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Visiones Del Más Allá

Oscuridad eterna, densa, implacable. Mi cuerpo se mueve en un mundo de tinieblas alejado de la mano de Dios.
Mis desnudos pies palpan un suelo tan liso como una bola de billar, sienten el pesar que emana de las entrañas de la tierra. Es un humo caliente, cargado de llanto y melancolía translúcida, veo pero no veo a través de él.

¿Dónde estoy? Camino sin saber hacia dónde, aunque al mismo tiempo sé cuál es mi destino, lo he visto antes, en otra vida...

Sé qué hago aquí, pero me siento incapaz de explicarlo, me siento incapaz de encontrar el sentido de toda esta vorágine que me rodea. Una luz roja se ve a lo lejos, sustentada en la línea de un horizonte que separa la nada de la nada. Mi cuerpo me lleva hacia allí.

Desconozco lo que ocurre durante mi llegada, parece como si la existencia se desvaneciera por el camino, para luego resurgir y volver a convertirse en la entidad que hace un momento fue.
Mi marcha se detiene frente a una extraña ciudadela, protegida por una muralla de maderas astilladas; altas, bajas y robustas. Ignoro su imponencia. Desde fuera atisbo la parte superior del edificio recluido tras esta prisión. Es una gran calavera, de color gris azulado, sus dientes conforman las puertas por las que unos seres horrendos entran -sabe Dios qué harán allí dentro-. A pesar de no ver más que el techo desde el exterior, sé perfectamente cómo es. Lo he visto antes, en otra vida...

Una gran puerta vigila el acceso al interior, se abre para mí y descubro que sostengo un arco en la mano. Lo he llevado conmigo desde el principio, pero no he sido consciente de ello. Esgrimo mi arma y entro.


La puerta se cierra y mis pies me traicionan, incapaces de dar un solo paso. Me quedo junto a la entrada vislumbrando un vacío extraño alrededor, sólo unos pasos más allá la nada se rompe en un lago de lava, situado extremo. Veo también un extravagente techo de vieja paja apoyado por unos pilares de madera podrida, sus entrañas son de sólido ladrillo. Dentro hay algo vivo. Es un ser negro, alargado sobre su nudoso cuerpo. Vuela girando sobre sí mismo, en un baile de majestuosa dificultad forzada por las deformidades que salen de su carne. No puedo apartar la vista de aquella aberrante forma.

Sumido en mi perplejidad, oigo los gritos de otros seres que no veo. El aire está contaminado de aquellos alaridos. Son ellas, las momias de esta ciudad muerta que gritan sin cesar. Sé perfectamente como son. Las he visto antes, en otra vida....

Mi arco desgarra el sucio aire que me rodea y apunta hacia ese extraño engendro negro. De repente, un dolor agudo revienta en mi hombro izquierdo, algo se está clavando en mi cuerpo, y ese algo tira de mí con desviada brusquedad. Es una de ellas, una de las momias que vomitan llantos en la ciudad de la hecatombe. Su rostro, hundido en un ulceroso impétigo de heridas profundas como barrancos, me mira locamente. Su boca, completamente abierta, emana un vómito nauseabundo que penetra hasta en lo más recóndito de mis pulmones. ¿Cómo ha llegado hasta mi sin que me diera cuenta?

No lo sé, pero sí lo sé. Es el devenir inevitable, frío como el hielo, sólido como el acero y malvado como el diablo. Es mi porvenir, negro como el carbón y repelente como el polvo sulfuroso. Lo he visto antes, en otra vida...

Es mi destino, es el infierno.

Ruru02 de octubre de 2008

4 Comentarios

  • Voltereta

    Magn?fico, escribes en negro con una gran maestria y profundidad, tus visiones llegan a mis entra?as, y son compartidas de manera abrumante. Visitamos los mismos infiernos en anteriores vidas, y posiblemente los volvamos a visitar. Yo no los temo.

    Te volver? a leer.

    Un saludo.

    02/10/08 08:10

  • Nigth14

    oye me ha gustado....por eso me agregare como tu lector...saludos

    03/10/08 02:10

  • Mejorana

    Conmovedor.
    Muy bueno.

    03/10/08 10:10

  • Ruru

    Fue el texto con el que comenc? a escribir. Est? basado en un sue?o muy v?vido, y desde entonces doy mucha importancia al mundo que excede a la vigilia.

    04/10/08 04:10

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