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Borracho, Siempre

Sentado en la barra de un bar; tan borracho que no sabía descifrar si con quien hablaba era aquel amigo de toda la vida o una imaginación, observaba después de un largo rato de conversación tendida, fantasmas por doquier. Seguro que eran personas vivas disfrutando de la oscuridad de la noche. Pero, joder, cómo se complica todo cuando el cansancio de levantar el codo domina el horizonte.

El sitio, un bar de copas nocturno, era lugar de encuentro para todo tipo de espectros. Empecé a sentirme igual que el niño del sexto sentido cuando mi amigo, empezó a desenvolver su teoría sobre la vida fantasmagórica de las personas casadas. Cogiendo fuerza y brillo con cada muerto viviente que entraba por la puerta. La hipótesis era la siguiente: todo el mundo se cansa de la monotonía y como únicamente somos monógamos por obligación y nunca por devoción, a menudo, se siente la necesidad en muchas ocasiones agudizado por el consumismo del maldito capitalismo, de cambiar. La calcificación de las relaciones y la mudez de la conversación, activa igual que el cáncer a la muerte la mentira en la vida.

De repente, entra un pececillo. Bonito. De colores. Con cara de ingenua sin serlo. Es relevante si es o no ingenua; no. No lo es. Y de golpe y porrazo, todo hombre que está allí sin saberlo, vuelve a sus ancestros y se hace cazador, recolector, pescador; primitivo. Y se alzan los párpados como lo hacen las cañas de pescar. Y de cada boca embrollada sale unas palabras a menudo descabelladas, empapadas de madrugada. Y el pececillo que se siente acorralada y a punto de ser destripada por un montón de tiburones, huye.

Sin embargo, de día todo es distinto. Y los tiburones se vuelven pájaros. Las bocas embrolladas son palabras estudiadas y las verdades siempre a medias. Nadie quiere nada. Pero si queriendo o no, el pececillo muerde el anzuelo no dudarán un segundo en sacarlo del agua aunque eso le deje sin respirar. Pero no todo son pececillos inocentes e ingenuos.

Ni todos somos tan borrachos que los fantasmas ya sea, de noche o de día, nos pasen desapercibidos.

¡Viva el romanticismo!
Niebla03 de mayo de 2019

1 Recomendaciones

3 Comentarios

  • Lasombra

    Yo te digo lo que pienso
    yo te miro frente a frente
    yo te hablo cara a cara
    es lo unico que tengo y no me pides nada.

    Siempre es divertido leerte.

    09/05/19 02:05

  • Diegozami

    Bien Niebla, eres único en tu estilo. Tu humor también me inspira, aunque no pueda entrar a tu bar...tus palabras me tienen con una gran sonrisa.

    Saludos siempre.

    12/05/19 08:05

  • Niebla

    Lasombra, no me pidas más...

    Diego, gracias. Podemos emborracharnos siempre que quieras.

    Un saludo a los dos y gracias.

    22/05/19 06:05

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