El sonido del viento afuera llama mi atención.
Veo por la ventana la suave lluvia caer.
Me subo a la cama, afuera mi cobaya tiene una zona seca en su corral, pero prefiere la lluvia.
Salgo.
Como pensando en mí, al cruzar la puerta la lluvia aumenta su intensidad.
Tan sólo un poco, más tarde será más fuerte.
El viento trae las gotas directo a mi rostro.
Y recuerdo las noches de lluvia, las tormentas cuando pasamos el tiempo hablando de todos los temas posibles.
Si hay un momento en el que me guste hablar, es durante las tormentas. Creo que ese clima se presta a la posibilidad de confesar cosas que en ninguún otro momento dirías.
La lluvia en si atrae la melancolia
pero es tan bello ver como la lluvia cae sobre los cristales
y recordar viejos recuerdos y grandes confesiones.
me gusto mucho tu escrito.
besos.
