Hoy me senté a ver a las personas pasar, estaba algo cansado, además hace mucho tiempo no tomaba este aire de poeta que por épocas me da.
Me senté tranquilo a analizar la cara de los que me rodeaban, sus expresiones y también sus actitudes conforme a lo que les pasaba.
Cómo me asombré al ver a cada uno corriendo de un lado a otro, me pensaba entre tanto lo divertido que era la situación, todos iban en diversas direcciones, ¡qué extraño! ¡Cada uno debe ir a donde viene el otro! Y
¿Por qué no simplemente intercambiaban de quehaceres? Qué gente tan complicada, siempre buscando la manera más difícil de hacer las cosas. En mi comunidad nos repartimos los deberes conforme a la capacidad que tengamos para evitar el caos, justamente, y no me importa que haya alguien a cargo, de todas formas es nuestro estilo de vida. Es más simple así, seguir las reglas. Yo en mi caso no podría ser guerrero, ¿De dónde me saco la habilidad y la destreza para defender a los demás? Y a veces hasta dar la vida por otros que talvez ni llegue a conocer. No, ¡Yo no! ¡Qué va! Pero por eso mismo me esfuerzo en lo que me corresponde hacer y de la mejor manera por que además estoy convencido que nadie más podría hacer lo que yo.
¡Qué barbaridad!, pensé. Me siento un momento y ya me pongo analizar de una simple idea toda mi vida, ¿Quién me escucha a mí, hablando de mi misión de vida? Eso debe ser porque a veces paso estos detalles por alto. Pero definitivamente me gusta. ¡Mira ese humanito
! con ese helado
llorando porque quería otro sabor a chicle. Y que tal esa otra campeona, llevando una hoja que dobla el peso de su cuerpo. Nadie es igual al otro, es cierto, pero todos somos importantes.
Tal vez es algo de terrícolas, una lucha constante, que al final parece armonía. Yo admiro a los señores de abundante cabellera verde, son tan fuertes, inflexibles, parecen incansables, naturalmente mueren así, firmes, de pie.
Que bellos nos hizo Dios a todos, yo tengo ojos negros y apenas dos, pero tengo otros amigos, compañeros del vecindario, que tienen tantos ojos que yo no sé como no se marean de ver para todos lados al mismo tiempo.
Yo no quiero entender este mundo, no entiendo porque esas bellezas, que bueno buen provecho yo saco de ellas, aunque es un trueque como dirían otros, yo les ayudo a eso que llaman polinización, a cambio de la comida que me sirve a mí y a mi pueblo; ¿pero ven como me voy yo hablando y me pierdo del tema? Les estaba diciendo que yo no entiendo como esas bellezas las cortan, esos que dicen estar a la cabeza de la cadena alimenticia (que para mi ganan las bacterias), las cortan y las meten en cilindros transparentes, en ataúdes de cristal para verlas desfallecer día a día. es ilógico...
Yo lo único que necesito entender de todo esto, es que acá debo seguir dando lo mejor de mí, uno no sabe cuando le llegue la hora, así soy feliz, sabiendo que fui importante en mi misión, pues doy lo mejor que puedo, y... ¿Quién realmente hace eso?.
En fin, algo así fue lo que filosofaba en ese corto lapso, ahí se acabó mi descanso, espero hacer esto más seguido, es bonito ver a todos hacer sus cosas. Como inicié este palabrerío, considero que muchos hacen lo que realmente debe hacer otro, mantienen su monopolio de mandatos. ¡Oh mundo más atareado y complicado!, pero es bello sentirse parte de él, aunque nadie te colme de premios para reconocértelo. Igualmente uno sabe, que lo hizo bien.
