Me envenenaste las entrañas de a poco y casi imperceptiblemente te abriste paso en mi pecho, la fina hilera de baldosa pulcra que adornaba tu rostro fue más que suficiente para hacerme delirar los huesos. Aun sabiendo que no debia, cabe un pozo en el centro de mi corazón y lo llene de lluvias atormentadas. ¿Porque no deja de llover?. Cerré lo ojos por meses, lo negué y evite, pero la verdad estába ahí, en un campo de alelies.
"Eres Géminis" te dije, lo podía ver en tus pecas y en el destello que de tu interior corría para escapar por tus ojos tan negros como una piedra preciosa. Temía olvidarte y olvidarme en ti.
Extraño el sonido de tu risa y la forma en que me sentía ahogar hasta morir, porque me envenenaste las entrañas tan lentamente que cuando te perdí ese veneno se quedó en mi, esperando que volvieras para terminar de destruirme y sinceramente espero lo mismo
