lo que escuchaban mi oídos, si no de lo que mis ojos divisaban.
-uy, perdona ¿como decías?
-Nada, que te comentaba que todos los días coincidimos, pero nunca hemos hablado y me creaba curiosidad la forma en que me mirabas todos estos días.
-¿Que forma? Perdona si te molesto, no me di cuenta que te mirara de forma especial.
Si que me daba cuenta, lo que no me di cuenta es que el también, ahora ambos sabíamos que intercambiábamos miradas furtivas...
-No para nada me molesta, me miras siempre como intrigada, o a lo mejor es mi imaginación perdona si te molesto el comentario, es que yo a ti también te observaba.
-Para nada no te preocupes.
Yo ese día iba especialmente arreglada puesto que tenia una cita, con un importante abogado, que quería ser accionista de mi empresa en ese bar, aunque llegue unas horas antes, supongo, que para ver a este hombre misterioso. Yo llevaba mi melena rizada, suelta cubriendo casi la totalidad de mi espalda, vestido negro de seda por las rodillas, los tacones e iba ligeramente maquillada, suave pero coqueto color de labios y una dulce pero casi inapreciable sombra de ojos.
-¿No le importara a tu esposa cuando llegue que te vea hablando con una extraña?
Soltó una carcajada, que me resulto un tanto extraña, con lo que me pregunto..
- ¿qué te hace pensar que Samanta sea mi esposa?
-Pues que viene todos los días a recogerte y os vais juntos
Volvió a reír, eso me dejo extrañada, ¿tendría yo la suerte de que el no estuviera casado?, ¿que no durmiera ninguna mujer a su lado?
-Samanta es mi hermana y viene a recogerme cuando termina del trabajo, soy su abogado y le llevo los papeleos y ahora tiene un gran lío montado.
En ese momento fui yo la que soltó la carcajada, no me lo podía creer menuda historia me había montado yo sola en mi cabeza, ¡lo había casado!, me alegro mucho el oír de sus labios que no estaba casado, y el pensar que podría tener oportunidad de algún día besar sus labios sabia que después de aquel día, ya nos podríamos volver a sentar al lado el uno del otro. Pero algo se me volvió a pasar por la cabeza, dijo que era abogado que casualidad, yo había quedado hoy con un abogado, al cual no conocía personalmente, pero me había hecho una interesantísima oferta para asociarse a mi empresa y ser el abogado de ella.
- Yo hoy tengo una cita con un abogado, para tratar de temas económicos
- Y yo tengo una cita con una empresaria, pero no es mi esposa.
Soltó una risa, mientras lo decía, me hizo gracia pero no pude gesticular palabra, una cita con una empresaria, ¿seria el abogado que estaba esperando? Se me ocurrió soltar la pregunta pues ya me había intrigado.
- ¿Tú eres Marcos?
- Si, ¿como lo sabes?, ¿eres Claudia?
- Si, esa soy yo encantada
Lo que era la vida el abogado con el que tenía hoy que reunirme, era el hombre que llevaba días deseando conocer y que tanto deseo despertaba en mi.
Me dio los dos besos de rigor y mientras sonreía y me miraba...
- ¿Bueno entonces empezamos la reunión o esperamos a la hora acordada?
No sabia que decir si empezábamos la reunión, podría irse antes para casa, pero de la otra forma lo tendría entretenido al menos una hora mas de lo que durara la reunión.
- ¿qué prefieres?
- Hombre, ya que estamos si quieres empezamos la reunión y un vez terminada te invito a cenar.
- Vale, acepto tu invitación.
Estuvimos horas hablando de cosas laborales y de vez en cuando, dejábamos de mirar los papeles y se cruzaban las miradas no podía creer que forma tan extraña, la vida nos tenia deparado nuestro encuentro, la reunión fue maravillosa, a la vez que animada, lo hice accionista de mi empresa, además de abogado de la misma, no por lo que pudiera pensar de el, si no porque era un hombre preparado y en quince días estaría incorporado a la empresa.
Ya eran las diez menos veinte y la reunión estaba totalmente acabada, nos pedimos una copa, mientras tuvimos una amena charla, reímos mucho y hablamos mas, era un encanto por dentro y por fuera, cuando terminamos las copas, nos dirigimos a buscar un restaurante, fuimos a un restaurante de carnes a la brasa, al lado de la playa.
Cenamos, mientras charlábamos, era un ambiente muy tranquilo el que tenia el restaurante. Sus ojos ya me miraban directamente, ya no intentaba apartar la mirada cuando descubría que yo lo veía mirándome, sus ojos desnudaban mi alma, me sentía desvestida, desprotegida de mi cuerpo, tenia sus ojos clavados en los míos, su mirada era penetrante, muy penetrante, sus labios hacían que deseara besarlos, esos labios que me decían que me entregaran a ellos, pero sin palabras, solo el hecho de mirarlos, tan sensuales, una boca preciosa, acompañada de unos dientes perfectos....
No puede resistir besarlo y me acerque a su cara, me detuve a un centímetro de distancia, lo mire y lo deje que se acercara el lo que faltaba de recorrido.
Beso la comisura de mis labios, con un gesto suave, eso me hizo sentir mayor deseo por su boca, ¿que me estaba pasando?, parecía una colegiala, cuando le dan su primer beso, sentía, como suelen decir por mi tierra, mariposas en mi estomago, y con la misma suavidad y dedicación que beso la comisura de mis labios, retiro un mechón de pelo de mi cara, agarro firme, pero muy suavemente y me beso, su lengua, era como un terrón de azúcar, que se te deshace en la boca del dulzor, sus labios parecían nubes cremosas, rozando mis labios, dios no olvidare nunca ese beso, esa dulzura, la mezclo con pasión y picardía, jamás me besaron de esa forma, cuando retiro su boca de la mía no podía mediar palabra estaba absorta aun...

Myta23 de abril de 2008

Más de Myta

Chat