En las calles se huele el olor a almas muertas, se siente el viento pidiendo ayuda entre los miles de sonidos que se cuelan por las avenidas.

Las aceras son grandes cicatrices que desfiguran el rostro citadino de un circo más parecido a efímeros recuerdos, que a un propio mundo apacible donde vivir.

La soledad se transpira en los suburbios, es un aroma fresco que despierta los risueños cantares de miles de vagabundos que deambulan por los espacios forrados de asfalto.

Algunas veces, el calor del sol se suele sentir desde los lejos, siempre y cuando el respiro mortal se deje debajo de aquellas toneladas de basuras que se apilan como armas pertenecientes a una guerra ya perdida.

Los agujeros negros pintados en medio de las calles, dibujan las entradas subterráneas e inconscientes a un diagrama virtual, cuyas salidas intermitentes se encuentran confabulando en las cañerías; entre las pisadas de las ratas, entre los recuerdos olvidados.

Suspiros que se escapan al rozar los hombros apurados de robots rutinarios que se mueven sin sentido alguno sobre las aceras, robots sin almas que se dirigen a sus trabajos y llenan sus angustiantes vidas con minutos de estrés, minutos auto suicidas que reducen sus latidos humanos y que los convierten en criaturas insensibles e inútiles al pensamiento volátil de la conciencia.

Desmarañados crucigramas que se adosan a los miles de rostros que buscan respuestas dentro de aquellas paredes de concreto; el olor a muerte sobrevive y se arrastra como aguas putrefactas, sobre el gastado sabor de la vida.

Máquinas letales que traspasan las pupilas, gritos incesantes de tuercas y tornillos, desgarres inconformes de manillas, orgasmos chirriantes de miles de palancas.

Todo se vuelve un perfecto collage de colores opacos que se manchan indefinidamente con la ceguera de las máquinas llamadas “humanos”, que hoy siguen un rumbo indefinido a una muerte letal y segura llamada “civilización”.

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3 Comentarios

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  Mejorana

  Entro para desarte un feliz año Nigth.
  Tengo un mono, que no veas.
  Me ha gustado tu entrada, Marco, solo que un poco triste.
  Vive la vida lo mejor que puedas. Sólo tenemos una.
  Montones de besos.
  

  31/12/09 12:12

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  Iocundo

  Si querido amigo. Esa es la ciudad pero siempre nos quedará los paisajes bucólicos y siempre nos quedará el retiro literario. Aunque hay que aceptar que una ciudad grande te hace crecer como persona y un pueblo te hunde en la comunidad mas pura.

  02/01/10 01:01

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  Zien

  Excelente fotografía abstracta de un panorama personal que comunica una cruda verdad. Eres grande Marco. Un abrazo.

  09/02/10 10:02