A Través Del Maleable
Cristal
Sin detenerme un solo minuto a cavilar, si estuvo bien o estuvo mal, sin el peso de los juicios de valor, sin los cánones erráticos de logias, logos, ethos, epistemes y pretensiones, dejaré que el agua siga su curso, que el viento llegue y se pierda dejando mi piel fresca, sin ataduras, sin pesares, sin exigencias, menos urgencias, extenderé mi vuelo como las aves. ¿Por qué permitir que otros piloteen mi nave, si de ella nada saben?
¿Dónde estoy?
¿Para donde voy?
No importa,
Me sentiré en puerto seguro.
¿Qué hora es?
¿Se me ha hecho tarde?
¿Acaso aún me queda tiempo?
Menos me importa,
éste es mi único momento.
¿El calor será insoportable?
¿lloverá?
¿Qué traje será
conveniente para
hoy llevar?
Menos me importa.
Me dejaré envolver
por la suave brisa,
al sol regalaré
mi primera sonrisa.
No sentiré temor,
menos tedio
para acercarme
a quien sea
y donde sea,
sin mampara,
renovaré el escaparate
de mis sentimientos
y emociones.
Caminaré secuencias,
kilómetros,
sederos escarpados,
ralentizaré mis pasos,
reviviré el deseo,
la aventura,
la travesura.
Reavivaré el fuego
esta noche,
todas las noches.
Viraré al este,
acaso al oeste.
Seguiré la ruta de norte,
del sur,
de ello tampoco me ocuparé.
Haré del tiempo mi tiempo,
de la distancia, mi distancia.
A mis espaldas
no irán más cargas,
a un lado
del sendero
dejaré mi alforja,
todo aquello
que hag mi vida corta.
Escarparé de los abismos
de mis propios temores,
de los miedos sembrados
de suelos ajenos.
Todo ello haré
para que no cubran
de cizaña mis propios sueños.
Dejaré que todo
como llegue pase,
siguiendo su curso
sin rumiarlo,
sin maltratarme,
por lo que pudo ser
y no fue.
Acaso río,
acaso océano,
acaso riachuelo,
acaso una gota.
Una gota,
donde detenga
por largo rato mis pupilas
fundiendo cristales,
azules o rojos
hasta hacer realidad
lo que en ella
han dibujado mis ojos.
