Estaba en una habitación oscura, aturdido y desorientado sin saber como había llegado a aquel lugar. Grité pero nadie me contestó. Entonces en ese momento, se encendió una luz, la luz solo alumbraba a una mesa sobre la cual había un tablero de ajedrez.
Aunque solo se veían sus manos y sus brazos, había una persona sentada enfrente del tablero, no podía verle la cara ni el cuerpo, solo las manos y los brazos y el humo de su cigarro.
-Ven a jugar!- me dijo una voz fría. -Si me vences saldrás de aquí.-

Vacilé unos instantes y fui asta la mesa, el era las negras, lo cual no se porque no me sorprendió. Así pues y sin mediar palabra porque intuía que no se contestarían mis preguntas empece a jugar.

Él jugaba con una seguridad increíble, avanzaba sin que yo pudiese detenerlo, había mucha agresividad en sus movimientos y no tenia ninguna piedad con mis piezas, iba aniquilandomelas una por una sin yo poder hacer nada. Nunca habia visto a nadie jugar así, cada movimiento suyo hacia que el resto de mis piezas tambaleasen en sus casillas.

Me lo estaba jugando todo! y no podía hacer nada.

Al final acabó con el resto de mis piezas y termino por rodear a mi rey.

En ese momento y mientras el avanzaba su imponente rey negro me dijo:
-Ese rey eres tu. Observa, como te as quedado sólo, como as dejado que los demas que te rodeaban cayesen y ahora estas sitiado y atrapado.

Después de decir eso la persona que estaba enfrente de mi se descubrió y acercando su cara al tablero pude verle la cara, era yo mismo. Había estado jugando contra una versión perversa de mi?
-No soy una versión de ti, parece mentira que todavía no lo entiendas, ni siquiera tu eres tu, nosotros tu y yo somos los que le hacemos a él, el rey negro y el rey blanco.-dijo como si me hubiese leído el pensamiento.

JAQUE MATE!

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