TusTextos

Capítulo 6: Control

Entré en clase y muchas miradas cayeron sobre mí. Me lo merecía. Hasta Inés me miraba mal.
Me senté sola y saqué un libro para hacer algo mientras no estuviera la profesora. Will se me acercó y me saludó.
- Te van a mirar mal también a ti como me digas una palabra más – le advertí.
- No me importa lo más mínimo. Todo esto es una estupidez, cuando dijiste que no te gustaba aun no me conocías bien. No pueden… - de repente Rosa se puso a nuestro lado.
- Will, no hables con esa. Ven con nosotros para atrás, ya verás como estás más a gusto allí.
- Yo me quedo aquí, quieras o no quieras. Eres una desaprensiva, ¿no puedes quedarte quieta un momento y pensar que tal vez los demás si tiene sentimientos? Si a mí me gusta – me señalo a mi – es mi problema y no el tuyo. Y si dijo que no le gustaba yo ¿qué más te da? Hay personas que cambian de opinión cuando se conocen.
Me quede muda. Y Rosa parecía una estatua de sal. Toda la clase lo había oído. Nadie nunca le había dicho las cosas tan claro a ella.
Se oyeron unas palmadas, eran de Inés. Yo me uní a ella. Y más gente también. Rosa se puso roja como un tomate y parecía que iba a echar fuego. Daba miedo y todo. La víbora consiguió susurrar unas palabras de desprecio y luego se marchó toda avergonzada a su sitio.
Las clases fueron normales y ya nadie, menos Rosa, pensaba tan mal de mí. A la salida, Will me acompañó hasta casa porque le quedaba de camino.
- Muchas gracias, en serio – le dije –, me ahorraste varios días de marginación social.
- Bah, no es nada en comparación con lo feliz que estoy ahora.
- Mira que eres exagerado. Seguro que no soy la primera.
- Te equivocas. En todo, ya lo entenderás.
Era muy misterioso, demasiado.
Llegamos a mi portal y nos despedimos. Al encender el móvil vi que tenía varias llamadas de Hiela. Al llamarla me respondieron una sarta de gritos inigualable. Por qué había apagado el móvil, no sabía en que situación me encontraba, no es fiesta todos los días, y muchas más cosas que no menciono porque sería latoso y ridículo.
Después de la regañina me indico donde nos encontraríamos en apenas diez minutos.

* * *

El sitio escogido por Hiela era extraño. Era un local vacío con dos o tres ventanas con cortinas. Era bastante grande y muy luminoso.
Luna y Hiela ya estaban allí.
- Al fin – me reprochó.
- Verás, es que este sitio esta en la otra punta de la ciudad – repliqué.
- Bueno, da lo mismo. Hoy tenéis que sacar vuestras piedras.
Lo cierto es que no tenía ni idea de cómo hacerlo, y como si Hiela me hubiera leído la mente, nos lo explicó. Relajarnos, liberar la mente y pensar en nuestro elemento. Fácil de decir, pero difícil de poner en práctica.
Primero lo intentó Luna. Se sentó en el suelo, cerró los ojos y aspiró aire.
De la nada, surgió una luz cegadora y tuve que cerrar los ojos. Al abrirlos vi a Luna con algo muy brillante en las manos.
- Lo conseguiste – susurré. Era un trozo de diamante con forma de estrella de ocho puntas, como un asterisco.
- Ahora tú, Sam – me ordenó Hiela.
- Vale, vale – le dije mientras me sentaba en el suelo y cerraba los ojos. Mente en blanco, he ahí el problema. Con todo lo ocurrido los últimos días, ¿cómo iba a relajar la mente y librarla de todo sentimiento? Eran tantas cosas juntas… Hiela, Luna, y sobretodo Will. ¿Cómo olvidarme de él, de su sonrisa, de sus besos?
“Venga, concéntrate Sam”, pensé. “Si Luna pudo hacerlo con todo lo que le ha ocurrido, tengo que ser capaz de hacerlo”.
Me acabé relajando y dejé fluir a mi mente. Como el agua. Líquida, fría, fluida, relajante.
Entonces pasó. Me conseguí liberar de un gran peso que había estado atado a mí desde siempre, pero que no debía estar ahí.
Fui abriendo los ojos poco a poco hasta ver una piedra en frente de mí. LA cogí con las dos manos y me sentí… libre. Observé mejor la piedra. Tenía forma de lágrima y en su interior había dibujada una luna en cuarto menguante. Era preciosa.
- Bien, bien – dijo Hiela rompiendo el silencio sepulcral que había invadido el local -. Ahora que tenéis las piedras fuera de vosotras, podéis manejar la luz y el agua con total libertad. Por ejemplo, Luna. Intenta apagar la lámpara. Sólo tienes que quitar la luz, tal como suena.
- De acuerdo – fijó su mirada en la lámpara y de repente nos quedamos a oscuras. A los pocos segundos volvimos a ver.
- ¡Bravo! – Exclamé - ¿Puedo probar yo?
- Claro, allí hay dos botellas; haz que exploten.
- ¿Eh?
- Empuja el agua hacia fuera. El plástico acabará cediendo.
Pensé con fuerza en el agua que había en las botellas y en que saliese hacia fuera. Entonces, ¡pum! Se desparramó por el suelo toda el agua.
- Muy bien a las dos. Por hoy basta. Hasta mañana, Sam.
- Ciao.
Llegué a casa en seguida.
Después de la cena, me llevé una botella de agua a mi habitación y me dije que iba a dormir.
Abrí la botella y pensé en que el agua saliera. Lo conseguí y después de eso, ya me parecía que podía hacer de todo. El agua volaba por mi cuarto. Arriba, abajo; el agua describía dibujos en el aire con tal de que yo lo pensara. Vaya control que tenía.
Cuando ya me iba a quedar dormida, hice que el agua se volviera a meter en la botella. Impresionante, no se había perdido ni una gota.
Me dormí a los pocos minutos de meterme en la cama ya estaba dormida.
Sobras02 de noviembre de 2008

3 Comentarios

  • Purple

    ?GENIAL!... (esperando por la siguiente) jjaja... bueno un beso wapa, chaosss

    02/11/08 07:11

  • Sobras

    thanks, gracias, merci y ya nose mas!!! muxas gracias!

    02/11/08 07:11

  • Fantasiia

    Teengo que seguir leyendo, no puedo esperar mas :)

    12/11/08 06:11

Más de Sobras

Chat