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¡morirse Empobrece!


Martínez montó su funeraria hace cinco años, pero hace dos debió ponerse a fabricar los féretros porque "no se conseguían" ante la falta de metal para elaborar los de latón, los más usados en Venezuela ante el alto costo de la madera. Empezaba a recrudecer la crisis que el presidente Nicolás Maduro atribuye a una "guerra económica" de empresarios y al desplome de los precios del petróleo, que provocó una estrepitosa caída de las importaciones y la producción.

Unas 30 fábricas de urnas del país requieren 450 toneladas de latón mensualmente, pero el suministro de la estatizada Industria Siderúrgica ha sido irregular. "Un mes sólo entregó 60 toneladas. Hemos tenido que recurrir a mercados secundarios y eso encarece los costos", según Juan Carlos Fernández, directivo de la Cámara Nacional de Empresas Funerarias.

Recostado en un ataúd aún sin pintar, Martínez, de 40 años, recuerda, en medio del trajín de su taller, que hace cinco años una urna valía 720 bolívares, lo que hoy cuesta una barra de pan. "Un servicio funerario costaba 4.500 bolívares, y ahora el más económico 280.000, pero puede llegar a 400.000 y 600.000. Es más caro morirse que estar vivo", manifiesta.

Una caja de latón cuesta entre 85.000 y 120.000 bolívares, una de MDF o cartón piedra de 55.000 a 80.000. "Este es más económico y nadie se entera que no es de madera o es de segunda, porque cambio lo de adentro y a veces lo vuelvo a pintar", dice Martínez, quien cobra unos 25.000 bolívares por el alquiler. Angulo estima que alquilar las urnas violenta normas higiénicas y defiende que los biocofres -para cumplirlas- se meterán en un sarcófago que prestará a las funerarias. "Nuestro ataúd de cartón costará unos 50.000 bolívares y aguanta 125 kilos, resiste más que los de MDF", precisa.

El sol de Mexico
Picaso16 de agosto de 2016

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