TusTextos

Tres

Yo tampoco sé por qué.

Me sentía cómodo en mi nada absoluta,
hasta que tus pestañas tejieron en mi cama los hilos
que conectan cada uno de mis presentes desvelos.

Entre la duda y la vergüenza me vi sin saber donde ir
(adelante! Algo me susurró en la cabeza)
y, de repente, un beso fantasma -que tal vez nunca fue-
nos tendió un fugaz y cálido puente.

Cruzamos por separado y se derrumbó,
como todo con el tiempo.


Remmizzajle21 de enero de 2018

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