TusTextos

Nunca Podrías Amarme!!

Al llegar ese día, supe que te irías. Pude ver a través del cerrojo de la puerta, como dabas la vuelta y cruzabas el portal; te dirigías en línea recta hacia la calle, dispuesta a marcharte dentro de ese taxi amarillo que esperaba allí.

Y en ese momento recordé las miles de cartas que nunca me escribiste, pero que de alguna forma yo redacté por ti, soñé en silencio con esas caricias que guardaste entre las paredes de mi cuarto, saboreé esas lágrimas amargas que se resbalaron por tu rostro aquel día oscuro en donde la noche callejera fue la única que te recibió con los brazos abiertos.

Imaginé el momento que te quedaste ahí clavada en esos minutos en que mis párpados se cerraron y te tallaron con infinita sutileza sobre cada uno de mis lóbulos cerebrales, recité en silencio las palabras que yo mismo me inventé y que de una u otra forma salieron de tu boca, palabras que fueron recitadas para alguien más, pero que yo robé y las tomé como si fuesen dichas para mí.

Un último beso, objeto de una noche desenfrenada y llena de alcohol que recorría tus venas, un beso que supo más a alcohol etílico que a deseo, un beso que supo más a resaca que a alegría y pasión. Pero no me importó, yo me aferré a ese recuerdo labrado y escondido en mi alma.

En ese preciso instante en que te veo la espalda, me retuerzo sobre las falsas ilusiones que fueron estallándose en mi cerebro: imágenes, sonidos, caricias y besos que nunca llegaron a concretarse dentro de este plano mortal, pero que sin embargo yo fui creando dentro de la ilusión imaginaria y ficticia de un mundo en donde tú y yo éramos una sola cosa: “una frase escrita con el más minucioso de los afectos”.

Pero no, no es así. Nunca fue así. Y nuca será así.

¿Y entonces qué podría hacer yo en ese caso?

Las respuestas quedaron en el aire, y ninguna pudo penetrar mis tímpanos. Me volví sordo a la razón, decidí revolcarme dentro de la mentira de tu nombre, la mentira de tu cuerpo, la mentira de tu alma, la mentira de tus sentimientos.

Y no pude ver, y no pude saborear más a partir de ese día. Cauterizaste cada una de mis emociones, las llevaste como vil ladrona, dentro de tu maleta de cuero, la cual decidiste tomar como tú única acompañante.

Y yo ahí, en ese preciso instante me dije a mí mismo “tú nunca podrías amarme”

Cuando abrí nuevamente mis ojos, te vi sentada finalmente, en el asiento de atrás de aquel carro amarillo: radiante, sonriente.

Nunca llegaste a conocerme, estando sobria. Y el destino me sentenció como un minúsculo recuerdo que se limita a tus noches de alcohol. No me conocerás dentro de este maldito presente en donde yo soy alguien más que un simple engendro del olvido y el pasado.

Y así quedé, como un etéreo personaje que te miró marchar, a través del cerrojo de la puerta.
Nigth1428 de enero de 2011

4 Comentarios

  • Norah

    ¿Y entonces qué podría hacer yo en ese caso? pues creo que te has respondido de un modo brillante.Cariños.

    28/01/11 05:01

  • Nigth14

    pues si, creo que las respuestas nunca se encuentran ahí a simple vista no? gracias por pasarte por acá y por comentarme

    un saludo!! :)

    28/01/11 06:01

  • Danae

    Un etéreo personaje a quien se le escapa un suspiro por el cerrojo de la puerta...
    Buen desarrollo circular. Todo gira en torno a ese cerrojo de la puerta. Aunque la persona que se aleja sólo anda en línea ...
    Un abrazo enorme para ti!!!

    16/02/11 11:02

  • Indigo

    Cuantas ideas dejaron de concretarce al partir el taxi amarillo.
    Magnífico describiendo tan minuciosos detalles de mente y cuerpos y sus avatares.
    Saludos Nigth.

    17/02/11 02:02

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