A cada movimiento del segundero, una arruga nueva. Los ojos más profundos pero más cerrados, más
ocultos. Las manos más desgastadas. Las piernas más cansadas. Allí fuera, en el exterior, pasan
coches ...
Sollozando en esta podredumbre pesadilla, lloro y suplico al engendro que me atormenta, nombrándome
una y otra vez mis pecados. Sueños enturbiados e infectados de incertidumbre, quiero escapar de
ello...
Creo que fue la única a quien no eché de menos al marcharse.
Me había acompañado mucho tiempo, se había hecho un hueco en mi cama, ya comenzaba a quedarse
tatuada en mi cuerpo.
Paseaba conmigo, y ...