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Massacre En Tokyo Vol.2 "la Conquista Del Reino Perdido" (continuación)

Solo dos hombres lo siguieron, los otros tres empezaron a comerse vivo a Rigu, destripándolo como un animal hambriento. Eran caníbales en potencia, más aún si veían algo a lo que no estaban acostumbrados. Todo estaba convirtiéndose en una horrible masacre.
Keito logró esconderse entre unos arbustos de color amarillo, tratando de emitir el menor sonido posible para no ser encontrado. En su interior sabía que había sido un terrible error el haber ido hasta allí, pero solo restaba pensar en la forma de poder sobrevivir.
Por suerte estos hombres no pudieron encontrarlo y se retiraron, dando por fin un pequeño respiro a toda la carnicería que se estaba presentando, que no estaba en los planes de nadie. Con claras señales de agotamiento, el Dr. Keito sale de entre los arbustos, sin saber qué hacer, adonde dirigirse, nada estaba claro. A partir de allí cada uno se jugaba su propio pellejo.


Al mismo tiempo en Bowie (Arizona)

Caminando por el larguísimo pasillo de la prisión St. Demian, el director de tal lugar un hombre llamado Augustus Favelle, rodeado de sus guardaespaldas se dirige a la celda 11, de mayor riesgo, posiblemente en busca de algo o alguien.
Poniéndose frente a uno de los guardias y observándolo con su habitual rostro de mal humor, expresa: - Quiero saber en este instante quién fue el enfermo hijo de puta que decidió liberar al convicto 326 David Noah. Quiero las respuestas ahora mismo o la van a pasar muy mal –
Obviamente el no había dado tal autorización, pero los guardias sabían que se jugaban algo más peligroso que su estado laborar, estaba sobre la mesa sus propias vidas. Pero en particular, uno de ellos fue el que lo había decidido, nada más y nada menos que Peepshow, quien era un homosexual que se sentía físicamente atraído por David y decidió liberarlo, ya que no soportaba verlo todos los días sin poder hacer nada.
- Fue Peepshow, señor – respondió Molina, el guardia más cabrón de todos los de la prisión, a quien no le importaba nada ni nadie.
Con una pequeña sonrisa irónica y encendiendo un cigarrillo, Favelle expresa: Vaya, vaya, vaya… con que fue ese marica reprimido. Pues bien, creo que ya no me es necesario aquí en este lugar –
- ¿Qué piensa hacer señor? – preguntó Molina, siendo uno de los pocos que se animaba a preguntarle cosas al hombre.
- Tomaré medidas, lo que haría cualquier persona. Solo que mis medidas son un poco más dolorosas – respondió Favelle, sabiendo perfectamente lo que iba a hacer.
Molina fue el encargado de llamar a Peepshow, quien estaba afuera con los demás convictos que se encontraban trabajando en la reconstrucción de la gran muralla de seguridad, cosa que odiaban hacer. El argumento de éste fue simple, Favelle necesitaba hablar con él en su oficina, por lo cual el hombre decidió ir hasta allí escoltado por Molina.
- ¿Para qué mierda me sigues? El idiota de Favelle necesita hablar conmigo no contigo, no molestes – expresó Peepshow, con su habitual mal humor y vos de afeminado.
- Porque me gusta verte el trasero cuando caminas, jajaja – dijo Molina, acompañándolo hasta la oficina del director.
Cruzando casi toda la prisión se encontraba la oficina de Favelle, al llegar hasta allí Peepshow golpeó la puerta, escuchando la vos del hombre que respondió: - Pasa, necesito hablar contigo –
Al entrar, éste se encuentra con los dos convictos más peligrosos dentro de esa prisión, Zowie “El Hacha” y Ferrero “El payaso asesino”. El primero estaba cumpliendo una condena de por vida por haber asesinado a toda su familia, sin dejar una sola persona en el árbol genealógico, y el otro era un asesino serial de origen español, conocido por seguir los pasos del famoso John Wayne Gacy, quien en los años 70´s se había encargado de asesinar a muchos jóvenes de diferentes edades.
Los mismos habían recibido la propuesta de Favelle de salir en libertad en ese mismo momento, pero antes de hacerlo debían cumplir con un pequeño trabajo. Todo esto demostraba que para ser el director de tal lugar no había que tener escrúpulos.
Ambos convictos se abalanzaron sobre Peepshow, desarmándolo y lanzándolo contra la mesa. Mientras Ferrero lo tomaba fuertemente de la cabeza, Zowie quien era un hombre de color muy robusto, le baja los pantalones y empieza a violarlo, dándole el “supuesto” merecido por la tontería que había cometido.
Esa fue la parte más leve, ya que mientras tanto Ferrero puso en práctica sus dotes criminales, introduciendo sus dos pulgares en los ojos de Peepshow, haciéndolo gritar como una niña de primaria. A todo esto, Favelle solo bebía de su vaso de whisky y reía a carcajadas con las atrocidades que estaban cometiendo estos dos hombres. No le importaban los criminales, los asesinos, las mujeres, los niños ni nada.. solo quería llenar su cuota de satisfacción y demostrar que podía hacer lo que quería.
Tras unos largos veinte minutos de violación y mutilación extrema, éste dijo: - Es suficiente! Creo que han hecho un gran trabajo, pueden irse – tras lo que Molina escoltó nuevamente a ambos hacia sus celdas, y en muy pocas horas obtendrían su libertad.
El director quedó a solas en la oficina con Peepshow, quien se encontraba tendido en el piso, con señales de mucho dolor. Había cometido el error de su vida, y allí nadie jamás se lo perdonaría. Las consecuencias eran fatales para el que fallaba en ese lugar.
- Pensé que podía contar contigo Peepshow, pero veo que me equivoqué rotundamente – decía Favelle, mientras sacaba una pistola Roscoe calibre 22 del cajón de su escritorio.
- Lo siento señor, por favor le suplico que me disculpe, por favor!! Fue un error, lo siento, por favor – suplicaba Peepshow, sin ojos, ensangrentado en el piso.
- Llévate tus suplicas adonde vayas a parar maldito hijo de puta! – expresó Favelle, disparándole seis veces al guardia, completando el castigo que le tenía preparado.
Así era como se manejaban las cosas en ese lugar y en los tiempos que se vivían, ya no había misericordia de nadie, era la supervivencia del más apto contra el débil, como la eterna lucha que siempre predominó en el curso de la vida.


Momentos de tensión


Mientras David, Milo y el Dr. Keito seguían sus respectivos rumbos, había una gran interrogante que colgaba del un hilo: ¿dónde se había metido el Rey Hoshi? Puesto a que siempre hacía lo mismo, desaparecer como si nada. Todos coincidían en que el hombre era sumamente misterioso, pero había ocasiones que uno se preguntaba qué traía entre manos.
- ¿Te has dado cuenta que el Rey Hoshi se fue de la misión? Calculo que el muy maldito habrá encontrado los tesoros y se marchó… es lo más probable – decía Milo, un tanto agotado de tanto caminar.
- No lo creo… lo que sucede es que nos está poniendo a prueba, de todas formas no podemos escapar porque nos mataría – agregó David, con bastante razón al respecto.
En eso, una terrible lluvia comienza a caer, las enormes gotas golpeaban muy fuerte y no presagiaba nada bueno, ya que el clima estaba en perfectas condiciones. Algo estaba sucediendo, pero no era nada aconsejable.
De a poco, comienzan a escucharse los pasos de personas que parecían venir marchando, como si fuese una especie de ejército sagrado que apareció de la nada. Efectivamente era el propio ejército de los Jisuka, que estaban dispuestos a proteger su reino a toda costa.
- Creo que aquí comienzan a empeorar las cosas – exclamó Milo, viendo que era imposible con la gran cantidad de hombres que poseía este ejército.
- Prepárate, aquí comienza lo peor – agregó David, en su habitual pose de pelea.
El ejército de los Jisuka contaba con unos 100 hombres, todos totalmente pálidos y con su armadura construida de rocas, lanzas, escudos y armas necesarias para la batalla. Era la muerte encarnada en esos hombres, ya que resultaba imposible vencerlos.
- ¿Tienes algún plan? – preguntó Milo, sin tener demasiada idea de qué hacer, mientras éstos se acercaban cada vez más.
- Solo pelea con toda tu alma – dijo David, empezando a correr hacia todos estos hombres.
A Milo le pareció una locura, pero era rendirse o morir en la batalla y un guerrero del calibre de ambos jamás renunciaría a una batalla. El reto más grande de sus vidas se había presentado, era el momento de demostrar todas sus capacidades.
Ambos comenzaron a luchar en ese clima lluvioso y totalmente oscuro, derribando a varios hombres, aunque estaban recibiendo un enorme castigo, ya que debido a su armadura eran muy resistentes. Constantemente caían al piso, totalmente ensangrentados y con muy poco poder de reacción.
- Es imposible, no podremos jamás contra ellos, debemos buscar la forma de escapar!! – gritó Milo, completamente desesperado y fuera de sí.
En eso, David se para nuevamente y realiza una patada giratoria en la cabeza a uno de los hombres que se le acercaba para atacarlo. La velocidad que el “quinto dragón” poseía era inigualable, totalmente fuera de este mundo. Sorpresivamente, al realizar esta terrible patada la cabeza del guerrero se desprendió, rodando por el piso, lo cual dio a entender algo…
Estos guerreros no estaban vivos, tan solo eran el espejo de lo que alguna vez pudieron ser seres humanos trabajadores, con una familia y defendiendo su territorio. Solo despertaban cada vez que alguien invadía ese lugar; por extrañas fuerzas habían logrado la facultad de poder levantarse y luchar cada vez que la situación así lo requería.
- Debes atacarlos en la cabeza, es así como quedan inutilizados permanentemente! – decía David, mientras continuaba atacando sin parar.
Milo hizo exactamente lo mismo, agarrando un escudo del piso y defendiéndose con el mismo, al mismo tiempo que aprovechaba la defensiva para atacar con el mismo, el cual era perfecto debido al gran filo y capacidad cortante que poseía.
Ya casi habían acabado con todos, una vez descubierta la forma de vencerlos no fue tan difícil hacerlo, más aún porque estos guerreros no eran muy inteligentes, tenían un pensamiento muy primitivo. Había llegado un punto en que el lugar se encontraba sembrado de cabezas por todos lados.
En un momento dado, David acababa de acabar a uno de ellos, cuando ve que Milo no estaba percatándose que atrás suyo había uno de estos con su lanza, a punto de atacarlo.
- Milo, detrás tuyo! – exclamó David, pero había sido tarde… el guerrero había logrado atravesarle la lanza a Milo en la espalda con una gran fuerza, dejándolo ya completamente inútil.
- Noooo!! – gritó desesperado David, atacando al guerrero y acabando con mucha furia con resto que aún quedaba en pie.
David había agotado todas sus fuerzas en esa batalla, ya no podía mantenerse en pie, por lo cual cayó desplomado de rodillas al piso, totalmente exhausto, sintiendo un poco de culpa por no haber podido defender a su compañero, aunque la suerte no le sonrió esta vez.
La fuerte lluvia seguía empapando aún más aquel tétrico escenario, que ya había pasado de ser la antesala de algo desagradable a una terrible masacre que no estaba planeada. Tan solo abundaba el espeso lodo y los cuerpos de aquellos que fueron doblegados en la batalla.
- Resiste Milo, no vas a morir, eres muy fuerte para morir tan fácilmente. ¿Conoces la historia de Loni Chi? Estoy seguro que alguna vez la habrás escuchado de boca de alguien. Por si no la sabes te la contaré… Loni Chi era un guerrero chino del siglo XVI; se dice que él solo derrotó al ejército del rey Kirish, un hombre despiadado y sin escrúpulos. Tal fue la valentía que tuvo Loni Chi, que el rey Kirish le ofreció ser el general de su nuevo ejército, ganándose toda su confianza. La vida tiene ironías que a veces no entendemos, una de ellas ocurrió aquel entonces, ya que Loni Chi rechazó la oferta del rey Kirish, desafiándolo a una pelea a muerte. No se sabe con certeza cuanto duró la pelea, pero se estima que fueron casi 22 horas de luchar sin detenerse. Loni Chi había logrado matar al rey Kirish cortándole la cabeza, que guardó como su pequeño tesoro. Gracias a esto pudo establecer la paz en toda la República y no volvió a elegirse a nadie que dominase el imperio – fueron las palabras de David, tendido en el piso y con gotas de lluvia que limpiaban su sangre.
- ¿Crees que puedas hacer lo mismo con Hoshi? – preguntaba Milo, soportando el dolor de tener la lanza atravesada.
- No podré vencerlo, estoy exhausto… … he perdido todas mis fuerzas, además… si consigue los tesoros nos dejará libres – decía David, quien en ese momento se sentía más débil que nunca.
- Por supuesto que puedes, eres el “quinto dragón”. Al principio no estaba muy convencido de eso, pero al verte combatir me di cuenta que eres el mejor guerrero de la Tierra. El Rey Hoshi no puede seguir vivo, si es así seguirá dominando todo Oriente y luego irá por el mundo entero – argumentaba Milo, perdiendo cada vez más sangre.
En eso, aparece el Dr. Keito quien luego de tanto caminar por fin había logrado encontrarlos; su aspecto estaba muy venido a menos, ya que también estaba bastante lastimado y pasó por circunstancias que jamás pudo haber imaginado desde que llegó a ese lugar.
- Veo que llegó la hora del descanso – dijo el hombre, viendo a ambos guerreros tendidos en el piso.
- Dr. Keito, ¿Dónde está Rigu? – preguntó David, logrando sentarse a duras penas.
- No superó la prueba – dijo éste.
- ¿Quiere decir que está muerto? –
- Así es, yo apenas logré escapar de unos… … ni siquiera sé lo que eran, ni de dónde salieron, lo único que sé es que querían matarnos a toda costa – respondió Keito, con la ropa rota y exhausto de tanto caminar.
- Debemos ayudar a Milo, si no logramos sacarle la lanza morirá desangrado – decía David, logrando pararse con la ayuda del hombre.
- Yo me encargo de eso, tú hazme un favor y encárgate de matar al Rey Hoshi – expresó Keito, tomando del hombro al “quinto dragón”.
En eso, se aparece ante ellos el poderoso Rey Hoshi con todos los tesoros que pudo encontrar, kilos y kilos de “lonsdaleite” los cuales valían una cantidad indescifrable de dinero, con la que se podía vivir durante cinco vidas enteras. El poderoso Rey colocó todas las reliquias en un cofre de cobre que había encontrado dentro de una de las cuevas.
- Así que tienen planeado matarme, vaya! Me ausento unas horas y veo que juegan a mis espaldas. Creo que en ese caso deberé deshacerme de ustedes – dijo el Rey Hoshi, sacándose la túnica negra que tenía, presto para la batalla.
Nunca nadie había visto luchar al Rey Hoshi, pero se decía que tenía un increíble poder, sabiendo trucos de ocultismo y magia negra, todo sumado a la enorme sabiduría que había cultivado desde pequeño. Siempre tuvo un acercamiento especial al lado oscuro, lo que lo llevó a convertirse en la abominación que tanto temor representaba.
- No puedes salirte con la tuya Hoshi, mi misión es detenerte cueste lo que cueste – decía David, débil aún, pero sabiendo lo que debía hacer.
- Pensé que eras más listo, de verdad. Ahora solo te queda morir, insecto patético – expresó el Rey Hoshi.
Ambos se colocaron frente a frente, dispuestos a desatar la mayor batalla de la historia. Los dos eran muy poderosos, pero Hoshi corría con más ventaja, ya que tenía las fuerzas intactas, sin haber pasado por ningún obstáculo aún. Precisamente él fue el primero en atacar, lanzando un enorme golpe de puño en el rostro a David, con una gran velocidad y una fuerza de 20 caballos en las manos.
Hoshi emitía un grito de mucha furia cada vez que atacaba, los cuales servían para intimidar al oponente. No paraba de lanzar golpes, puñetazos, patadas combinadas, las cuales hacían muchísimo daño a David, que intentaba detener los golpes pero no podía, su velocidad ya no era la misma y había desgastado mucho sus energías. Se podía decir que estaba en el momento de mayor riesgo de su vida.
Realizando un gancho en la mandíbula, Hoshi logra desplazar a David a varios metros, desparramándolo en el piso y con una risa malvada que nacía de él; todo esfuerzo parecía en vano, de verdad era muy poderoso y lo estaba demostrando.
- Tu estupidez llegó al extremo muchacho. Te ofrecí la libertad a cambio de un pequeño favor, ya había cumplido mi objetivo, solo nos restaba marcharnos y serías libre para siempre, pero no… el muy idiota decidió morir luchando. Ahora no tienes forma de regresar – expresó Hoshi, señalándolo con el dedo índice en todo momento.
- No tienes nada de dignidad maldito! Solo te interesa el poder y tu satisfacción personal, y te haces llamar un guerrero? Eres patético – dijo David, mientras intentaba levantarse, con los puños firmes en el suelo.
- Cómo te atreves!! – exclamó el Rey Hoshi, avanzando hacia el muchacho, lanzándole unos 100 golpes de puño en el estómago en menos de 5 segundos.
David cayó de rodillas, para luego terminar desplomándose en el piso, ya sin ningún poder de reacción. El oscuro lugar estaba empapado en sangre, la lluvia no cesaba y el panorama se ponía cada vez peor. Eran tiempos en que la esperanza ya se había perdido, no existían los favores y la gente se revelaba cada vez más; el deseo de placer y autosatisfacción estaba a la orden del día, solo eso parecía importar.
- Yo soy el Rey Hoshi, nadie puede detenerme! Con estas riquezas construiré un mundo donde solo los más fuertes podrán sobrevivir, construiré un mundo diferente, donde la gente me tratará como un dios –
- No triunfarás nunca con ese pensamiento – opinó el Dr. Keito, quien estaba harto de esa situación y ya no le importaba estar a las órdenes del peligroso hombre.
- Tú eres una basura al igual que todo el resto, eres la perfecta muestra de la debilidad humana. Ni siquiera son conscientes del error que cometieron al enfrentarme, ahora no tienen ninguna posibilidad de sobrevivir – dijo el Rey Hoshi, sin titubear en ningún momento sobre matarlos, como al fin y al cabo lo hacía con todos.
Milo se encontraba aún tendido en el piso, Keito había logrado extraerle la lanza y detener un poco la hemorragia que habían causado sus heridas, aunque necesitaba de mucho tiempo para reponerse, la herida era muy profunda, lo cual le dificultaba respirar y no podía ayudar en nada.
- Sabes… En algún momento creí que de verdad eras el “quinto dragón”, aquel guerrero que dice ser invencible, pero me equivoqué y muy grande; no eres más que un parásito que busca morir, como todos – decía Hoshi, demostrando su superioridad.
David logra levantarse a duras penas, sabiendo que no podía rendirse tan fácilmente, ya que era la única esperanza que existía sobre la Tierra para poder derrotar al Rey Hoshi y derrocar su imperio de una vez por todas.
- Soy el “quinto dragón”, y voy a cumplir con mi misión – expresó el muchacho, llenándose de energía, alimentando su alma y espíritu, fortaleciendo su mente y juntando todo el poder de la naturaleza en su cuerpo.
Tras unos pocos segundos de meditación y silencio, David se lanza al ataque, lanzando los mismos golpes que anteriormente y a la misma velocidad, tal vez menos inclusive, pero con la diferencia que sus golpes eran mil veces más poderosos, los cuales hicieron mucho daño a Hoshi, que no podía creer que alguien lo lastimara de tal manera.
La sucesión de golpes mortales se dio por casi un minuto, donde David jamás dejó de impactar uno solo de sus ataques, lanzando al piso por primera vez a Hoshi, al cual tras el impacto se le desprendió la máscara que cubría su rostro y mostrando su verdadera persona.
Orusuka Hoshi tenía el rostro completamente quemado, tras incendiarse su casa cuando él era muy pequeño, a manos de un clan asesino conocido en aquel entonces como “La sagrada unión”. El pequeño Orusuka había logrado escapar, pero apenas sobrevivió, ya que había sufrido quemaduras muy graves.
- Has buscado tu muerte muchacho! – dijo el poderoso Rey, levantándose y juntando una gran cantidad de energía en sus manos, pudiendo catalizar un gran poder que sabía controlar con la mente.
Tal fue el poder que acumuló Hoshi que logró matar a Milo, quien ya hacía un buen rato se encontraba agonizando. No solo eso, hasta podía hacer temblar las rocas y provocaba una ventisca que movía las hojas de los árboles.
David por su parte estaba muy furioso, pero logró concentrar su energía negativa y alimentar su espíritu, en busca del mayor poder, que pudiese permitirle realizar una exquisita técnica y así poder derrotar al Rey Hoshi.
- Muereeee!!! – exclamó Hoshi, lanzando un terrible golpe con el puño a una increíble velocidad.
Por su parte, David estaba tan concentrado que pudo leer sus movimientos paso por paso, esperando que lograra acercarse y finalmente pudo realizar “la furia del águila”, propinándole un terrible golpe en la frente a su oponente, lo cual lo paralizó por completo, llenando en pocos segundos sus ojos de sangre, cayendo violentamente al piso. Era la primera vez que realizaba tal técnica en una batalla.
David Noah había logrado matar al Rey Hoshi, gracias a la magnífica sabiduría que poseía, además de no rendirse ante nada ni nadie. Gracias a él, pudo derrocarse el ostentoso imperio del Rey Orusuka Hoshi para siempre, trayendo nuevamente la paz.
Muchas personas habían muerto en esta terrible masacre en el reino perdido, no era fácil lograr salir vivo de allí, por tal motivo solo dos personas sobrevivieron a tal matanza. Era el momento de volver a empezar, la vida de nadie sería igual a partir de este punto, fue como algo que alteró el transcurso natural de la vida.
- Es hora de volver a casa – expresó el Dr. Keito, tomando del hombro al muchacho, en señal de que ya todo había terminado.


6 meses después

David Noah había regresado a la ciudad de Tulsa (Oklahoma), el lugar que lo había visto crecer y donde aprendió todo lo que sabía. Allí era donde mejor se sentía, además podía volver a encontrarse con las personas que significaron algo en su vida y por las que sentía un afecto especial.
Una cálida mañana, éste se encontraba caminando por el mercado de la ciudad, viendo a su ex novia Lucy, que ya estaba casada y además tenía una pequeña hija. Él solo la miró y sonrió, sabiendo que había podido formar una familia feliz y tranquila, que a su lado hubiese resultado imposible.
La bella mujer también logró verlo, por lo cual se sorprendió en exceso, ya que hacía años que no lo veía. La sorpresa fue grande por ambas partes.
- ¿David? No puedo creerlo, de verdad eres tú – dijo Lucy, con un rostro de total asombro.
- Sí, soy yo… hace años que no te veía. Por lo que veo formaste una familia – expresó David, tocándole la cabeza a la niña, que estaba agarrada del brazo de su madre.
- ¿Dónde te metiste todo este tiempo? – preguntó la bella mujer.
- Es una larga historia… ¿no vas a presentarme a tu esposo? – dijo David, un tanto más suelto que antes.
- Oh claro, disculpa. David, él es Bill Bowman, la persona con la que tuve la fortuna de casarme hace tres años, y ella es mi pequeña hija Rebecca –
- Gusto en conocerte… - expresó Bill, estrechando la mano de David.
- Igualmente… - respondió éste.
Tras unos instantes más de charla, ambos se depidieron, quizás para siempre..eso nunca podía saberse a ciencia cierta. Pero todo tenía su lado positivo, ya que David había logrado esa paz interior que tanto estaba buscando durante todo ese tiempo.
Pasando por una pequeña tienda ve encendido un viejo televisor, el cual estaba sintonizado en un canal de noticias. Tal fue el asombro de éste que hacía años que no veía un televisor, que se quedó a escuchar las noticias…


- “Esta mañana se reportó el robo del “Bimgloo”, la preciada escultura que poseían los habitantes en Bangkok, que según ellos les proporcionaba la fuerza y la salud necesaria para vivir muchos años. No se sabe con exactitud quién fue el responsable del robo de semejante escultura, pero se estima que pudieron ser los Hermanos Poi, un peligroso clan asesino que hace años domina toda el área de Tailandia. Si esto llega a comprobarse, los habitantes de Bangkok ya pueden dar por perdido el “Bimgloo”, puesto que no hay nadie que pueda hacerle frente a los Hermanos Poi. Soy Tianna Taylor para TXN News. Seguiremos informando…
Soulvalentino01 de mayo de 2009

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